La chica de ojos marrones oscuros se quedó bastante sorprendida sobre lo que habíamos descubierto y estaba francamente intrigada por qué ocurriría.
─¿Crees que Maribel tenga algo que ver realmente con todo este embrollo? ─comentó la muchacha que tenía una trenza─. Quizás fue un malentendido y ella no pinta nada en el asunto.
─No, pero, ¿cómo va a tratarse de una equivocación? Si ya sabemos que sí o sí Maribel es su madre adoptiva ─argumentó Amaia.
─Bueno, en eso tienes razón, pero sigo creyendo que es raro que Maribel, Adrián, Juan y Ana puedan tener algo en común ─explicó Raquel─. Quizás…
Raquel paró en seco y puso cara de susto, como si se acabara de dar cuenta de algo muy relevante e impactante. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Seguramente ella estaba pensando en lo mismo que yo.
─No… ─murmuré yo, todavía escéptica.
─Juan… ─empezó a contar la joven─ tiene edad de ser el padre biológico…
─¿Estás sugiriendo que él fue el progenitor de Adrián? ─quiso aclarar la astuta Amaia─. Pero entonces él habría tenido algún lío amoroso o relación con la tal Valeria, madre genética, y de eso no tenemos la certeza.
─Yo lo cierto es que había pensado en otra cosa, pero no sé, no me hagáis mucho caso…
Estaría pensando lo mismo que yo.
─¿Y si… Ana y Juan─prosiguió Raquel─ hubieran tenido a Adrián, de forma natural, sin ser adoptivos ni nada?
La miré fijamente. Todas sabíamos qué significaba eso; Adrián sería mi medio-hermano.
─No tiene lógica ─objetó Amaia, que siempre quería llevar la contraria y lo cierto era que solía acertar en sus predicciones y tener la razón casi siempre─. No hay nada que nos pueda llevar a pensar eso.
─Pero… ─intervine yo─. Mi madre nunca me contó nada sobre todo esto. Ni una palabra sobre Juan, ni una sola palabra sobre Adrián. Ni sobre Maribel, y menos sobre Valeria. Tendría sentido que no me hubiera contado nada porque Adrián resultaba ser mi medio-hermano y no lo sabíamos.
─¿Por qué querría ocultarlo? ─comentó la escéptica Amaia.
─Quizás… ─empecé a decir yo.
Iba a decir algo, pero rápidamente descarté esa opción. No creí que fuera posible.
─Quizás la madre de Colibrí estuvo con Juan mientras… ─Raquel dejó de hablar y me miró, buscando mi aprobación, seguramente preguntando con la mirada si yo creía que mi madre pudiera haberle sido infiel a mi padre.
─No creo ─alegué seria─. Mi madre era muy buena persona, y nunca le habría hecho eso a mi padre.
Todas sabíamos de qué estábamos hablando, y ni hacía falta mencionarlo tal cual.
─O, si no… ─la chica que llevaba una trenza se paró a pensar un segundo antes de hablar─. Igual simplemente no lo contó por miedo a quién sabe qué.
─Pero, a ver… Nada de esto tiene sentido ─insistió Amaia─. Juan es el padre adoptivo, eso no está en duda.
─Ten en cuenta que eso podría ser falso ─puntualicé.
─Es verdad ─concordó la chica que había sido amiga mía durante mi infancia─. Adrián y yo éramos pequeños cuando hicimos nuestros árboles genealógicos. Teníamos diez años. Adrián decía saberse sus ascendientes al detalle, pero quién sabe…
─Y, además, se supone que el padre biológico nunca se supo, sólo el adoptivo, que era Juan.
─Quizás… ─volvió a decir Raquel─ Juan dejó a Valeria embarazada y más tarde, cuando que ella ya había muerto, se sintió culpable y vio que podría enmendar sus errores adoptándolo.
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El Sueño De Colibrí
Teen FictionMaría es una niña huérfana muy curiosa y con mucha imaginación, que siempre sueña con un mundo mejor. En su camino para encontrar la felicidad vive muchas aventuras surrealistas. ¿Dónde termina un sueño y empieza la realidad? Esta joven narra todas...