Vida bajo cargo

La emperatriz

–¿Donde está ahora?
–Luffy, no quiero que hagas algo indebido por impulso.
–¡Lo único indebido es que hayas dejado que capturaran a tu maldito nieto!
–Tranquilízate, no ganarás nada estando así de alterado.
–¡¿Y como carajos quieres que este?!, ¡capturaron a mi hermano!
–¿No que ya no era tu hermano?

Pregunto de manera sarcástica el mayor, sabía que no era el momento y estaba igual de mal que el azabache, pero no podía negar lo mucho que le enfurecía la razón tan estupida por la que los tres se separaron.
Captó el enojo que generó en el menor, cuando lo tomó del cuello de la camisa, acercándolo a él.
–¡No se trata de eso!–grito con furia, que se disipó al ver el rostro de su abuelo, quien lo miraba con pesar, causando que lo soltara y terminara abrazándolo–Solo...dime dónde está, prometo no causar algún desastre.

El Vicealmirante correspondió y le revolvió levemente el cabello, para luego proceder a responderle.
–Está en Impel Down.
–D-Debo de ir por él, no puedo a-abandonarlo, no de nuevo.
–Lu, sabes que no puedes.
–¡¿Por que no?!–estaba consciente de la respuesta, pero no quería admitirla y solo se escondió en el cuello del mayor, mientras cerraba los puños, arrugando su uniforme.
–Porque tomarán las mismas acciones como si hubieras desertado.
–Una Buster Call en la isla Dawn–murmuró–Abuelo...si Ace muere, yo ya no quiero seguir en este estupido puesto.
–Mi niño, lo siento tanto, pero no tienes la opción de irte.
–Entonces moriré, no soy capaz de proteger a quienes mas amo, no valgo para nada, si una sola persona mas es lastimada por mi, yo cortaré mi cuello al igual que lo hice con Makino.
–Nada de eso fue tu culpa, eras tan pequeño en ese entonces, lo sigues siendo.

El menor se aferró más fuerte al de cabello blanquecino y no aguantó más, comenzó a llorar de una manera ruidosa, gritaba y chillaba, estruendos dolorosos que Garp solo escuchaba mientras lo abrazaba, se sentía tan culpable de verlo en ese estado, aquella sonrisa que lo caracterizaba hace tantos años había desaparecido por completo, un sol apagado que luchaba para no desvanecerse en una incertidumbre que lo llevaba en contra su voluntad.

Ya se cumplían 3 días desde eso, el azabache no había parado de caminar de un lado a otro en su habitación, estaba tan ansioso por los pronósticos de la ejecución, más aún cuando él no podía hacer absolutamente nada, hasta que su Den Den Mushi sonó.
–Habla Luffy.
–Soy Aokiji, oye, la emperatriz Boa Hancock se niega a estar presente en la ejecución de Puño De Fuego.
–¿Que?, ¿ya hay fecha?
–Desde hace dos días, chico, ¿en que mundo estás?
–Lo siento, mi abuelo no ha querido decirme mucho.
–Yo te contaré todo el plan, pero primero necesito que acompañes al Vicealmirante Momonga a Amazon Lily.
–¿Por que un Almirante tendría que acompañarlo?
–Ya hemos mandado varias flotas y ninguna ha vuelto, creo que es apropiado que vayas solo para asegurarte de que Boa acepte.
–Está bien, ¿cuando zarpamos?
–Lo antes posible, ve a reunirte con él, esta en la zona norte junto con su Armada.

Había sido un largo viaje, hasta encontrarse a poca distancia de la isla, junto con las piratas Kuja, a quienes encontraron antes de entrar al territorio como tal, todos los Marines estaban en la cubierta, esperando la presencia de la Shichibukai, hasta que apareció.
–Por fin vienés, Boa Hancock–habló el Vicealmirante.

La de cabello negro se subió a una de las serpientes que guiaban su barco, para acercarse al buque.
–¡Que nadie baje la guardia!–grito el de cabello morado.

Todos los Marines acataron la orden, pero quedaron totalmente anonadados al observar mejor a la mujer que se posaba frente a ellos, con una piel suave y cabello sedoso, más aún con un hermoso cuerpo que dejaba mayormente al descubierto.
Luffy observó la pequeña conversación que se produjo cuando la emperatriz piso el barco contrario, pero no se molestó en escuchar y solo observó todo apoyándose en el otro extremo del borde, hasta que vio a la pirata hacer una seña con las manos en forma de corazón, para luego que alguna especie de habilidad los cubriera, solo alcanzó a cerrar los ojos y a esperar el impacto, que jamás llegó, al volver a abrirlos, se percató como cada uno de los tripulantes de su bando, estaban convertidos en piedra.
–¡¿Que fue lo que hiciste?!–grito enojado, notando como todas las presentes lo miraban sorprendidas.
–¿C-Como..?–murmuró la emperatriz, para después intentar el ataque de nuevo, dando el mismo resultado.

El Monkey se cansó de aquel juego y dejó salir una gran oleada de Haki Del Rey, derribando a más de una de las piratas, dejando aún más atónita a la emperatriz.
–Dime tu nombre–ordenó.
–Soy Monkey D. Luffy, Almirante de la Marina–vio la sorpresa en los rostros que aún seguían de pie.
–He oído de ti, derrotaste a Kaido en las tierras de Wano, ¿por que enviarían a alguien con tu para venir a buscarme?
–Porque te has portado como una maldita niña malcriada, ignorando tus deberes como una de los 7 Guerreros Del Mar–después de decir eso, escucho las quejas de todas las tripulantes al tratar así a su emperatriz.
–¡¿Quien te crees para hablarme así?!–grito, furiosa.
–Me creó alguien que sabe lo que le pasará a toda esta maldita isla si no vas, será destruida e ignoras ese echo, solo por tus caprichos.

Hancock miró fijamente a Luffy y frunció el ceño, comprendiendo el punto del azabache en frente de ella.
–Tu no eres como otros hombres, no te guía ni la codicia ni la lujuria, dime, ¿cual es tu objetivo?–pregunto, intrigada por aquel Marine tan distinto a cualquier otra persona que habría conocido.
–Solo quiero que nadie mas salga herido y que cuando todo termine, poder irme de una ves.
–¿Desertarás?, te ves aún muy joven como para irte.
–Luego de la ejecución, yo...–se detuvo al hablar–No importa, solo te pido que lo pienses mejor antes de rechazar esto por orgullo y que te rebocen tu título, si de todas formas te niegas, entonces vuelve a la normalidad a estos hombres para poder largarme de aquí.

Algo en aquel chico, hizo que el corazón de la emperatriz palpitara más rápido y que un rosa cubriera sus mejillas.
–Luffy, en tanto tomó mi decisión, te invitó a mi barco para ir conmigo a Amazon Lily.
–¡¿Ah?!, ¡Pero hermana!, ¡es un hombre!–reprochó una chica de cabello verde.
–No solo es un hombre, es un Almirante y opinó que le debemos respeto.
–¿Ellos estarán bien?–pregunto el Monkey, refiriéndose a todos los Marines de piedra.
–Mientras no se rompan, podrán volver a su estado original.