Capítulo 49

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 »He muerto todos los días esperándote. 

Querido, no tengas miedo de que te haya querido durante mil años. 

Te querré por otros mil más.« 

Christina Perri - A Thousand Years


WILL POV


Mis manos recorrían suavemente la piel desnuda de Annaleigh. Estaba seguro de que, no importaba cuantas mujeres había visto antes, no había una tan perfecta como ella. Las suaves curvas de su cuerpo me tenían cegado, como si en toda la habitación no hubiera nada más que ella. Y, por un momento, deseé que el tiempo se congelara y fuera así para siempre. Ella y yo, yo y ella. Nada de peleas, ni apuestas... una vida normal. Eso era lo mínimo que ella se merecía y que yo ni siquiera podía darle.

—¿Qué va mal? —preguntó, levantando su vista para poder mirarme. No sabía cómo lo hacía, pero siempre se daba cuenta de cómo me sentía.

—Nada —sonreí aunque no había nada que quisiera hacer menos en aquél momento—, iré a hacer la comida.

Besé su hombro, me levanté de la cama y saqué un par de pantalones deportivos del armario para ponérmelos. Ella se incorporó, cubriéndose con las sábanas y frunció el entrecejo.

—No estarás planeando ir a algún otro lado, ¿verdad?

—No, mi amor, no esta vez.

Le sonreí una última vez y salí de la habitación. Mi rostro se volvió completamente serio en cuanto cerré la puerta a mis espaldas, como si hubiera tenido una máscara que me hiciera parecer despreocupado, algo que estaba a años luz de la realidad.

La última pregunta de Annaleigh retumbaba en mi mente, una y otra vez, cada vez más fuerte y me sentía completamente culpable. En cuanto supe que Jared le había dado toda la información que tenía sobre nosotros a Charles había pensado en irme, lejos de Annaleigh, para que ella quizá pudiera encontrar su lugar con alguien más, alguien que la mereciera, alguien mejor que yo. Su seguridad no me preocupaba porque ya había planeado dejar a Daxton y a Mark a cargo, ambos eran lo suficientemente capaces de protegerla sin hacer algo tan estúpido como lo que yo había hecho. Sin embargo, cuando hablamos a solas sobre lo que había sucedido con Charles, y ella dijo que superaríamos lo que fuera juntos, me fue imposible seguir manteniendo la idea de alejarme de ella. Simplemente no podía, sabía que la lastimaría incluso más de lo que había hecho y con todo lo que estaba sucediendo no sabía si ella sería capaz de afrontarlo. Su vida estaba siendo demasiado trágica en aquellos momentos y no podía ser tan despiadado y dejarla de esa manera.

Todo esto es mi culpa, pensé, si la hubiera protegido desde el primer momento, si no hubiera sido tan idiota... Me detuve. Ya había perdido demasiado tiempo pensando en eso y no había nada que pudiera hacer para cambiar el pasado, sin importar cuanto lo deseara.

Prendí la cocina, coloqué una sartén sobre el fuego y tiré un poco de aceite sobre la negra superficie de teflón. Fui al refrigerador y saqué dos trozos de carne, que coloqué sobre el ya caliente aceite, y algunas verduras para hacer una ensalada mientras que la carne se cocinaba.

Cuando terminé de preparar la ensalada, volteé y Anna estaba apoyada en el marco de la puerta, mirándome con una expresión intranquila en el rostro.

—Debes ir a un hospital —dijo de brazos cruzados, ahora dirigiendo su mirada a mi costilla rota—. Y hablo en serio.

—No es necesario —dije y miré mi lado derecho—, sanará pronto.

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