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«¿Es sólo un juego? No lo sé.»

Just a game – Birdie.



Ya era la hora de la cena. Había pasado la mayor parte de la tarde encerrada en mi cuarto tratando, sin éxito, comprender cómo jugar a la ruleta americana. Will dijo que lo único que estaba haciendo era perder mi tiempo ya que él me diría todo lo que fuera necesario a la hora en que las apuestas se efectivizaran. Por otro lado, Daxton me aconsejó que no les prestara atención a las cosas que Holworth decía. No era un chico de muchos amigos y lo único que quería lograr era que me enfadara.

Me preguntaba por qué Will era de esa manera. Si bien lo que hacía con su vida no me preocupaba ni en lo más mínimo, su manera de ser con el mundo —excluyendo a Daxton— me intrigaba.

—Has estado todo el día en tu habitación, ¿sucede algo? —el tono de voz que había utilizado mi madre no sonaba para nada preocupado, más bien lo hacía para iniciar una conversación y romper el silencio que ya era muy común en nuestras cenas diarias.

—No. Sólo he estado haciendo un proyecto de historia —dije luego de beber un sorbo de agua.

—Si me dices sobre qué es ese proyecto quizá pueda ayudarte —dijo Daniel, quien acostumbraba a cenar en casa.

—¿Sabes qué? Siempre y cuando mi cerebro funcione tendré capacidad para hacer las cosas por mi cuenta. De todos modos, gracias, Daniel —dije molesta.

—¡Annaleigh! —exclamó mi madre. Ella detestaba que me dirigiera de esa manera hacia Daniel, o hacia cualquier persona—. Ve a tu habitación.

No protesté, había excedido los límites de mi madre una vez más. La verdad es que estaba cansada de que me subestimaran de esa manera. Me creían incapaz de hacer algo bien siendo que todos los méritos que tenía hasta el momento los había conseguido por cuenta propia y sin ayuda alguna.

Mi vida no era para nada difícil. Vivía en una gran casa en uno de los mejores lugares del mundo y tenía amigos fantásticos, pero un factor faltaba en esa lista: Familia. A veces deseaba irme de casa, ir a vivir con Halley o Brandon, pero era imposible, sus padres no lo permitirían y por otro lado aún seguía con la esperanza de formar un lazo madre-hija con Georgia.

Cerré la puerta de mi habitación con seguro. Debía comenzar a prepararme para lo importante y no tenía ganas de improvisar una respuesta sobre por qué me estaba cambiando a la hora de dormir.

Ni Will ni Daxton mencionaron como debía vestirme, por lo que supuse era una buena idea seguir su estilo a la hora de vestirse, lo cual no me resultó nada difícil: una camiseta holgada color gris oscuro, tejanos negros y una campera de cuero del mismo color.

Me miré al espejo, me veía bien. Jamás había usado tanto color negro junto, pero me gustaba como pálida piel y mis celestes ojos resaltaban gracias al oscuro color de mi vestimenta.

Escuché mi teléfono vibrar sobre el escritorio que había a un lado de mi habitación. Había decidido quitarle el sonido cuando comencé a recibir mensajes de Will y Daxton sobre lo que haríamos esta noche. Decir que había recibido decenas de mensajes de su parte era quedarse cortos.

Maquíllate, ni muy poco que parezcas una niña ni tanto que parezcas un payaso —leí el mensaje que acababa de enviarme Will.

Reí, ¿qué sabía él sobre maquillaje? Me dirigí al baño de mi habitación y me paré frente al espejo para seguir las órdenes de Will: base, un poco de sombra en tonos marrones, delineador negro y labial rojo. Me gustaba como me veía, solo esperaba que a Will también.

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