Lazos

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El menor acababa de volver de avisarle a sus compañeros que todo estaba bien y que se quedaría unos días con el pirata, luego podrían continuar con su búsqueda.
–Oye, Anchor, ¿puedo preguntarte algo?–indagó el pelirrojo, en tanto los dos estaban sentados en el borde de la cubierta del Red Force.
–Claro, ¿qué pasa?
–¿Que harás después de esto?
–Planeo visitar mi antigua isla y ver a las personas que me criaron después de que te fuiste, luego si tengo tiempo...visitaré a papá.

Aquellas palabras entristecieron al pelirrojo, amaba más que a nada al pequeño y deseaba ser un padre para él, pero también estaba consciente de que jamás lo sería, su Luffy ya tenía a Dragon y los dos se querían, aunque no se conozcan en absoluto, en el fondo, envidiaba esa relación, dar el amor por sentado por simplemente compartir genes, aquel, no era un lazo real.
–¿Y en serio planeas entregar a tus hermanos?–pregunto, cambiando el tema por completo.
–Por supuesto que no, solo debo de hacerle creer a la Marina que me interesa ser un Almirante.
–¿Te convertirás en pirata?–el azabache bajo la cabeza, meramente deprimido.
–Ya es muy tarde para eso.
–Por supuesto que no, estoy seguro de que si empezaras ahora, no tardarías nada en hacerte el Rey, tienes apenas 17 y ya eres uno de los mas temidos.
–No habló de edad Shanks.
–¿Y entonces?
–He vivido tantas cosas a lo largo de mi vida, presencie miles de acontecimientos desde extraordinarios hasta vomitivos, pero a cualquier lugar donde me mandaban, había guerra, yo...estoy cansado eso, de derramar sangre por desacuerdos.
–Pero tú ya escapaste, puedes dirigirte a donde quieras.
–Lo se, eso he estado haciendo estas últimas semanas después de todo y han sido los mejores momentos de mi vida, pero siento que el sueño que alguna ves tuve, suena demasiado agotador, ya no tengo la determinación necesaria para sobrevivir, aunque es extraño, no quiero volver al mar, pero aún así...siento que pude haber llegado más lejos, pero la única razón por la que lo hacía antes era porque era mi única manera de vivir, en cambio ahora, por primera ves en mucho tiempo, tengo elección de que hacer y yo solo quiero..

Lo que dijo el Monkey a continuación, sorprendió en su totalidad al pelirrojo, miró al azabache y este estaba tan tranquilo, como si no midiera lo que acababa de salir de su boca.

Ya habían pasado tres días desde aquello y ninguno de los dos se había querido separar del otro, el pelirrojo le contaba las aventuras que había tenido y el menor lo escuchaba con atención, igual que cuando era niño

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Ya habían pasado tres días desde aquello y ninguno de los dos se había querido separar del otro, el pelirrojo le contaba las aventuras que había tenido y el menor lo escuchaba con atención, igual que cuando era niño.
–Oye, Shanks.
–¿Mh?
–¿Por que siempre me amaste de manera incondicional?, recuerdo que desde que soy pequeño tu eres de las pocas personas con las que puedo contar para todo, como una ves que rompí un jarrón que estaba entre tus tesoros, tu en ves de enojarte por meterme a tus cosas, me llevaste corriendo a donde Hongo, porque me había cortado las manos tratando de esconder los pedazos.
–Exageras, para mi solo eres un mocoso que me encontré en una cantina–bufoneó, sin darle verdadera importancia.
–Sabes que eso no es cierto, Benn me dijo que no te gustan los niños, no tiene sentido de que nos hayamos echo amigos–el pelirrojo miró a su Ancla, sentía que si debería saber la verdad después de tantos años, así que suspiro.
–Luffy, al principio me acerqué a ti porque tu personalidad y sonrisa eran iguales a alguien que fue muy importante en mi pasado, pero luego pasaste a ser más que la encarnación de un recuerdo, me encariñe contigo y con las idioteces que hacías todo el tiempo.
–¿Y por que siempre me protegías de todo?, sacrificaste tu brazo por mi.
–Porque comencé a verte como mi propio hijo, no tenías a alguien que te cuidara y supongo que yo tomé ese rol, ¿sabes?, estuve a la nada de adoptarte.
–¿Que?–se sorprendió el azabache, sin creer lo que en verdad había escuchado–Y...¿por que no lo hiciste?
–Porque me di cuenta muy tarde de que te quería más cercano en mi vida, faltaban pocas semanas para que me fuera y supongo que...encontré demasiado cruel ilusionarte con un padre para luego marcharme, pero eso ya no importa, tu ya tienes un padre y...no soy yo.

El Monkey miró al pelirrojo, no tardó más que pocos segundos en darle un gran abrazo, el cual fue correspondido.
–Siempre fuiste mi familia, Shanks, solo que sin algún papel aparente, pero me cuidaste cuando no tenía nada y me enseñaste más cosas que nadie nunca.

Ambos estuvieron abrazados por un largo rato, por el resto de los días, los dos siguieron una rutina, charlaban de todo, de ves en cuando cazaban a algunos animales de la isla y hacían grandes fiestas con la tripulación del pelirrojo, pero llegó la hora de despedirse, Luffy estaba por partir al Sunny luego de decirle adiós a todos, aunque Shanks lo detuvo.
–Anchor–llamó, causando que detuviera su paso, en el momento que se volteó, el Figarland colocó el sombrero de paja sobre su cabeza–Ahora es completamente tuyo.
–¿Q-Que?, no puedo aceptarlo, rompí con nuestra promesa, eso era importante para ti.
–Si, claro que me interesaba, pero creo que ya te deje claro que me importas mucho más tu, vete de aquí y sale de aquel abismo como un verdadero pirata–el Monkey miró al mayor con nostalgia y le dedicó una tenue sonrisa que escondía una gran felicidad.
–Te amo, papá.

Ahora los Mugiwaras se hallaban de camino a la isla Dawn, era de noche y el capitán se había ofrecido a cuidar el barco en tanto el resto descansaba, ahora, estaba sentado en el pasto apoyando su espalda contra uno de los árboles de mandarina, cua...

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Ahora los Mugiwaras se hallaban de camino a la isla Dawn, era de noche y el capitán se había ofrecido a cuidar el barco en tanto el resto descansaba, ahora, estaba sentado en el pasto apoyando su espalda contra uno de los árboles de mandarina, cuando su francotirador se le acercó.
–¿Que pasa, Usopp?
–No puedo dormir, siento que si debí de haber saludado a mi padre.

Antes de que el Monkey saliera adonde los piratas, le ofreció al de nariz larga ir con él, consciente de que Yasopp estaba con el pelirrojo, pero este lo rechazó.
–Tuviste tus razones para no ir, me dijiste que antes de reencontrarte con él, debías de ser un gran guerrero del mar.
–Si lo se, pero me hubiera gustado conocerlo.
–Tranquilo, solo tienes que ser paciente, estoy más que seguro que el día que se reencuentren, te habrás convertido en uno de los hombres más temidos y fuertes de todos los mares.

Usopp sonrió, sabía que el contrario comúnmente no era alguien sentimental en lo absoluto, pero siempre fue un gran confidente, lo conocía desde hace seis años y a pesar de su debilidad, el Monkey le ofreció unirse a él y convertir sus mentiras en realidad, nunca tuvo alguna duda de que lo lograría.
–Gracias, Lu.
–No es nada, será mejor que vayas a descansar, se hace tarde.

Vida bajo cargoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora