Humano

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La mano del hombre apretaba el cuello del menor, asfixiándolo, pero este no pareció que verdaderamente reaccionara, tenía la mirada perdida y el pitido no cesaba, ese era el único sonido que escuchaba, exceptuando el latido de su corazón, que se iba acelerando cada ves más, hasta el punto en que su pecho dolía.
Miró al Marine que le impedía respirar, lucia enojado y no paraba de gritar, suponía que estaba recriminándolo de lo que hizo, pero en estas alturas, ya no importaba, había decidido traicionar al gobierno por un extraño.
Por parte de Bon-Clay, seguía sin percatarse de la comprometedora situación del menor, estaba concentrado en asesinar a todos los presentes, había perfeccionado su técnica para no matar, pero miraba todos aquellos rostros y solo podía recordar que esos ojos, habían visto la traición del Cabo, no podía permitir que ninguno informe nada de eso, él asumiría la culpa de todo, no podría vivir si ese pequeño niño quedaba condenado por salvarlo.

Luffy observó al hombre y notó la mirada que poseía, una de odio y asco, como si el simple echo de tocarlo, fuera repugnante, frunció el ceño, era el mismo rostro que lo había atormentado por años, el que veía todos los días de toda su vida, la expresión de los Marines y personas al verlo, estaba cansado de eso, de no ser tratado como humano.
Bajo su mano hasta el bolsillo de su uniforme y tomó el mango de la navaja que su abuelo le había dado en caso de que se viera comprometido, solo tomó unos segundos para que el filo cortara de manera mortal el cuello del Marine, logrando que lo soltara, calló al piso junto con el hombre quien lo aprisionaba, este se retorcía y gritaba, causando sonidos horribles al estarse ahogando en su propia sangre, pero eso al pequeño no le importó, se acercó nuevamente, cegado por la ira de su situación y destino, volvió a apuñalarlo, una y otra ves, la sangre manchaba sus manos y uniforme, pero no era relevante, solo se detuvo cuando el Marine dejó de moverse por completo, observó mejor lo que había echo y en ves de soltar la navaja y arrepentirse, colocó el puñal en su cuello, sus acciones serían condenadas y sentía que era mucho más digno morir por su propia mano en ves de la de un extraño, pero fue detenido por Bon-Clay, quien se veía herido y muy preocupado, el pequeño se rompió por completo y abrazo al mayor, quien se arrodilló a su altura, escuchando sus sollozos, pero no lloraba por aquel soldado, las lágrimas en su rostro eran causadas por su propia muerte, dolor al ya no reconocerse.

El momento fue interrumpido por la presencia del Vicealmirante, quien al instante de llegar, al ver todo el desastre, más los cadáveres, estaba preparado para matar al pirata que sostenía a su nieto, pero no hizo nada, al notar la navaja tirada en el suelo, cubierta de sangre más las manos color carmesí del de cicatriz, supo inmediatamente lo que había pasado.
–Luffy, ven–llamo el mayor y su niño obedeció, separándose del abrazo, Garp lo cargo y miró al travesti, quien dio unos pasos atrás, temeroso–Tu serás el responsable de esto.

Fue lo único que dijo, comenzó a caminar para largarse de allí y cumplir con sus palabras, Bon-Clay fue acusado por acabar con el escuadrón, con la ausencia de los dos Monkey, quienes se encontraban en otro lugar al momento de la matanza, una mentira descarada que el Héroe De La Marina repetiría las veces necesarias para proteger a su familia.

Fue lo único que dijo, comenzó a caminar para largarse de allí y cumplir con sus palabras, Bon-Clay fue acusado por acabar con el escuadrón, con la ausencia de los dos Monkey, quienes se encontraban en otro lugar al momento de la matanza, una ment...

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–No lo entiendo, ¿salvarte la vida?, él no hizo nada aparte de pelear un poco y detenerte–expresó Hancock, confundida, estaba segura de que ella hubiera echo algo mucho mejor que eso.
–Me salvo de mí mismo, además de que de no ser por él, hubieran aniquilado tanto a mi hogar como a mi.
–Luffy, hablando de eso, me sacaste de prisión y puedes tener muchos problemas, ¿en que pensabas?
–Ya no importa, tenemos que recargar provisiones antes de llegar a MarineFord, iremos a una de las centrales que está muy cerca del Archipiélago de Sabaody, allí elegirías si ir al Nuevo Mundo o quedarte en estos mares.
–Si me liberas es posible que te quiten tu puesto, has trabajado muy duro como para perderlo por una estupidez.
–Todo el gobierno está centrado en la guerra, nadie notará tu ausencia, no dejare que mi primer amigo se pudra en una cárcel.

El travesti quería seguir quejándose y hacerle entender lo riesgoso que era, pero el azabache hacía oídos sordos y se mantenía firme con su postura.

Pasaron los días y llegaron a la base, el Almirante se escabulló junto con el pirata, para llevarlo afuera del buque y cuando estuvieron lo suficientemente lejos, se despidieron con tranquilidad, pero algo en el tono del menor lo inquietaba comple...

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Pasaron los días y llegaron a la base, el Almirante se escabulló junto con el pirata, para llevarlo afuera del buque y cuando estuvieron lo suficientemente lejos, se despidieron con tranquilidad, pero algo en el tono del menor lo inquietaba completamente.
–Oye, Lu, préstame atención–llamó el mayor.
–¿Que ocurre?
–Se que eres una buena persona, pero me he enterado de las cosas que has echo–aquello causo que el azabache lo volteara a ver, con el ceño fruncido y levemente alterado.
–¿Cosas como que?–reclamó, medianamente molesto.
–Has asesinado a miles de piratas a sangre fría.
–¿Y?–su tono anterior se mantenía.
–También a sus familias, padres, esposas, incluso a sus hijos, eso no está bien–Bon-Clay era consciente de las noticias controversiales que en el mar circulaban acerca del Almirante.

El enojo en sus facciones se recalcó más y solo se dio la vuelta para volver al barco, no quería escuchar un sermón que él mismo se había repetido toda su vida.
–No te desvíes del camino del ser Humano, Lu, se que en el fondo eres mucho más que un soldado–pronunció, viendo a su pequeño amigo seguir caminando, alejándose.

–No te desvíes del camino del ser Humano, Lu, se que en el fondo eres mucho más que un soldado–pronunció, viendo a su pequeño amigo seguir caminando, alejándose

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En tan solo un día y medio, llegaron a MarineFord, faltaban 60 horas para la ejecución de Ace y todo se estaba preparando de manera extremadamente meticulosa.
Luffy fue directo a su oficina y se encerró, no se molesto en tan siquiera avisarle a su abuelo que había vuelto, se encontraba sentado en su escritorio haciendo papeleo, hasta que alguien tocó a su puerta.
–Pase–pronunció de manera lo suficientemente fuerte como para que se oyera del otro lado.
–Oye, Mocoso.

Volteó a ver a su invitado y vio a Aokiji, quien se sentó en uno de los sillones, no le molestaba que le llamara así, ya eran compañeros desde hace más de una década y tenían confianza el uno al otro.
–¿Pasa algo?
–Empieza a prepararte para la ejecución.
–Aún faltan dos días.
–¿No te enteraste?
–¿Enterarme de que?
–La adelantaron, será mañana temprano, te memorizase el protocolo, ¿no?–el Monkey se levantó de forma abrupta, mirandolo horrorizado.
–Eso es muy poco tiempo–murmuro, más para sí mismo que para el Almirante.
–¿Estas bien?

Vida bajo cargoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora