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«Quizá voy a emborracharme otra vez para sentir un poco de amor.»

Drunk – Ed Sheeran.



Ya eran casi las nueve y aún no estaba lista. Había tomado un baño y me había vestido con una falda negra tiro alto y un top blanco sin mangas al cuerpo que llegaba un poco por encima del comienzo de la falda, dejando ver un poco la pálida piel de mi estómago. El problema no era la decisión del qué ponerme, ya que ya lo había resuelto, pero no sabía si usar zapatos con tacón o unas simples ballerinas. Si optaba por comodidad hubiera preferido las últimas, pero cruzó en mi mente la vez que observé a una chica discutiendo con el guardia de seguridad ya que llevabas puestas unas delicadas —pero supuestamente no a la altura del lugar— ballerinas negras. Bufé y saqué de la parte baja del mi armario un par de zapatos clásicos negros que me había regalado mi hermana Jennifer para mi último cumpleaños.

Luego de ponerme los zapatos me di una última mirada al espejo para comprobar que todo estuviera en orden: cabello lacio, pero algo desalineado, un poco de delineador negro y un labial color rojo mate —debía admitir que era mi favorito y casi siempre que salía lo usaba—. Por otro lado, la vestimenta estaba sin una arruga y los zapatos... bueno, no estaban tan mal.

Cogí una chaquetilla de lana negra y mi cartera, donde llevaba dinero y mi teléfono, y salí por primera vez luego de la pelea con mi madre y Daniel de mi habitación.

Caminé sin decir nada hacia la cocina y saqué una botella con agua del refrigerador. Daniel estaba sentado en un taburete a unos metros de mí bebiendo un café.

—Tu madre no quiere que salgas esta noche —dijo sin mirarme mientras yo bebía de la botella.

—Pues, mal por ella. No pienso quedarme aquí el resto de la noche —dije restándole importancia.

—Annaleigh, deja de pelear con tu madre. Si quieres seguir la pelea de padrastro-hijastra síguela, pero no tienes por qué agarrártela con ella.

—Cielos, Daniel. ¿En serio piensas que esto es por ti? He traído a mi compañero de clases para hacer un proyecto de historia y lo ha tratado de la peor manera... ¿Por qué siquiera estoy dándote explicaciones? Esto es ridículo.

Salí de la cocina. Daniel no dijo más nada, seguramente se había dado cuenta de que esta vez tenía razón. Lo único que esperaba era que hablara con mamá y la hiciera disculparse con Will, pero estaba segura de que ella no se retractaría ni aunque Daniel se lo rogara.

Cuando estaba por salir mi madre me detuvo.

—No te he dado permiso para salir, Annaleigh —dijo con autoridad.

—No te preocupes, saldré con Brandon —respondí mientras abría la puerta de la entrada.

Sabía que si le decía que saldría con Brandon —el prototipo de chico perfecto, según ella— no me impediría salir y, como era de esperar, dejó que me fuera sin decir una palabra más.

Caminé victoriosa hasta la entrada de la casa, Brandon ya estaba esperándome en su auto.

—¿Lista para matar? —bromeó mirando mi provocativo atuendo cuando me subí al auto.

—Lo haría, pero no quiero quitarte protagonismo —seguí con la broma mientras Brandon comenzaba a conducir.

—¿Has arreglado las cosas con tu madre?

—No.

—¿Ya ha quedado atrás tu plan de mejorar su relación? —dijo dirigiéndome una mirada penosa. Odiaba que la gente mi mirara así.

SCARS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora