Escarabajo

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Pasaron dos meses desde eso, Luffy seguía bajo el cargo de Aokiji, aunque aveces iba a dormir a un lado de su abuelo, desde aquella horrible tarde, el pequeño no volvió a sonreír ni a comportarse como antes, comía mucho menos y había desarrollado un extraño hábito, se bañaba todos los días y se hacía múltiples heridas al intento de quitar una suciedad inexistente, trataba de mantener sus manos limpias a todo costo, sin contar que rompió la mayoría de espejos de los lugares que habituaba frecuentar en la fortaleza, no soportaba el verse a sí mismo reflejado.
Ahora, había vuelto de ver a sus hermanos en su antigua isla, luego de eso, fue trasladado al Cuartel General para comenzar su entrenamiento como Marine.
Estaba limpiando una de las tantas oficinas, hasta que una gaviota mensajera entró por la ventana, en busca de entregar el periódico, le recibió el papel al ave y esta se retiró, planeaba dejarlo en el escritorio, pero se sorprendió al ver que en la primera plana, había una foto con su rostro, leyó la noticia y sin pensarlo, soltó la escoba que tenía en manos y fue corriendo a la oficina de su abuelo.
Entró, casi azotando la puerta y se sorprendió al ver a Kuzan también allí, pero aún así no tuvo tiempo de saludar y se dirigió a Garp.
–¡¿Por que mierda mi rostro está en el periódico?!, ¡¿"reivindicarse al admitir sus genes tan amargos"?!, ¡¿es en serio?!–grito, sin importarle el usar palabras subidas de tono, en ese tiempo había escuchado muchas por parte de los Marines.
–Luffy, te lo iba a decir, pero no quería alterarte.
–¡Es obvio que me alteraría de todas formas!, maldita sea...–murmuro lo último para tirar el periódico contra un muro y luego sentarse en el piso, tapando su rostro con las manos–Todo el mundo verá esto, Dadan, mis hermanos, Shanks...s-sabrán que perdí.

Kuzan se acercó a la entrada para cerrar la puerta y luego se sentó a un lado del pequeño, imitando a Garp que fue el primero.
–En algún momento tenían que enterarse, chico–comentó Aokiji, pero se calló al ver la mirada amenazante del Monkey mayor, tal ves fue muy brusco al decirlo.
–Me odiarán–susurro con una voz aguda.
–Nadie de ellos puede odiarte, Lu, eres su familia, incluso el...idiota cabeza de manzana–le explicó, mencionando con cierto odio al último nombrado.
–Shanks confiaba en mí para volver a encontrarnos y que le devolviera su tesoro, soy basura, no pude hacer algo tan simple como eso.

El menor no tardó en comenzar a llorar, claro, se hacía el fuerte y creía que podría aguantar todo esto por el resto de su vida, pero al final del día, era solo un niño con las manos manchadas.
Garp abrasó a su nieto, en tanto Aokiji tomaba la mano de su pequeño amigo, lo único que querían hacer era ayudarlo, darle una pequeña luz en un destino cruel que él no eligió tener.

En otra parte del mundo, un pelirrojo junto con su tripulación, descansaban en una playa de una isla totalmente desierta, la noche anterior habían bebido bastante, así que ahora solo estaban hablando entre ellos sin mucho ajetreó, hasta que escuch...

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En otra parte del mundo, un pelirrojo junto con su tripulación, descansaban en una playa de una isla totalmente desierta, la noche anterior habían bebido bastante, así que ahora solo estaban hablando entre ellos sin mucho ajetreó, hasta que escucharon unos pasos acercarse, ninguno se inmutó al ver al mismísimo Dracule Mihawk, sus visitas repentinas ya se habían vuelto habituales.
–Shanks–llamó, mientras se detenía a pocos pasos de él.
–¿Que tal estas, amigo?, hoy no me encuentro de humor para una pelea, pasó por una de esas resacas espantosas–le respondió el pelirrojo, sin molestarse en verlo, en tanto se mecía en la hamaca que había colgado entre dos palmeras.
–Si peleas en ese estado, tal ves te corte el otro brazo–bromeó Lucky, sacándole grandes carcajadas a casi todos los presentes, exceptuando al espadachín.
–¿Recuerdas el niño que me comentaste?, al que le encargaste tu sombrero.
–¿Hablas de Luffy?–con tan solo mencionarlo, se incorporó de nuevo y lo miró con una gran sonrisa–¿Que pasó con mi pequeño mocoso?

Ojo De Halcón le lanzó el periódico a su mano y el Figarland leyó la primera plana, poco a poco, la sonrisa que había aparecido antes en su rostro, se fue desvaneciendo hasta un ceño fruncido. Tiro el papel al suelo y comenzó a caminar, desconcertando a toda su tripulación.
–¿A donde va, jefe?–inquirió Yasopp, curioso.
–Al barco, no me sigan–ordenó con un tono amenazante, causando que todos acataran, exceptuando el espadachín.
–Vete–murmuro en el camino, pero el contrario hizo caso omiso.

En el momento que pisaron la cubierta, el pelirrojo soltó una leve ola de Haki Del Rey, sin intenciones de noquearlo, solo advertirle que se fuera y al no hacerlo, Shanks suspiro y entró en su habitación, sin sorprenderse de ver al azabache seguirlo nuevamente.
–No puedo creerlo, ¿unirse en la Marina?, ¡¿en que carajos pensaba?!
–Shanks, ¿puedo preguntarte algo?
–¡¿Que quieres?!–respondió de forma hostil.
–¿Que es lo que ves en ese niño?, me contaste que era torpe, distraído y débil, lo peor para un pirata, a simple vista no tiene futuro, pero tu viste algo más, ¿que fue?–el contrario guardo silencio por un breve lapso de tiempo, hasta que habló.
–Él...es igual a Roger, el mismo estilo, el animo y sonrisa, es como verlo en vida otra ves.
–¿Solo eso?
–Maldita sea, Mihawk, deberías de conocerlo, créeme, es maravilloso, mira.

El Figarland se dirigió a su escritorio y sacó un montón de papeles, el espadachín se acercó y comenzó a ojearlos, sorprendido de ver dibujos infantiles, con formas simples y sin detalles, parecían estar pintados con crayones.
–Le gustaba dibujar, se escondía en rincones del Red Force y pensaba que no sabíamos que estaba ahí, dejaba todos estos papeles tirados y yo recogí cada uno de ellos, en la mayoría aparecemos él y mi tripulación, principalmente yo–le explicaba con orgullo, en tanto veía los rayones con cierta nostalgia, faltaba muy poco para que se cumpliera un año desde que vio al Monkey por última ves–¿Sabes?, un día paseaba por la ciudad con él y se fijó en una figura de madera, era un escarabajo tallado, de tal ves unos 20 centímetros, al día siguiente, me levanté a las malditas seis de la mañana para ir a comprarlo y sorprenderlo en el desayuno, ¿puedes creerlo?, yo jamás me levanto temprano.

En este punto, Ojo De Halcón solo lo escuchaba hablar de las anécdotas que había vivido con el niño, el pelirrojo era uno de los hombres más fuertes que conocía y aún con un gran potencial por delante, no podía creer que se había encariñado tanto con un niño de una Villa apenas conocida, fue en ese momento que sintió la necesidad de devolverlo a la realidad al comprender lo que en verdad pasaba.
–Tu no eres su padre, Shanks–hablo, causando que el parloteo del contrario, cesara y bajara la cabeza, de nuevo guardando silencio por varios instantes.
–Lo se–admitió, decepcionado.

Vida bajo cargoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora