–¡Marco!, ¡llévame a la cubierta de ese barco!–ordenó el Revolucionario.
–¡Iré por Striker!–hablo esta ves el pecoso.
–Esperen, no sabemos con qué intenciones vienen, no pueden ir como si nada a un navío desconocido.
–¡No es desconocido!, ¡es de nuestro hermano!–grito Sabo, mientras que él y el Portgas se dirigían al pequeño barco que el segundo utilizaba.
–¡Oigan!–reprochó el fénix, siendo ignorado.
–Déjalos, hijo–le indicó Barbablanca, quien estaba sentado en su puesto de siempre, en tanto tomaba un poco, aunque las enfermeras del barco se lo tuvieran prohibido.
–Pero se están arriesgando por una estupidez, no les cuesta nada esperar.
–Mugiwara es su familia y creo que nosotros sabemos mejor que nadie lo que eso significa para ellos.
–Nada nos comprueba que en verdad fuera ese chico.
–Aunque no lo fuera, esos dos mocosos saben defenderse solos.El Monkey caminaba de un lado a otro encerrado en su habitación, su navegante le había informado que en tal ves unos 20 minutos ya estarían llegando a la isla.
Seguía tratando de formular un discurso coherente en su cabeza, pero las palabras jamás habían sido lo suyo y, solo trataba de no derrumbarse en el suelo y abrazarse a sí mismo. Estuvo un rato de esa manera, hasta que noto un alboroto en cubierta, pasó de estar en silencio, a escuchar los gritos de sorpresa de sus Nakamas, inmediatamente abrió su puerta para prepararse para pelear, pero sin tan siquiera dar un paso afuera, se encontró con dos rostros muy familiares, sus hermanos.
–Luffy...Murmuraron ambos, quienes recién se estaban preparando para registrar el barco en su búsqueda.
–¡Luffy!–volvieron a decir, ya pasando la sorpresa del momento, los dos mayores se abalanzaron sobre el azabache, causando que los tres cayeran al suelo, abrazados.
–¡Maldito imbecil!, ¡estás vivo!–exclamó el Comandante, aliviado.
–¡¿Como se te ocurre quedarte atrás en MarineFord?!–reprochó el ex-noble.
–Y-Yo lo siento–susurro el menor luego de unos momentos de silencio, en su tenue voz se notaba su nerviosismo y sorpresa.
–No tienes que disculparte por nada, idiota–le indicó el Portgas, mientras lo abrazaba más fuerte.Después de unos minutos, el rubio y el pecoso se levantaron, y ayudaron a incorporarse a su hermano, quien seguía más que sorprendido.
–No lo entiendo...creí que estaban enojados–les indicó el ex-marine.
–Lu, tenemos mucho de que hablar–dijo Sabo, en tanto el de tatuajes cerraba la puerta en la cara de los Mugiwaras, los cuales se habían asomado para ver que pasaba y como se desenvolvían las cosas.
–Yo los abandone, deberían de estar furiosos, gritarme y decirme todo lo que no pudieron hace 10 años.Comentaba el Monkey, sentándose en los bordes de su cama, sin atreverse a levantar la mirada, se sentía ansioso de la presencia de sus dos hermanos y que ambos se vieran tan tranquilos, incluso se atrevería a decir que felices de verlo. Ace y Sabo se sentaron junto a él, dejándolo en medio.
–Perdónanos–imploró el Revolucionario luego de un silencio.
–En verdad lo sentimos tanto–siguió el Comandante.
–¿Por que se disculpan?, no hicieron nada.
–¿Nada?, Luffy, te repudiamos en este último tiempo solamente por una estupidez–indicó el Portgas.
–Jamás debimos de dejar que creyeras que no seguías siendo nuestro hermano por un error que tú no cometiste.El azabache se levantó de forma brusca y salió del cuarto sin decir absolutamente nada, dejando desconcertados a los dos mayores. El de sombrero no pudo evitarlo, entró en pánico, en todo este tiempo había tratado de enfrentarse a la idea del enojo de ambos, pero cuando llegó el momento de plantárseles en frente, ellos le pidieron disculpas, no sabía cómo reaccionar y sentía que debía de pensar las cosas antes de seguir con la conversación, los había extrañado tanto, pero no se sentía capaz de actuar como si nada de estos 10 años hubiera importado. Sus hermanos, no tardaron en seguirlo hasta el acuario.
–Lu, sentimos si dijimos algo mal–se disculpó el pecoso.
–No queríamos hacerte enoj–iba a aclarar el rubio, pero su hermano menor lo interrumpió.
–¡Yo no estoy enojado!, ¡son ustedes quienes deberían de estarlo!, ¡destruí toda nuestra puta vida y no me están permitiendo disculparme..!–grito con fuerza, mientras volteaba a verlos–No pueden l-llegar y decir q-que nada de l-lo que hice no importó.Ace y Sabo se miraron entre sí, y no tardaron en entender lo que en realidad sucedía, Luffy necesitaba que descargaran un enojo inexistente sobre él, porque en el fondo, el Monkey era quien no había podido perdonarse.
Ninguno de los dos lo pensó mucho antes de acercarse al azabache y tomar sus manos, los tres se sentaron en los sillones que había junto al acuario.
–No decimos que no haya importado, solo que nada de eso fue tu culpa–comenzó a hablar el de azul.
–Eres una víctima, Lu, no un victimario.
–No tienen idea de lo que están diciendo, no saben nada de mi, ni de mis acciones.
–Sabemos que eres nuestro hermano, ese pequeño niño dulce que corría detrás de nosotros tratando de alcanzar a Ace y a mi.El menor, ya bastante agotado, apoyó su cabeza en el hombro del Portgas, no tenía la suficiente fuerza como para hablar y repetir en su mente todas las horribles atrocidades que hizo bajo órdenes del gobierno. Su cuerpo se sentía sucio, sus manos manchadas de sangre y sus ojos marcados con las miradas ajenas de las personas a las cuales les arrebató la vida, sabía que jamás podría redimirse de aquello y solo quería cerrar los ojos para no despertar.
–Los extrañe mucho–murmuro, con una voz quebrada e intentando retener algunas lágrimas.Ambos mayores abrazaron a su hermano, no sabían a detalle por lo que había pasado, pero no estar consciente de su historia, no los hacía no poseer empatía por sus sentimientos. Estuvieron de tal manera por un largo rato, tal ves una hora, no dijeron nada, no explicaron nada, solo estaban allí, Ace y Sabo sabían perfectamente que cualquier cosa que dijeran, no sería suficiente para alivianar la gran carga de Luffy, pero por lo menos estaban dispuestos a que sepa que sin importar que, siempre podían darle un simple abrazo para recordarle que no estaba solo. No podían convencerlo de que no era su culpa, pero podían apoyarlo en que se de cuenta que no lo es.
Por parte de los Mugiwaras, ellos solo se encargaron de tirar ancla para que los tres estuvieran tranquilos de no llegar con Barbablanca y los Revolucionarios, aún.
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Vida bajo cargo
FanfictionMonkey D. Luffy siempre fue un espíritu totalmente libre, indomable y feroz, como una ola chocando contra la costa, pero había algo que lo limitaba, amor, él lo sacrificaría todo por amor. Universo alterno. (Luffy Marine) Contiene escenas violentas...