Una gloriosa mañana para disfrutar de los vientos suaves y frescos que llegan con la sacudida de las olas. La misma marmota que ya es parte del campamento, aprovechaba que la mayoría de los humanos estaban perdidos en sus ronquidos para robarse las golosinas de la joven australiana y dejar migajas sobre la cama de Aron -ese pequeñín sin querer iba a causar una guerra entre esos dos-. Como cómplice de sus travesuras; el pelirrojo amante de las explosiones y guerrillas con las innumerables ardillas que tanto suele cazar, disfrutaba de unas deliciosas barras de chocolate de edición limitada que guardaba la rubia para una ocasión especial.
En las afueras de las cabañas, un pequeño parque de deporte recreativo para quienes disfruten de una buena caminata, carrera sobre la grava, saltos de alto rendimiento y distancia, así como barras hechas con troncos de madera cuya finalidad es ejercitar los músculos. Disfrutable para Tom que se propone a disfrutar que no hay nadie mas que lo interrumpa en sus rutinas de ejercicios. Corriendo y saltando sobre los obstáculos que hasta haría ver a atletas profesionales como unos simples novatos, sus habilidades en agarrase con fuerza de la barra y poner a prueba su fuerza que con cada movimiento resaltaban esos músculos esculpidos -cualquier persona que lo viera no podría evitar poner ojos bobos a la vista-. Pero, no necesariamente alguien tendría que estar interrumpiéndolo para desnudarlo con la vista, que es el caso de Jake que estaba escondido detrás de unos arbustos buscando un mejor ángulo para ver al chico de ensueños.
Cada vez que Tom hacia una acrobacia o flexionaba sus tonificados brazos, el sudor que cae de su frente y que resbala por ese formidable pecho que el joven peli azul desea tocar con deseo, bien se podría decir que el jovencito se limitaba a hacer algún ruido o movimiento para que no lo descubrieran -si que el muchacho se sonrojaba a mas no poder a la idea de que el agente se quitara su playera, y ver con detalle esa piel pálida y esos calurosos cuadros en el abdomen.
Sin que nadie las viera; Amy y Ellie caminaban con sumo sigilo con una mirada e intenciones bromistas para asustar al joven que ni se percataba de que en unos breves segundo Amy, con voz tenebrosa susurro al oído de esté:
-¿A quien espiamos?
Como si hubiera escuchado a un fantasma, Jake casi pega un grito del susto y por poco se cae de su escondite. De inmediato volteo a ver a las chicas que trataban de contener sus guasonas risas y que no podían ocultar el sonrojo ante la broma. Sintiendo la furia que quería reclamarles a gritos, sabia que eso los delataría y parecería un pervertido a la vista de Tom por estar espiándolo, o al menos eso pensaba.
-Maldición chicas, qué carajos les pasa por poco y me dan un infarto.
-Uy si como no -decía Amy, en un tono burlón-, y tú no te ves como un pervertido espiando a tu novio.
-El no es mi novio, bueno, aún no lo es...
-Entonces -tercio Ellie, poniendo ojos picaros-, ¿cuándo se lo vas a decir?
-¿Decirle qué?
-Ay no te hagas, llevas como una hora espiando al chico que te tiene loco y babeando cada vez que lo ves.
-!Ellie! por favor no lo digas tan fuerte, alguien podría escucharte.
-Medio campamento a parte nosotros, saben que estas enamorado de Tom.
-Toma un poco de valor Jake y dile lo que sientes por él. -aconsejo Ellie, en un tono mas calmado y queriendo ayudarlo.
-Si quiero decirle, pero no sé como confesárselo, nunca encuentro un buen momento para decirle. Él siempre suele ser a veces muy reservado o siempre esta ocupado.
-Jake, Jake, Jake -balbuceaba Amy-, si tienes problemas en que tu novio tiene un descomunal garrote escondido en su pantalón y no sabes como desnudarlo, nosotras te podemos dar unos buenos consejitos.
ESTÁS LEYENDO
Campamento Desventura el libro
RandomEn un programa de televisión en vivo y en directo, un grupo de concursantes se aventuraran por 8 semanas en un antiguo campamento, sometidos a retos que no cualquiera podría soportar, comida que solo dios sabe que es, una serie de acontecimientos, m...