Capítulo 35

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Me encontraba en un lugar frío y oscuro. No sabía cómo ni cuándo había llegado allí. Estaba completamente asustada y desorientada. Quería encontrar alguna salida pero la oscuridad no me permitía ver nada más que una intensa y temerosa neblina negra.

No lograba oír nada. Ni siquiera podía oír mi propia respiración y no estaba completamente segura de sí mis pulmones estaban funcionando correctamente. Me costaba respirar, me sentía asfixiada, como si estuviera encerrada en algún diminuto lugar que no tenía ningún tipo de ventilación.

Intenté dar un paso hacia adelante y fue entonces cuando me di cuenta de que no podía moverme. Intenté gritar, pero ningún sonido salió de mi garganta. Comencé a desesperarme aún más al notar que no tenía control de mi misma además de mis pensamientos.

Una tenue luz amarillenta llenó el lugar en que me encontraba. Había un grupo de hombres vestidos de negro reunidos a un lado de la oscura habitación. Lo que creía era neblina no era más que humo de cigarrillo. Probablemente todos llevaban uno entre sus dedos o sus labios, pero no me detuve a mirarlos porque me distrajo la voz gruesa y áspera de un hombre detrás de mí.

Aquél hombre, a quien no podía verle el rostro con claridad, llevaba un traje color blanco, sobresalía de todos los demás hombres de la sala. Su cabello era plateado y seguramente estaba por encima de los cincuenta años. No me hacía falta conocerlo para saber que seguramente era un hombre despreciable. Le gritaba algo incomprensible a un muchacho frente a él... ¿Ese era Jared? El chico que estaba parado a un metro de aquél hombre era la persona que hubiera deseado no volver a ver nunca más en mi vida. Él se veía contento, más de lo que lo había visto jamás. Tenía su cínica mirada clavada en el piso al igual que el hombre de blanco lo hacía ahora.

Mi corazón comenzó a palpitar con fuerzas cuando vi a Will tirado en el suelo. Estaba cubierto de sangre y tenía la mirada clavada en mí. Intenté desesperadamente correr y aferrarme a él para ayudarle a salir de ahí pero mis pies no respondían. Intenté gritar pero nuevamente no lograba emitir ningún sonido.

Jared le dio una patada en la cabeza a Will y grité en silencio una vez más. Mi pecho me quemaba y podía sentir las lágrimas correr con prisa por mi mejilla ante la impotencia de no poder hacer nada para alejar a Will de los golpes de Jared. ¿Acaso me habían drogado para inmovilizarme y que no pudiera hacer nada contra sus horribles acciones? Jared volvió a golpear a Will pero esta vez en su pecho. Él no se quejó. Sólo hizo una mueca de dolor sin quitar sus ojos de los míos.

Estaba desesperada. Intenté luchar con todas mis fuerzas para poder moverme y detener a Jared pero no lograba hacerlo y eso me enloquecía aún más. No soportaba ver a Will de esa manera. No soportaba que le hicieran daño.

-Annaleigh.

Escuché su voz y luché aún más conmigo misma para salir de cualquiera que fuera el trance en el que me había metido que me impedía moverme o decir algo.

-Anna -su voz resonó una vez más en mi cabeza y rompí en llanto.

De repente aquella angustiante escena se fue llenando de humo de cigarrillo hasta que me fue imposible ver a alguno de los tipos que se encontraban ahí. Me era imposible ver a Will.

A pesar de lo horrible que había sido aquello me sentí agradecida de que sólo fuera una pesadilla. Will estaba frente a mí, tenía ambas manos aferradas a mis brazos y me movía suavemente para que despertara. No dudé ni un segundo en abrazarlo. Necesitaba sentir que estaba físicamente junto a mí, por más que pudiera verlo aquello se había sentido tan real que necesitaba confirmarlo.

-Solo fue una pesadilla, todo está bien -me calmó mientras acariciaba mi cabello.

Intenté decir algo pero no pude. Mis lágrimas y mi angustia me impedían hablar haciendo que cada cosa que intentara decir sonara como un horrible quejido.

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