Campamento Desventura el libro

Capítulo 46 Un sacrificio doloroso

En la mañana cuando a penas salían los primeros rayos de luz del día, el viento resoplaba con mayor persistencia en mecer las gruesas ramas de los pinos. La marea del lago estaba subiendo por la estruendosa lluvia que no paro en toda la noche. Las aves de toda la zona cercana al campamento y llegando a la zona norte se habían esfumado cuando vieron la luz, solo quedaba un boque grande y frondoso pero sin vida animal -ni siquiera había indicios de los molestos insectos, pues al parecer prefirieron irse cuando notaron que por un rato la lluvia aflojó lo suficiente para irse en primeras horas.

Los restos de humo negro que se contemplan en las montañas del norte daban un aspecto tétrico, triste e incluso frío. Ese humo todavía no se disipaba por completo, así que Tom aprovechando que nadie se había levantado salió de su cabaña y se dirigió a las orillas del lago para sacar los binoculares y revisar a detalle el mensaje que Aron le había mandado.
Llegaba a divisar como a esas horas tan tempranas los mercenarios cruelmente obligaban a los ex pasantes y a los anteriores concursantes a trabajar, sin importar que hiciera un viento frío y que la llovizna no paraba de molestar.

A lo lejos diviso a Aron y a otros jóvenes recogiendo los escombros y troncos quemados.

-Tengan mucho cuidado muchachos.

Dijo Tom para si mismo al notar como los mercenarios los golpeaban con coraje, aunque no podía ver mucho a detallé y escuchar debido a la gigantesca distancia, bien crecía en su interior la necesidad de dejar todo atrás e ir a rescatarlos ¡pero sería muy riesgoso! Si alguno de esos malhechores lo alcanzaba a ver asesinando a un compañero o rescatando tan solo a uno, podría poner en peligro la vida de los demás concursantes y de sus más allegados. Solo podía ver pero no actuar, aún no es el momento de hacerlo. Sin embargo eso no quiere decir que no hará nada para ayudarlos en su posición. Y justo cuando estaba por regresar al campamento para idear una estrategia, escucho el grito de agonía de un venado.

Alarmado y con cuchillo en mano se agachó en la espesa hierba para tener una posición menos riesgosa. Con precaución avanzó hasta llegar al lugar de donde venían los gritos hasta que se apagaron en seco. Un rastro de sangre fresca que desprendía el vapor caliente del animal que fue atacado. Continuo siguiendo el rastro de sangre hasta que llegó a dar con un árbol, siguiendo lo con la mirada y sin dejar de bajar la guardia sintió helar su sangre cuando contempló al animal destripado en la copa de un árbol.

-No es posible.

Marcas de grandes garras y de pisadas similares a las de un oso grizzly pero solo las traseras , porque las otras marcas se asemejaban a una gran mano semi humana. Eso solo significa una cosa... Un caminante había salido de la cueva. ¡No sé sabe con exactitud! Pero de algún modo uno de esos demonios logro salir cuando en el momento de que se apagaron las luces, y antes que los soldados encendieran sus lanzallamas para evitar que algo saliera en la noche, posiblemente uno logro salir y antes que pudiese atacarlos fue ahuyentado con el fuego.

Una sensación de ser vigilando lo alarmó más. Algo lo estaba viendo en el interior del bosque, pues el cielo estaba nublado en esa zona, perfecto ambiente para una criatura de la oscuridad.

Tom agudizó sus sentidos y listo para enfrentar a la bestia solo dijo: -Que esperas maldita bestia, aquí estoy.
En cambio nada aparecía de los alrededores, aún si fueran muy silenciosos, esas criaturas les gusta imitar la voz humana para atraerlos y devorarlos lentamente. Pero nada pasaba, solo se vio una pequeña silueta casi humana; a gatas, tambaleante, que saltaba y corría entre la hierba hasta que se perdió en el bosque.

Algo más lo estaba viendo, si no era un caminante entonces alguien o algo más lo estaba viendo. No obstante lo que dió caza al venado agarro una pata trasera y lo arrastró para irse a paso fuerte y pesado adentrándose en la oscuridad de la flora.