-Annie -escuché una que una voz decía suavemente-. Annie -repitió y esta vez sentí como una mano tomaba mi hombro y la movía con delicadeza.
Me moví con pesadez aún con mis ojos cerrados y luego de un largo suspiro estiré mis brazos y abrí mis párpados para encontrarme con el rostro de Jennifer sobre mí.
-Hey -mi voz era algo ronca e hizo sonreír a mi hermana.
-No quería despertarte realmente pero quizá querías acompañarnos hasta el aeropuerto a Matt y a mí.
-Claro, solo dame un minuto para que pueda cambiarme -dije pasando mis manos por mi rostro.
Jennifer dejó mi habitación y, aunque no miré al reloj, estoy segura que tardé más de cinco minutos en salir de la cama. Los domingos eran los días en que simplemente debías hacer nada y levantarte a la mañana costaba horrores.
Aun así, hice un gran esfuerzo y me dirigí al baño para cepillar mis dientes y luego mi cabello. De regreso a mi habitación busqué en mi armario algo simple que usar... hubiera deseado tener alguna de las camisetas de Will y así poder usarla cuando quisiera pero lamentablemente no tenía así que tomé lo primero que encontré, un short azul claro, una camiseta de gasa color blanca y unas Converse del mismo color, busqué mis gafas de sol que estaban sobre mi escritorio y salí dejando, conscientemente, mi teléfono en mi habitación.
Jennifer y Matthew estaban esperándome en la entrada principal, ambos vestían muy casual con camisetas, tejanos y zapatillas.
-Hemos pensado que quizá sea conveniente que usemos tu auto así puedes regresar en él y no en un taxi -comentó Jennifer y asentí, me daba igual pero seguramente ya habían subido sus maletas a mi auto ya que no las veía por ningún lado.
Busqué mis llaves que estaban sobre una pequeña mesa en el recibidor y, luego de que confirmaran mi pensamiento de que las maletas ya estaban en mi auto, los tres salimos de la casa para subirnos a mi auto.
-Mamá llamó para desearme un buen viaje, dijo que regresará el martes -comentó Jennifer que iba en el asiento del copiloto a mi lado-. Oh, y te deja saludos -añadió.
Nuestra madre no me había llamado desde que se había ido de viaje y ni siquiera me había mandado un mensaje de texto para saber cómo estaba, aunque ya no me sorprendía, aún dolía saber la diferencia que había entre el trato con Jennifer y el trato conmigo. Probablemente ni se daría cuenta si algún día desaparecía o me iba de casa. También sabía que la parte de los saludos era falsa, ¿Georgia Wild preocupándose por su inútil y no deseada hija menor? Eso no coincidía para nada con la mujer que conocía.
Al igual que la relación con Jennifer había cambiado me di cuenta que ya no me afectaban tanto las actitudes de mi madre, dolían, pero ya no eran con la misma intensidad de siempre y estaba segura de que debía darle las gracias a Will, él había llenado el gran vacío que mi madre implantó desde que era tan solo una niña.
-¿Ya han pensado en tener hijos? -pregunté a ambos para dejar de pensar en mi madre.
-No... bueno sí -se corrigió Jennifer.
De camino al aeropuerto Matt me comentó sus planes de dejar Massachusetts atrás, ya habían pasado demasiados años viviendo ahí debido a que estaba cerca de la universidad y pensaban irse a Vancouver y ahí entonces formar una familia. Claro, la idea era demasiado lejana ya que irse de la nación, por más que aquella ciudad estuviera en el país limítrofe a los Estados Unidos, les costaría más que solo desearlo. Pensé que en realidad el dinero no era un gran problema, por suerte a nuestras familias no les faltaba el dinero, sino que todo lo contrario, pero como si me estuviera leyendo la mente Jennifer dijo que querían utilizar su propio dinero desde ahora en adelante, ya eran adultos y eso era lo que la gente adulta hacía.

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SCARS
Mystery / Thriller"Las únicas cicatrices que jamás sanarán son aquellas que no eres capaz de ver." Annaleigh Wild es una joven de diecisiete años que ha pasado su vida entera tratando de ganar el cariño de su madre, quién no parece interesarse por ella. Como si...