Capítulo 59 Asencion

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El barco se dirigía a toda velocidad. Cada pasantes estaba listo para dar su vida por lo justo y la paz.

Grett tenía un solo blanco y un objetivo; chocar contra el otro barco.
Desprevenidos los soldados por estar luchando contra los pequeños monstruos verdosos y pelando contra las plantas carnivoras que se acercaban a su barco. Mientras que los armados disparaban con todo lo que tenían, otros se prestaban a subir las enormes cajas llenas de oro y joyas preciosas.  No sé daban cuenta de que un gigantesco barco se acercaba a su posición.

-¡Sujetense fuerte!

¡Tanta velocidad y peso del barco lo convirtieron en una lanza gigante que impacto contra la parte trasera del otro!
El impacto sacudido a ambos y obligando a quedar varados contra la superficie.

-¡Ataquen!

Los pasantes subieron al otro y comenzaron a disparar con sus mismas armas. Peleando con machetes, picos, todo lo que encontraron en el barco lo volvieron un arma para vengar a los caídos.

El caos reinaba en las tierras de Patakawa. Lo que alguna vez fue un hermoso paisaje verde, lleno de vida y paz, todo se convirtió en un juego para sobrevivir a la oscuridad.

Jake, Ellie y Gabby corrían entre todo el caos emergente.

Los soldados ya ni les tomaban importancia. Estaban más entre todos peleando contra los demonios pálidos y esos lobos esqueléticos.

Los grandes monstruos de piedra que la bruja creo, estaban aplastando a los mercenarios y arrojando grandes piedras para destruir todo lo que tocaran.

Los ríos y praderas estaban en llamas y manchados de sangres. Los hermosos pinos y árboles junto con los arbustos de brutas estaban consumidos en un mar de llamas y destrucción.

Gabby se resbaló con una rama, esa misma que encontraron cuando fueron a la tumba de la bruja. Esa raíz la agarro del pie y comenzaba a jalar la para llevarla con su ama.

-¡Ayúdenme!

Jake saco su cuchillo y de un tajo corto la chillona raiz. Ellie ayudo a Gabby a levantarse y entre los tres se agacharon para correr de ese caos.

Los pasantes tomaron ventaja y con valentía salieron de la costa para adentrarse en el bosque y ayudar a detener a los corruptos y destruir la máquina.

En la cueva, Jared estaba tranquilo, acariciando la máquina como si sintiera el afecto.

-Despues de tanto tiempo... Pronto mis sueños se harán realidad, no es así.

El pálido joven estaba hablando consigo mismo, Harrison lo estaba viendo desde lejos mientras escuchaba las explociones y toda la guerra que surgía afuera.

-Mamá, Papá... Deberían de estar orgullosos de mí, de su pequeño hijo Jared. ¡Por fin lo logró! Todos verán un mundo que es como yo... yá no voy a estar solo.

Pronto este mundo será como yo... será como yo... será como yo. A mí imagen y semejanza.

-"¡Que loco está este tipo!" -se decía en la mente Harrison.

-Esos monstruos me hacen sentirme... en casa. Estoy en casa mami y papi... Pronto iré a visitarlos con mis nuevos amigos.

Elizabeth estaba con otros seis soldados subiendo maletas llenas del tesoro, las cuales estaban cargando en un camión de carga.

-¡Muevan se idiotas, este oro no se va a subir solo!

Del camino empedrado y a penas accesible llegó Carlos. Agotado y aterrado por ir a la destrozada isla y no encontrar señal alguna de su esposa, llegó en una moto de campo.

Campamento Desventura el libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora