Capítulo 26 El pasado regresa

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Fría era la noche, los pinos, árboles chocaban contra las hojas del otro; provocando un ruido tranquilizante, las fuerte olas del lago que azotan con fuerza en las orillas de la playa se llevaban el pesar. Un ambiente sin más vida a esas horas de la madrugada.
2:45 de la madrugada y el silencio que yace en los dormitorios solo se veía interrumpido por los ronquidos de Aron, y el retumbar de las ramas que chocan contra la ventana.
Procurando no moverse de más para así no despertar al joven que permanece quieto e indefenso, después de la tarde solo lo levanto en sus brazos para acomodarlo en la cama. Su posición tranquila, acostado de cuchara como algunos dicen. Respiración que empezaba a transpirar paz, cada movimiento que hacía; sacaba un pequeño quejido de dolor, su espíritu estaba roto, su cuerpo aún temblaba y su único consuelo es sentir el calor y cuerpo de Tom. Siendo lo único que podía alentarlo a dormir, tomo su mano derecha para apretarla con fuerza y llevarla a su pecho. Gesto que dibujaba una sonrisa para el mayor, quien aún no podía conciliar el sueño.

Sus brazos los sentía pesados, su energía todavía no se recargaba, no obstante un pequeño chillido agudo lo alarmó.
Ese chillido se atenuaba a solo unos metros fuera del campamento, dentro de el espesor y frío ambiente del bosque.
Para evitar que alguien los intentará lastimar, rodeo con sumo cuidado al jovencito evitando no caer sobre él o despertarlo. Con su cuchillo táctico, salió precavido de no ser observado por nadie,blos charcos que dejaba la llovizna le daban una sensación viscosa y resbaladiza a la tierra. Siguiendo ese ruido que conoce a la perfección, lo llevo a subir una pequeña colina dentro de la oscuridad de ese bosque.

El lugar empedrado, lleno de hierbas que cortan con solo frotarse, las espinas de los arbustos podían llegar a enterrarse en los pies si no se lleva el calzado correcto. Al momento de llegar
su respiración y mente las mantenía tranquilas, el ruido había cesado, agudizando su oído y reflejos... unas pisadas ligeras como una pluma se dirigían con velocidad a su dirección. ¡Empuñando su cuchillo que chocho con otro que venía en su dirección! Un enfrentamiento de habilidades similares en fuerza, resistencia, perseverancia en destrozar a su oponente con una rabia en los ojos de su oponente.

Este con un altura menor, así como Tom; una capucha oscura y bandana que oculta su rostro, lo único que se puede ver en la oscuridad es el pálido color de su frente y esa cicatriz que traspasa su ojo derecho. Pasaron no solo a ataques y desarmes, también fuertes patadas y golpes que con inteligencia detenía. Por fin sentía su paz interior explotar y en un rápido y agresivo contraataque desarmo a su rival, inmovilizado sus piernas, brazo derecho y arrinconarlo contra el tronco de un pino, pegando su afilado cuchillo en el cuello del otro.
Solo levanto las manos y sin dejar de verlo dijo con una voz doblegada:
-Que gusto verte de nuevo... hermano.

-Yo no diría lo mismo.

Un joven como de su edad, gracias a su voz se podía determinar una entre 27 y 28 años.

-Porfavor Tom... No creerás que me matarás, después de todo somos hermanos. -soltando una risa seca, amarga y sicópata.

-No somos hermanos y si podría matarte, solo tengo deslizar un poco mi cuchillo.

-¿Ni siquiera me consideras tu hermano de armas? -formulo con un tono burlón.

-Considerarme tu superior...

-¡Oh! Te vas seis meses y ya te sientes muy muy porque estás de incógnito como uno de dos idiotas... cómo les dicen. ¡Ah si! ¡Espías! -escupió con rabia y burla.

-Eso a ti que te importa, a menos que solo estés de paso mejor cierra esa boca o yo mismo te haré otra cicatriz en la cara.

-Hablando de cicatrices, porqué no me enseñas la tuyas, lleva tiempo que no veo tu rostro.

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