SCARS

7

«Mamá va a hacer que todas tus pesadillas se vuelvan realidad.

Mamá va a poner todos sus miedos en tí.»

Mother – Pink Floyd.

Me moví incómodamente al sentir algo vibrar sin parar debajo de mí: mi teléfono. Sin abrir los ojos respondí la llamada de la insistente persona que no me dejaba dormir.

—¿Qué sucede? —mi voz sonaba ronca.

—¿Te has quedado dormida, Annaleigh? Joder, me hubieras avisado y le pedía a mi hermano que me llevara —escuché la voz de Halley del otro lado del teléfono.

Abrí mis ojos de inmediato y miré el reloj despertador que estaba sobre la mesita de noche. Ya eran las siete de la mañana. Efectivamente me había quedado dormida.

—En diez estaré en la puerta de tu casa —dije apresuradamente y terminé la llamada.

No tenía tiempo para nada, ni siquiera para darme un rápido baño.

Al llegar a casa la noche anterior había caído rendida en la cama sin siquiera quitarme la ropa, recordé al ver que la llevaba puesta. Debería ir con eso a la escuela hoy ya que hacer esperar a Halley no era una buena idea.

Me dirigí rápidamente al baño y, tras quitarme los restos de maquillaje, cepillarme los dientes y el cabello, volví a mí habitación tomé mi bolso y salí de casa, pasando antes por la cocina y recogiendo mi desayuno: una manzana.

Entré a mi auto y lo puse en marcha para luego comenzar a conducir hacia casa de Halley, quien seguramente me mataría por ser culpable de que lleguemos casi media hora tarde al examen de Psicología.

Cuando estaba a metros de la casa de mi amiga, la vi parada en la entrada con algunos libros en su mano, moviendo el pie inquietamente. Estacioné a su lado y Halley, sin desperdiciar un segundo, se subió al asiento del copiloto. Comencé a conducir de nuevo, esta vez rumbo a la escuela.

—¿Qué te ha pasado? —se quejó—. Llegaremos tarde a un examen, eso significa que tendré menos tiempo para responder las preguntas.

—Ya, Halley. Agradece que he pasado a buscarte, no seas tan quejumbrosa.

—¿Cuál es la razón por la que te has quedado dormida? Siempre te levantas exageradamente temprano.

—¿Acaso no recuerdas lo que hice anoche?

—Oh, cierto. Tus planes con Holworth. ¿Cómo te fue con eso?

—No puedo decírtelo, es confidencial —respondí seria.

—¿No puedes decírselo ni a tu mejor amiga? ¿Qué tipo de cosas has hecho para que no puedas decírmelo a mí?

—Solo bromeaba —reí—. Hemos ido a un lugar en el centro de los Ángeles, ya sabes...

—¡Continúa! —dijo con emoción.

—Hemos hecho mucho dinero en sólo una noche. Con decirte que Will me ha dado doscientos mil en mi primera vez...

—¿¡Doscientos mil!? Eso es una locura, ¿qué harás con ese dinero? ¿Dirás que lo encontraste tirado en el parque?

—No pienso usarlo, por el momento. Tuve que aceptarlo porque Will dijo que si no lo hacía se metería a mi casa, y sabes lo que eso causaría.

—Creo que servirá para hacer una salida de amigas —dijo Halley con una gran sonrisa de satisfacción en su rostro.

—Ya lo veremos —dije mientras aparcaba.