SCARS

Capítulo 43 parte 2

COMO MUCHOS NO PUDIERON LEERLO DESDE EL MISMO CAPÍTULO 43, DECIDÍ SUBIR LA SEGUNDA PARTE POR SU CUENTA. 

Annaleigh POV

Mi corazón latía demasiado fuerte ante la penetrante mirada de Will. Sabía que si seguíamos como hasta el momento no haríamos más que ir en círculos en una relación que a lo único que nos llevaría sería a destruirnos a nosotros mismos. Yo no quería lastimarlo y estaba segura de que él a mí tampoco, pero aun así habíamos estado yendo por el camino incorrecto todo este tiempo. El ocultarnos cosas era nuestra mayor debilidad porque, aunque lo hacíamos para no herir al otro, siempre terminábamos enterándonos y lo único que lográbamos era que el golpe fuera aún más fuerte del que podría haber sido siendo honestos con nosotros mismos.

Will unió su frente con la mía, sin quitar sus ojos de los míos y me miró en silencio por unos largos segundos.

—Te prometo que las cosas cambiarán, Anna —susurró a centímetros de mis labios.

—Te amo tanto que duele, Will.

Y era verdad, las lágrimas aun rodando por mi mejilla no podrían expresar mejor las palabras que inconscientemente acababa de decir. Amar a William Holworth era una de las cosas más dolorosas y a la vez más hermosas que jamás podría haber experimentado. Fue inimaginable como nuestra relación fue del odio al amor en tan solo una noche, pero aquí estábamos, ambos luchando por seguir adelante con nuestra relación, amándonos incondicionalmente, intentando alejar a los peligros que nos rodeaban, intentando alejar al cínico de Charles, un hombre maduro lo suficientemente idiota como para invertir su tiempo en dos adolescentes y lo suficientemente enfermo como para querer hacernos daño, sin importar cuál hubiese sido la causa, eso estaba fuera de los límites.

Will pasó un mechón de cabello tras mi oreja, secó con sus pulgares mis lágrimas con delicadeza y, tras besar mi sien dulcemente, se alejó de mí.

—¿Daxton se ha ido?

—Will, por favor no peles con él —supliqué—. Él sólo me ha dicho esto porque te quiere y se preocupa por ti.

—No quiero pelear, Anna. Sólo necesito hablar —dijo haciendo énfasis en la última palabra.

—Está abajo. Le dije que se fuera a su casa pero se negó. Él es un buen amigo.

—Lo sé, mi amor, lo sé.

Mi amor. Aquello parecía totalmente fuera de contexto teniendo en cuenta lo que había sucedido en las últimas veinticuatro horas, pero aun así no pude evitar la hermosa sensación que me provocaban. Seguía siendo su amor y, a pesar de todo lo ocurrido, todo seguía como antes. Lo único que deseaba era que las cosas mejoraran de ahora en adelante, que realmente cambiaran y que lo del día anterior no sucediera otra vez. Por supuesto que Will tenía todo el derecho a recordar a sus padres, pero no de esa manera, no destruyéndose a sí mismo.

Will salió de la habitación pero controlé mis ganas de seguirlo. Si quería que las cosas cambiaran quizá este era el momento de empezar. «Debes confiar en él» me dije a mi misma aunque todos mis instintos me alertaban que no era una buena idea.

Me recosté en la cama de Will e inmediatamente dejé mis párpados caer. Eran más de las diez de la mañana y no había dormido en toda la noche, tenía miedo de que Will despertara e hiciera alguna locura, temía que el alcohol aún tuviera efecto en él y que volviera a su mente el ir a la terraza del edificio o pelear con alguien por ahí... Afortunadamente no fue así y me pasé toda la noche observando su divino rostro y acariciando con suavidad su cabello. No me sentía terriblemente cansada por eso, lo que me había destrozado en mil pedazos era el pensar que Will no se sentía lo suficiente cómodo conmigo como para hablarme de sus padres, ni siquiera sobre su muerte. Tenía más que claro que no era algo de lo que le gustaba hablar, pero aun así había decenas de porqués que me pasaron por mi mente durante toda la noche, porqués sobre los cuales no tenía ni la más remota idea de su respuesta, ni siquiera podía aproximarme a lo que necesitaba saber. Porqués sobre sus padres, sobre él, sobre mí... ¿por qué aún no podía confiarme nada de ellos? ¿Siquiera confiaba realmente en mí?