Al llegar el amanecer, Luffy se dirigió al Moby Dick con la misma sonrisa con la que se había retirado ayer, a pesar de una noche tan estresante, se podría decir que descanso bien las últimas horas que le quedaban a la luna.
En el momento de pisar la cubierta del barco de Barbablanca fue el objetivo de las miradas de todos los presentes, pero no le interesó, ya que ninguno de sus dos hermanos estaba allí.
–Buenos días, ¿donde están Ace y Sabo?–pregunto el azabache menor con total tranquilidad.El Comandante de Segunda División se levantó de su lugar y se acercó al Monkey de forma amenazante, el fénix poseía un rostro fruncido dando a entender su gran enojo por el contrario.
–Escúchame, mocoso, no sé quién te crees, pero no puedes llegar aquí creyéndote el jefe solo porque tres Almirantes te hicieron mierda en un campo de batalla–Luffy lo miró unos momentos y solo le respondió con calma.
–Marco, te recuerdo que tengo el poder de enviar aquí una Buster Call con todos los Marines que no pudieron asesinarlos, desde Capitanes a flotas enteras, lo único que impide que sean masacrados con enormes puños de magma, disparos de luz y avalanchas de hielo, soy yo, así que agradecería que me dijeras donde están mis hermanos.
–¿Crees que me intimidas?, lo único qué haces es darme aún más razones para acabar contigo, no eres nadie, ¿me escuchaste?, detrás de ese papel de gran soldado y asesino, no hay absolutamente nada, no tienes una personalidad real y mucho menos posees algún sentido de justicia propio, acéptalo, eres una extensión del Gobierno Mundial, pero estás vacío por dentro.
–Basta, Marco, es suficiente–callo el de bigote, sin estar de acuerdo con las palabras crueles que salieron de la boca de su hijo.El Monkey, sin decir nada, solo pasó al rubio de largo para adentrarse en el Moby Dick y comenzar a buscar a sus hermanos, tenía un rostro tranquilo, como si ni siquiera se hubiera molestado en escucharlo, pero no se sentía tan indiferente de cómo demostraba serlo, después de todo, el fénix tenía razón, basó toda su vida en ser una herramienta, que ya hace mucho había perdido el significado de ser humano, se consideraba a sí mismo mucho menos que eso, solo un objeto con el cual el resto podía interactuar, pero aún así, su conciencia era movida por los hilos de la Marina.
–Lu, ¿qué haces aquí?, aún es muy temprano–escucho la voz del Revolucionario detrás de él y se volteó rápidamente, el de azul tenía una taza de café en mano y recién estaba saliendo de la cocina.
–Aceptaron pelear, vine a buscarlos, ¿donde esta Ace?
–Él no es muy madrugador, ese idiota sigue durmiendo.
–¿Que?, pero si todos los demás están despiertos, ¿como puede seguir acostado?
–Estamos hablando de nuestro hermano, si fuera por él no se levantaría jamás–bromeó el rubio, sacándole una risa a su sol–¿Que tal si vamos a tu barco?, no me agrada mucho comer algo pesado en las mañanas, pero tu cocinero hace unos platillos deliciosos.Pasó un rato en el que ambos comían bocadillos recostados en el pasto del Sunny, hasta que por fin oyeron la voz que estaban esperando.
–Oigan, ¿por que me dejaron solo?, hubieran echo el intento de esperarme–comentó Ace, subiéndose a cubierta.
–Imbecil, tardaste como 2 horas y nos aburrimos a los 5 minutos–indicó el Monkey, acompañándose de una risa leve, que se le fue contagiada a los dos mayores.
–¿Ya desayunaste?–le pregunto el Revolucionario, a lo que el contrario asintió.
–Bien, es hora de patearles el trasero a ambos–recordó el azabache menor, levantándose y golpeando su puño contra la otra palma de su mano, se notaba confiado.
–Hablas como si de verdad pudieras derrotarnos–indicó el pecoso, hablando con una sonrisa burlona.
–Te recuerdo, Luffy, que después de esto tienes que dejarnos protegerte de la Marina, más te vale no quejarte después–hablo esta vez el de azul, tomando su tubería.Los tres saltaron a tierra y se alejaron lo suficiente de la orilla como para no dañar a ninguno de los dos barcos anclados.
Hubieron leves momentos en los que ninguno hizo nada, pero eso no duró mucho, siendo que Ace, en un movimiento rápido, se acercó para intentar golpear al Monkey, pero este lo esquivó, Sabo imito al Portgas y también trató de percutir al ex-marine, pero dio el mismo resultado, no lograron ni tocarlo.
Luffy, al entender que era su turno, envolvió su puño en Haki De Armadura y lo estrelló contra el rostro del pecoso, lanzándolo lejos, tomando por sorpresa a los dos mayores.
–Parece que te subestimamos un poco, hermanito–comentó con gracia el Revolucionario, quien volvió a acercársele para atacar, orgulloso por la fuerza del menor, aunque no esperaba menos de un Almirante.La batalla continuó, cada uno mostrando una destreza impresionante, Ace lanzaba ráfagas de fuego, iluminando la pelea con destellos anaranjados, mientras que Sabo contraatacaba con golpes certeros, ambos totalmente concentrados en derrotar al menor, quien solo mostraba una agilidad sorprendente al esquivar los ataques, sus movimientos eran fluidos y rápidos, pero agresivos al momento de defenderse. Todo se alargó más de lo esperado, a tal punto de llevar horas luchando, ya las dos bandas de piratas estaban presentes, pero los Mugiwaras eran quienes se encargaban de que nadie se atreviera a interferir. La pelea solo continuó retrasando su final, sin un ganador claro, ya llevaban dos días completos peleando, estaban agotados y utilizaban sus últimas fuerzas, pero no se detendrían hasta que un bando sea el triunfante, aún que de todas formas el cansancio no era ninguna complicación para los hermanos, los tres compartían aquella firmeza inquebrantable y ya estaban absueltos en su totalidad en vencer.
Pasaron 5 horas, en el atardecer del segundo día, el menor se detuvo unos instantes y observó a sus dos contrincantes, sintió su cuerpo cansado y su estómago estaba hambriento, pero aún así disfrutó de ver los grandes destellos de determinación en los ojos de sus hermanos, los mismos que veía cuando peleaban juntos en Terminal Gray o en la capital del Reino Goa, aquel sentimiento de admiración se percibía cálido en su pecho y por fin...se sintió satisfecho, aflojó sus manos y cerró los párpados, luego esbozó una gran y radiante sonrisa, lo último que vio fue a Ace y a Sabo acercarse listos para darle un golpe mortal que pensaban que esquivaría al igual que todos los otros, pero no lo hizo, los puños de los dos mayores atravesaron su pecho, las llamas del Portgas quemaron su carne y parte de su piel, mientras que el Haki de Armadura del de azul lo lastimó severamente.
Cuando se dieron cuenta, ya fue demasiado tarde, el cuerpo de su hermanito cayó al suelo y, lo único que pudieron hacer fue arrodillarse y observar horrorizados como su vida se desvanecía lentamente de sus ojos. Toda su vida hubo una mueca amarga en su rostro, pero ahora...poseía una sonrisa enorme, un momento de felicidad que perduraría en el tiempo, tranquilidad que no perderá, nadie volvería a arrebatarle su libertad nunca más.
–¡LUFFY!–fue lo último que escuchó el de sombrero de paja, antes de que todo a su alrededor se quedara en silencio.
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Vida bajo cargo
FanfictionMonkey D. Luffy siempre fue un espíritu totalmente libre, indomable y feroz, como una ola chocando contra la costa, pero había algo que lo limitaba, amor, él lo sacrificaría todo por amor. Universo alterno. (Luffy Marine) Contiene escenas violentas...