Legado

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Paso un mes desde el funeral del Monkey menor, Ace y Sabo se habían quedado en su hogar reconstruido, colgando su antigua bandera pirata con orgullo.
Garp por su parte, renunció a la Marina y se mudó a la Villa Foosha, se había acostumbrado a la vida tranquila junto con Dadan, quien a pesar de seguir viviendo tan alejada, los aldeanos ya estaban acostumbrados a su presencia, ambos seguían de luto, pero les reconfortaba saber que aquel pequeño mocoso por fin pudiera descansar.
El alcalde con ayuda de todos, habían vuelto a poner en pie el antiguo bar de Makino, en una de las paredes, colgaron dos marcos de foto, en una, la mujer de cabello verde y el de sombrero de paja, ella estaba riendo y el menor solo ponía una cara tonta, estirando sus mejillas y sacando la lengua, mientras que en la segunda era un retrato de Luffy ya grande, con un rostro serio y su uniforme de la Marina, abajo le tacharon el título de "Almirante" y escribieron por encima de él, causando que solo se leyera "El Pirata Monkey D. Luffy".

Sabo estaba preparando sus cosas para partir, en tanto Ace lo miraba, comiendo un pedazo de carne que cazaron hace algunas horas atrás

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Sabo estaba preparando sus cosas para partir, en tanto Ace lo miraba, comiendo un pedazo de carne que cazaron hace algunas horas atrás.
–Es una pena que te tengas que largar tan pronto–comentó el pecoso.
–Sabes que yo tengo muchas mas responsabilidades que tú y ahora más que nunca quiero trabajar para aplastar las cabezas del Gobierno Mundial–hablo con seriedad, recordando con enojo lo que aquella organización le hizo a su sol–Además tú también deberías de comenzar a moverte, no quiero tener que volver a salvarte el pellejo si te capturan de nuevo–agregó con algo más de humor.
–Vete de una vez, tus Nakamas ya deben de estar aquí–recordó con una sonrisa leve.
–Oye...¿estarás bien?–le pregunto el de azul al contrario.

El Revolucionario a pesar de tener que irse, no le agradaba para nada dejar a Ace solo, era cierto que ambos se veían mucho mejor que hace un mes atrás, pero el dolor seguía muy presente, los dos sabían que en ningún momento dejarían de extrañar a su hermano y jamás dejaría de dañarles recordarlo, pero no les quedaba más que seguir adelante, Luffy les permitió salir al mar y ser libres, no desperdiciarían esa oportunidad.
–Tranquilo, solo me quedare aquí por unos días más y volveré con mi padre–el rubio asintió, le dio un fuerte abrazo y luego se marchó.

Sabo estaba nervioso, ya habían pasado unas semanas desde que partió y ahora estaba a pocos centímetros de la puerta de la oficina de Dragon, no sabía si debía de tocar o no, después de unos minutos, abrió y entró

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Sabo estaba nervioso, ya habían pasado unas semanas desde que partió y ahora estaba a pocos centímetros de la puerta de la oficina de Dragon, no sabía si debía de tocar o no, después de unos minutos, abrió y entró.
Lo primero que noto era la gran oscuridad que había en el cuarto, pero no tardó distinguir a la silueta sentada en el escritorio, era su jefe.
–Tardaste más de lo que pensé–habló el mayor, su voz era calmada, pero también se notaba cierto agotamiento en él.
–Yo...lo s-siento tanto, Dragon, L-Luffy...–murmuro, no sabía cómo decirle lo que había sucedido.
–Ya lo se y seguramente me entere mucho antes que tú.
–¿De q-que hablas?

El adulto se levantó con tranquilidad y se dirigió hasta el fondo de su despacho para abrir las cortinas, dejando la oscuridad anterior, atrás. Fue ahí cuando el rubio recién se fijo que el contrario sostenía algo, pero no reconocía que era. El Monkey se volteó hacia él y se le acercó para extenderle la mano con aquello que sujetaba, era el telescopio que le prometió a su hijo que se lo entregaría.
Sabo reconoció al instante a aquel objeto y miró a los ojos el rostro cansado de Dragon, no pudo evitar romper a llorar, sujetando entre sus manos el último regalo que le pudo dar a su hermanito, él había estado allí y eso lo reconfortaba bastante, pero no podía parar de pensar en lo mucho que lo extrañaba.

Sabo reconoció al instante a aquel objeto y miró a los ojos el rostro cansado de Dragon, no pudo evitar romper a llorar, sujetando entre sus manos el último regalo que le pudo dar a su hermanito, él había estado allí y eso lo reconfortaba bastante...

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Ace sentía que debía de continuar con su camino, ya se había despedido de su madre, abuelo y de la gente de la Villa, ahora estaba sentado al frente de la tumba de su sol, tenía dos tazas de sake y un periódico en sus manos.
–Han ocurrido muchas cosas desde que te fuiste, en especial con tus Nakamas, ellos progresaron mucho en el Nuevo Mundo, pero siguen recordando a su capitán, he estado hablando con ellos de ves en cuando por Den Den Muchi's o cartas, Nami y Robin escribieron libros sobre tu historia, las aventuras tanto buenas y malas, Usopp pinto cientos de cuadros con tu rostro, le gusta colgarlos por el Sunny, principalmente en el estudio que comparte con Franky, a Sanji fue al que más le dificultó tu partida, sigue preparando un plato más con tus carnes favoritas y de ves en cuando toca tu puerta para preguntar si tienes hambre, Chopper se comenzó a esforzar el triple que antes, sentía que si tan solo hubiera sido un mejor médico, te hubiera salvado, aunque eso no era lo que querías, Franky por su parte, fabrica "super" cosas que sabe que te encantarían, las pinta de tus colores favoritos para luego dejarlas a los pies de tu antiguo lugar preferido en el barco, Brook toca melodías alegres, tratando de rellenar el espacio que tu tan contagiosa risa dejó atrás, sin poder enfrentar el silencio del barco, Jinbe fue el que le aviso al mundo sobre tu fallecimiento, recalcando el buen hombre que fuiste y como el mundo te aplasto solo por ser un soñador condenado, y Zoro mantuvo en pie a todos, los lazos que construiste, el legado que dejaste, el cuido de la reencarnación de ti, tu tripulación, Sabo se fue con tu padre hace algún tiempo y comienzo a extrañarlo, pero no más de lo que te extraño a ti.

El Portgas se mantuvo un buen rato hablando, hasta que tuvo la suficiente fuerza para levantarse y salir al mar de nuevo en Striker, dejando la isla en la que alguna ves él y sus hermanos fueron tan felices. Mientras se alejaba, un barco con un mascaron de proa de dragón de acerba y un pelirrojo en cubierta, sosteniendo un ramo de flores.

Vida bajo cargoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora