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«Y te oigo llamar al morir la noche.»

Overjoyed – Bastille.



Ni bien Daxton y yo subimos a su auto dije:

—No te molesta el contacto físico, ¿cierto?

—Obviamente no —soltó una pequeña risa.

—Entonces, ¿te importaría si te tocara?

—En lo absoluto. Sería un placer, Anna. —En ese instante le di una bofetada en su mejilla derecha.

No pensaba quedarme con ganas de golpearlo luego de lo que hizo. Él tuvo ganas de tocarme el trasero y se dio con los gustos y yo no iba a hacer lo contrario. Tenía ganas de abofetearlo y, sin pensarlo dos veces, lo hice.

Daxton acarició su mejilla. Estaba roja y era más que evidente que le había dolido, pero tenía que dejarle en claro que yo no era una de esas chicas de las cuales se podía aprovechar, y no se me había ocurrido mejor forma que esa.

—¿Qué fue eso? —Se quejó con su mano aún en su mejilla.

—Una advertencia. No vuelvas a poner tus manos sobre mí —respondí por sobre el sonido proveniente del teléfono de Daxton, que había comenzado a sonar, pero él no respondía—. ¿Puedes contestar el teléfono de una vez?

Daxton por fin se movió y respondió la llamada de Will. Habíamos quedado en que nos encontraríamos en Joe's ya que no podíamos ser vistos juntos en los alrededores de Dark Game o pondríamos más que el dinero ganado en riesgo.

De camino a Joe's, Daxton no dijo una palabra. Seguramente estaba enfadado por la bofetada, pero no estaba en mis planes retractarme y pedirle disculpas cuando era él quien tendría que hacerlo.

Cuando finalmente llegamos a Joe's, Will me devolvió mi ropa y Daxton se bajó del auto para que pudiera cambiarme. Luego entramos al lugar y pedimos pizza y tres botellas pequeñas de cerveza.

—Lo has hecho muy bien, Annaleigh —me felicitó Will alzando su botella.

—Creo que haré esto más seguido —dije chocando mi botella con la suya a modo de brindis—. Claro, siempre y cuando Daxton no esté pensando en recibir más bofetadas.

—Eh, ¿de qué me he perdido? —preguntó Holworth mirando a su amigo.

—Me la he ganado. Pero hubiera sido muy sospechoso si pretendía pasar la noche con Annaleigh y no le tocaba el trasero, es decir, siempre nos aseguramos de que sean verdaderos, ¿no, Will? —dijo Daxton serio, pero luego de un instante sonrió—. De todos modos, no me arrepiento, tienes un buen trasero, Anna.

—Y tu una muy suave mejilla. Mi mano estaría encantada de hacer contacto con ella otra vez. No me des razones para hacerlo.

—Desearía haber estado en ese momento —dijo Will y soltó una sonora carcajada—. Al parecer has perdido tu encanto, amigo.

—Creo que algo no iba bien —soltó Daxton, cambiando completamente el tema de conversación—. Charles no estaba en Dark Game, y nunca ha faltado a un jueves de apuestas desde que concurro al lugar.

—Es cierto —dije al recordar—, a pesar de que no lo conozco lo busqué con la mirada y no encontré a ningún hombre que se aproximara a la descripción física que me había dado Daxton.

—¿Crees que le ha pasado algo? —preguntó Will, frunciendo el ceño.

—¿Cómo haber muerto? Eso es demasiado bueno como para ser real, ese maldito nunca morirá —Daxton se quedó en silencio un par de segundos y continuó—. Además, nos hubiéramos enterado, ese tipo de noticias vuelan muy rápido y más aún si se tratara de Charles.

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