Capítulo 42 Sabotaje en el laberinto

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La noche había llegado, el clima se hacia frio y lluvioso, en el campamento tuvieron un día muy agotador y lleno de emociones que envió a todos a tempranas horas de la tarde noche. No obstante no todos se fueron a la cama, porque Tom salió de su cabaña para salir a esperar a su fiel compañero y hermano de armas al que abecés lo desesperaba por su poca paciencia y energía explosiva -comparado con Royer ambos son caracterizados por su poca falta de sutilidad en sus cosas, en cambio con Max; su inquietante sed de caos abecés causaban estragos de mayor nivel.

Antes de salir de su cabaña vio al jovencito que tenia en su misma cama; le parecía tierno verlo como le salía una pequeña gota de saliva de su boca -se la limpio con la sabana-, y como suspiraba al estirarse. Ese jovencito no solo le gustaba, si no que tambien significaba un cambio enorme en su vida, un cambio que quería contarle a su compañero. 

En la oscuridad de la cabaña se sintió con la seguridad de quitarse su bandana y se despidió dando le un corto pero cálido beso en la frente del menor. Casi se podría decir que vio perfectamente que cuando le dio el beso se le dibujo dibujo una enorme sonrisa al mas chico.

Habían acordado en verse a horas en que el sol bajara para encontrarse en una ubicación cercana: la cabaña del lago. Gracias a que esta en el mismo camino con dirección al laberinto y otras zonas importantes del programa, quedarse ahí esperando a su compañero no seria ningún problema. Llevaba casi una hora esperándolo y no aparecía, así que se para matar el tiempo estaba tallando unos pequeños tótems del tamaño de una nuez y uniéndolos con un cordón de cuero. Un hermoso brazalete que estaba terminando con esmero y cuidando los detalles de los animales que tallaba con un pequeño cuchillo, pues seria un preciado regalo para un persona especial que no podía quitarse de la mente. Y de entre los espinosos arbustos apareció Maxwell, lleno de ramitas secas y un tanto agitado por estar corriendo kilómetros sin parar. 

-Llegas tarde. 

-Perdona me... Estaba corriendo desde mi refugio. 

-Creo que estabas a unos cuantos de mi campamento. 

-¡Ah si! Tuve que mudarme un poco mas lejos... digamos que recibí una visita inesperada, una que por poco y me traga. 

-Necesito que estés cerca de mi y de Drew, no puedo proteger a los campistas y al muchacho al mismo tiempo. -dijo sin dejar de tallar un pequeño canario de madera. 

-No quería ponerlos en riesgo... y... ¿Qué demonios estas haciendo? -interrogó al ver a su compañero concentrado en esa artesanía. 

-Nada que sea de tu importancia. 

-¡Aw! Quien diría que mi hermano del alma y líder de equipo tendría sentimientos. 

-Cállate. 

-Ese niño... te tiene muy concentrado, jamás te vi así antes. 

-Pensé que seria un bonito detalle regalarle algo para que me recuerde. Una compañera me conto que Jake se le rompió un collar; uno que es de mucha importancia para él. 

-Es lo único que podrá obtener de ti, después de que todo esto termine ni siquiera tendrá una foto o un numero de teléfono. 

-Ni me lo recuerdes... pensar en dejarlos, no volver a verlos, estar con... él. Me rompe el alma, siento que se corrompe una ves mas. 

Max se sentó en uno de los botes para descansar las piernas y platicar mejor con su hermano. 

-Así es esto hermano, nos infiltramos, trabajamos, ejecutamos y después nos retiran para llevarnos lejos a la siguiente misión. A propósito, ¿ya sabes cual será la siguiente? 

-Todavía no, aun sigo ganándome la confianza de la agencia de inteligencia. 

-Yo ya recibí la siguiente, admito que no será como esta... eso espero. Sera en la rivera Maya en las selvas de México, debo de investigar ciertas desapariciones de turistas que pocos afirman que se los llevo una especie de hombre pez o algo por el estilo. ¡Sera divertido! una nueva aventura, en un clima bonito para broncearse, a puesto que tambien necesitas un poco de sol ¡estas muy pálido! Recibir buena comida, buena música, gente agradable y espero que ningún puto monstruo aparezca cada que me intento preparar mi comida. Piénsalo, podrías disfrutar de las olas del mar y dormir un poco, despejar tu mente de este feo lugar. 

Campamento Desventura el libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora