Vida bajo cargo

Terror de tu opinión

–Bueno, yo fui quien construyó todo con ayuda de Usopp, Nami coció la bandera original agregándole la "L", Sanji, Chopper y Brook buscaron los materiales, y el resto de detalles lo hicieron los demás con ayuda de tu madre, me sorprende que después de una década siga recordando como era exactamente todo por dentro–explicó el de cabellera azul, orgulloso del resultado.

El azabache no dudó mucho cuando se asomó por la ventana, casi con la mitad de su cuerpo afuera, al percatarse de la vista, se fijó que nada había cambiado, todo seguía igual de hermoso que cuando él y sus hermanos vivían juntos, observando su pequeño paraíso desde la altura de su hogar. Aquella sonrisa tambaleó levemente cuando gruesas lágrimas comenzaron a correr por su rostro, en tanto se mordía el labio inferior en un intento de ahogar sus hipidos. Se volteó a su tripulación y estos, al ver el rostro de su capitán, la emoción que poseían desapareció, siendo remplazada por completa preocupación.
–¿No te gusto?–se atrevió a preguntar Chopper.
–Podemos cambiarle lo que quieras o desmontarla, no hay problema–indicó Franky.
–N-No, no es eso, es s-solo que...me encanta, e-es perfecta, muchas g-gracias a todos.

Hablo con una voz rota, pero poseyendo una sonrisa sincera, se le era difícil de ver que todo lo que destrozaron sus decisiones, se volvía a reconstruir, su vida desmoronada comenzaba a sanar y eso no hacía más que emocionarlo. Su equipo al percatarse del porqué de su llanto, se le acercaron y, le dieron un gran y acogedor abrazo.
–Oigan, aún tenemos tiempo antes de irnos, ¿que les parece si cazamos algunas bestias y hacemos un banquete?–sugirió el cocinero, idea que pareció agradar.
–¡No se vale usar Haki!–indicó Usopp en tanto se separaba del momento para correr hacia el bosque, siendo seguido por el resto.

Pasaron la tarde cazando animales, para luego que Sanji los cocinara en una fogata, mientras bebían y conversarán, pasaron un buen momento en tanto Brook tocaba una canción animosa, pero a la noche ya se encontraban de camino al Grand Line.
Luffy ahora estaba en el acuario del Sunny, viendo los peces nadar con calma, sus compañeros le habían insistido que mejor descansara, pero se negó. Escuchó pasos aproximarse y se volteó a ver a la entrada, encontrándose con el gyojin, quien se sentó a su lado.
–¿Que sucede?–le pregunto al de tez azul.
–Vengo a preguntar cómo te encuentras.
–¿Por que?
–En algunas semanas te reunirás con tu padre, debe de ser difícil.
–Estoy bien, Jinbe, no tienes por qué preocuparte.
–¿Le tienes rencor?
–No hablaré de esto contigo, vete–nuevamente el tono cortante y seco que utilizaba cuando le sacaban este tipo de temas.
–Luffy, comprendo que no quieras hablar de esto, pero desde que te conozco has sido alguien tan cerrado y, eso te ha conllevado a cargar con el peso de tus decisiones y acciones tú solo, eso no está bien–el Monkey lo miró sin decir nada, sin poder pronunciar alguna palabra, así que el timonel continuó–Sabes que puedes confiar en cualquiera de nosotros para todo, estaremos apoyándote no importa que–el menor bajo la cabeza y suspiro.
–Me encuentro mal, ¿está bien?, esto no es como cuando estuve con Shanks o Dadan, no conozco a Dragon, de no ser por que tiene un maldito cartel de recompensa por su cabeza, ni siquiera sabría como se ve, no le echo la culpa de cómo terminaron las cosas, pero aún así no puedo evitar sentirme tan...enojado.
–Es normal que le tengas repudio a tu padre, después de todo, las acciones de su vida, condenaron la tuya.
–Lo se, pero aún así, estoy asustado, tengo tanto miedo de llegar y plantearme ante él para por fin conocerlo, y que esté enojado, furioso con la información que revele hace 10 años, los planes que le arruine, o peor, que ni siquiera recuerde todo lo que hice, que no le interese en lo absoluto.
–Eres su hijo y estoy seguro que le interesaras tu, no tus acciones o decisiones, te ama.
–Si de verdad me amara se hubiera tomado las molestias de criarme.
–Él no podía, eso sería como ponerte en medio de un campo de batalla–Luffy suspiro.
–Yo solo quería una vida normal con mi familia, aunque no fuera un pirata.

El gyojin miró a su capitán con compasión, para luego pasar su brazo al rededor de sus hombros, este ante la acción, solo tapó su rostro con ambas manos, concluyendo posteriormente en sollozos.
–Tengo terror de no ser lo suficientemente bueno para él.

Jinbe en el resto de la noche, solo se dedico a escucharlo, lo consolaba desde su perspectiva y lo traía a la realidad, porque era cierto que cabía la posibilidad de que Dragon lo repudiara, pero le recordaba que su padre no estaba en posición de juzgarlo en lo absoluto, era cierto que el menor había sido un asesino de la Marina por más de una década, un victimario que destruyó miles de vidas, pero a pesar de su fortaleza y voluntad, él también había sido una víctima.

Pasaron 4 semanas desde aquella conversación y ahora el Sunny Go estaba arribando en Baltigo, la base principal Revolucionaria, obviamente en el momento que pusieron un pie en tierra, a los pocos minutos de comenzar a caminar a la construcción principal de la isla, se vieron rodeados por soldados, quienes en mayoría los apuntaban con rifles, mientras que el resto los amenazaban con armas de filo.
–¡Identifíquense!–grito un hombre con sombrero negro, quien parecía ser el que estaba al mando.
–Dragon El Revolucionario está en esta isla, ¿no es así?–pregunto el capitán con total calma.
–¡¿Que es lo que buscan de él?!

Pregunto el mismo soldado, alzando suficientemente la voz para que el azabache se desesperara un poco y sin querer seguir discutiendo, comenzó a caminar de forma tranquila, siendo seguido por su tripulación, ignorando de forma casi descarada a todos los presentes. Estaban apunto de abrir paso al fuego, cuando el pirata habló nuevamente, utilizando el mismo tono.
–Soy Monkey D. Luffy y vine a ver a mi padre–contesto las dos preguntas anteriores, dejándolos atónitos.

No tardaron ni dos segundos en bajar sus armas y dejarlos pasar, el de sombrero negro comenzó a caminar al lado del azabache, temeroso de acercarse mucho, viendo el tesoro del pirata y su cicatriz, era obvio que era él. Los demás soldados los seguían desde lejos.
–Y-Yo lamentó la bienvenida, no lo reconocí–se disculpó.
–No te preocupes, no esperábamos que nos recibieran de todas formas–le contestó la arqueóloga.
–Me llamó Bunny Joe, puedo guiarlos hacia la oficina de nuestro líder, es un honor que hayan decidido venir.
–Eso sería muy amable de tu parte–le agradeció Usopp con una sonrisa, aliviado de saltarse el calvario de enfrentarse a toda una base militar.