Capítulo 30 Árboles en peligro

135 25 110
                                    

A la mañana siguiente el sol resplandecía con su energía cálida, el bochorno del aire permite despejar su cuerpo con prendas ligeras y suaves.
En el Gran comedor el trío de chicas interrogaban a Jake como si fuera un famoso a punto de revelarles a detallé su vida.

-Ya dinos Jake -suplicaba Gabby-, ¿lo viste desnudo?

-¡Gabby! Eso no se debe de preguntar. -regaño Ellie-. Aunque... me deja un tanto intrigada si lo viste.

-Yo se que si se lo vió, y por sus nervios en su cuerpecito, seguro es de buen tamaño.

-¡Ay chicas como se les ocurre! Sí, lo ví a penas con una toalla. Por desgracia no ví mucho pero si quieren saber más les puedo dar una pista. -con sus manos las separo hasta casi tener el largo de su antebrazo.

-¡Oh por dios! -expreso la morena, llevando sus manos a la cara para tratar de ocultar su sonrojo.

-¡Sabía que no eras un niño tan inocente!

-Si lo soy Amy, solo que fue un momento que ninguno se esperaba.

-Eso dice. Anoche bien le dije que es muy pronto para comer su... postre y por como lo dices... es uno de tamaño pepino.

-¡Hay no se ni porque se los cuento! Solo me hacen sentir nervios al imaginarlo. 

-Oye y... cuando dormiste en su cama... ¿no aprovechaste para?... -formulo la morena, haciendo ojitos coquetos.

El sonrojo del peli azul se subió hasta la frente y su voz temblaba hasta tartamudear:

-¡Qué, no como crees! si solo me dejó dormir con él porque anoche hacía frío y gracias a Amy mi cama está hecha pedazos.

-¡Ya ya! Solo te escucho quejarte y no agradecerme.

-¿Porqué tendría que hacerlo?

-Gracias a mi cuerpecito tú pudiste dormir con tu chico, ya si no aprovechas a tocarlo y saborearlo, es porque eres muy menso.

Las risas y bromas de las chicas lo hacían gritar por dentro y desear estar pescando o bailando para salir de ese incómodo círculo de amigas. Aún lado de ellos Aron y Royer competían quien podía comer más bocadillos del chef Octavius -esa mañana el hombre no tenía la misma amistosa sonrisa, envés de eso; tenía ojeras como las de un mapache y bostezaba a cada rato debido a la falta de sueño-, probando los desayunos y disfrutando de no estar cocinando para sobrevivir, las ocurrencias de los campistas eran divertidas para las chicas. Escuchar la dulce risa y melodiosa de Ginny iluminaba los ojos azules del pelirrojo; de un bocado se metió cinto pastelitos dándole el gane definitivo.

-¡Desgraciado hiciste trampa!

-Royer puede ser muy irritante, extraño, bobo, lujurioso en retos, alguien que actúa antes de pensar bien la cosas pero él nunca ha e trampa. -defendió Colin, con un porte firme y sutil.

-¿Qué tanto le ves a ese bobo? -interrogó Grett dirigiéndose a la joven hippe.

-Creo que es... lindo.

-¿Lindo? Ese tarado apenas y sabe cómo ir al baño. El otro día yo estaba por entrar después de que ese atarantado salió y lo que ví me dejó asqueada: los inodoros estaban batidos con sus orines.

-¡Que asco! -expreso Hanna-. Qué no sabe ir al baño o que le pasa.

-Me es difícil de imaginar. Él siempre dice que prefiere ir al bosque, es más higiénico y no lastimamos a la naturaleza.

-Eso dice él, pero la verdad es que ese retrasado no te merece. Deberías de considerar que cuando ganemos y seamos famosas podrás tener a cualquier hombre que desees.

Campamento Desventura el libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora