Asesino

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–Y...¿cuando se recuperaron?–indagó el de cicatriz, aún sorprendido de la gran herida que le causó a sus hermanos.
–Nunca lo hicimos–respondió el Portgas con amargura, recordando aquellos solitarios días.
–Pero aún con nuestro dolor, en el fondo nos alegrábamos de cómo ibas progresando en tu puesto y las cientas de hazañas que hiciste en estos años–agregó el rubio.
–Sabo tiene razón, supongo que llegó un punto en que no nos importaba en qué bando estarás, nos sentíamos orgullosos de ti, fue muy estupido actuar de forma tan tonta contigo solo por arrogancia.

El menor cesó su paso por unos momentos, desconcertando a los otros dos, quienes también se detuvieron.
–¿Recuerdan cuando estuve por meses persiguiéndolos, pero ustedes eran más rápidos?, ya saben, cuando éramos pequeños.
–Si, ¿por que?
–Bueno, ahora es su turno de intentar atraparme.

Les advirtió con una gran sonrisa, para después comenzar a correr a toda velocidad, siendo seguido por ambos, quienes no planeaban dejarlo adelantarse mucho. El resto de la tarde se la pasaron jugando a atraparse, Ace y Sabo eran quienes más se lo tomaban en serio, jamás dejarían que su pequeño hermano llegase a superarlos. Fue un lindo momento, reviviendo aquella carrera incesante del de sombrero, pero ahora, sin quedarse atrás. Es una lástima que ninguno de los dos mayores, esperaba la gran tragedia que se avecinaba.

Del otro lado de la isla, Marco y su padre hablaban, siendo escuchados por la mayoría de tripulantes que se hallaban en cubierta

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Del otro lado de la isla, Marco y su padre hablaban, siendo escuchados por la mayoría de tripulantes que se hallaban en cubierta.
–Ese tal Luffy no me parece alguien muy confiable–comentó el fenix.
–No tiene por que ser confiable para nosotros, si no que para Ace y Sabo.
–De todas formas, es un Almirante y si llega a atacarnos, posiblemente muchos de nosotros terminemos muertos, sin contar a los heridos.
–Él ya no es parte de la Marina, además que sigue siendo un simple mocoso.
–Un mocoso que derrotó a un Yonkō.
–Con ayuda de Kuzan.
–Solo digo que deberíamos irnos cuanto antes, está parada es innecesaria.
–Solo se paciente, hijo, hace mucho tiempo que no veía a tu hermano tan feliz–el rubio suspiro.
–Si surgen problemas no dudare en hacerle daño, ¿está bien?
–Eso deberías de hablarlo con Ace, no conmigo.

Al caer la noche, los tres estaban sentados en los sillones del acuario, comían una merienda que les preparó el cocinero de cejas peculiares

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Al caer la noche, los tres estaban sentados en los sillones del acuario, comían una merienda que les preparó el cocinero de cejas peculiares.
–Oye, Lu–habló el rubio.
–¿Que pasa?
–¿Como fue que lograste escapar del Gobierno?, causaste demasiados problemas como para dejarte escapar tan fácil–el de cicatriz tardó unos momentos en responder.
–Bueno...tuve algo de ayuda del abuelo, Sengoku, Aokiji y Kizaru.
–Parece que hiciste muchos amigos en la Marina–comentó el pecoso.
–Me sorprende que aún no haya una recompensa por tu cabeza.
–Si, a la mayoría los conozco desde siempre, sin ellos no hubiera podido sobrevivir un día como cadete.
–Lo sabía, un idiota como tú no hubiera logrado llegar tan alto sin alguien que te protegiera–dijo el azabache mayor, en un tono de burla amistosa.
–Claro que si hubiera podido, imbecil–le respondió, dándole un pequeño golpe en el brazo.
–Vamos, no te enojes, solo decimos que eras muy pequeño para un ambiente tan duro, o...bueno, lo sigues siendo–bromeó esta ves el de azul.
–No soy pequeño.
–Pues te seguimos mirando desde arriba–hablo nuevamente el de tatuajes.
–Idiotas, son mayores, es obvio que van a ser más altos.
–Pues nosotros a tu edad no éramos tan diminutos.

Siguieron así por un largo rato, hasta que el menor se cansó y se fue a dormir, despidiéndose con un abrazo de sus dos hermanos, los tres estaban seguros que repetirían la pelea mañana.

Pasaron dos semanas desde aquello, los tres se habían vuelto tan unidos como hace diez años atrás, conversaban por horas y casi nunca se separaban, pero los Piratas De Barbablanca, decidieron que ya pausaron por demasiado tiempo sus viajes y le di...

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Pasaron dos semanas desde aquello, los tres se habían vuelto tan unidos como hace diez años atrás, conversaban por horas y casi nunca se separaban, pero los Piratas De Barbablanca, decidieron que ya pausaron por demasiado tiempo sus viajes y le dijeron al ex-almirante que al igual que con Sabo, podría visitar al Comandante De La Segunda división, cuando quisiera, pero que se irían mañana.
Era de noche y, tanto piratas y revolucionarios dormían, exceptuando al de sombrero de paja, quien se escabulló hasta el Moby Dick y fue sigilosamente hacia la habitación del capitán, tenía la misma navaja que utilizaba como Marine, en un movimiento rápido, dirigió el filo hacia el cuello del de pañuelo, pero tal y como se esperaba, fue detenido por este.
–¿Que crees qué haces, mocoso?–pregunto con un tono serio, para después darle un fuerte golpe que lo lanzó hacia el borde del barco.

El azabache se quejó unos momentos por el dolor, pero no tardó en reponerse y cubrir sus puños con Haki De Armadura. Aquel acto fue suficiente como para que el pirata mayor se levantara de la cama y saliera a confrontarlo.
Fue una pelea bastante corta, pero muy ruidosa, lo suficiente para alertar a la tripulación del mayor, quienes en seguida fueron a ver que pasaba. Luffy llevaba la ventaja, gracias a lo debilitado que aún estaba Barbablanca, sin contar que este, solo buscaba detener al menor, pero el contrario atacaba queriendo verdaderamente hacerle daño y lo hubiera logrado cuando en un movimiento rápido, se dirigió al pecho del más alto, con su brazo envuelto en Haki, preparado para atravesarlo, pero Marco se lo impidió, golpeándolo lo suficientemente fuerte como para que este, cayera al agua.
–¡LUFFY!–gritaron los dos hermanos, quienes recién habían llegado.

Ambos planeaban saltar al agua para sacarlo, pero Ace fue detenido por Blenheim, quien lo sujetó con fuerza, mientras el de azul se tiraba al mar. Pocos momentos después, los dos subieron a cubierta y el fénix mandó a que trajeran cadenas de Kairōseki, para atar al ex-marine en el mástil principal.
–Marco, Ace y Sabo, síganme–ordenó el capitán, alejando a las enfermeras, las cuales revisaban sus heridas más recientes causadas por el azabache menor.

–Marco, Ace y Sabo, síganme–ordenó el capitán, alejando a las enfermeras, las cuales revisaban sus heridas más recientes causadas por el azabache menor

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–¡¿Que carajos pasó?!, ¡¿por que mierda estaban peleando con mi hermano?!–pregunto el azabache, enfurecido.
–¡Trató de matar a nuestro padre!–respondió el fenix, utilizando el mismo tono que el contrario.
–¡Luffy no haría algo como eso!–grito esta ves el ex-noble.
–Ace tiene razón–interfirió el capitán, que a pesar de la situación, este se veía bastante calmado–No conozco mucho a ese chico, pero se que estaba planeando algo más, no quería matarme, por lo menos no en ese momento.
–¿De que hablas?–interrogó el Comandante de Primera División.
–Se dejó golpear por Marco, no me mal entiendan, sé perfectamente que es fuerte, pero el mocoso de sombrero de paja sabía de tu presencia y no te esquivo.
–Supongo que tienes razón, ese chico es un total asesino, no se hubiera dejado derribar tan fácil–se planteó el fénix, analizando más la situación.
–Mi hermano no es un asesino–expreso el Revolucionario con ira.

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