Miguel está sentado en la entrada del cielo, claramente dormitando, tanto por el cansancio mental como por el físico. Se queja un poco cuando se acomoda e instintivamente se toca el abdomen, en el cual tiene una herida provocada por el último entrenamiento que tuvo con Gabriel, ya que dejó que este le atravesara con una espada para así darle una paliza sin que nadie le dijera nada, enserió necesitaba desahogarse.
Escucha como alguien se sienta a su lado, gracias al aura se da cuenta que se trata de Astaroth; no le dice nada al respecto ni lo mira, menos cuando siente que lo tapa con una tela delgada y apoya la cabeza contra su hombro.
Desde hace algunos días el beta hace eso, por algún motivo que aún no entiende ni le ha preguntado, pero no le desagrada su compañía, ya que se sentía mejor al tener a alguien a su lado.
Apoya su cabeza encima de la contraria para acariciarlas entre si, haciendo aquel gesto de forma involuntaria, pero al ver que no fue recriminado, se queda completamente tranquilo.
Sonríe un poco, ahora se siente relajado, no se sentía de ese modo desde...
Muerde su labio inferior y se contiene de llorar. No quiere que Astaroth se preocupé, además de que no quiere tener que esquivar las preguntas que le pueda llegar por eso.
Como quisiera...
—Saben que no pueden ser pareja, ¿cierto? —esa voz desagradable le hizo fruncir el ceño.
—No lo somos —mencionó con fastidio, abriendo sus ojos para así ver al alfa contrario—. No deberías meterte en la vida de los demás.
Con eso dicho, se levanta lentamente, dejando que Astaroth se quede sentado y tapado con la misma tela con la cual él había sido tapado, para así colocarse finalmente frente a su hermano menor. Se nota bastante enojado, su olor y la mirada que tiene en ese momento se da a entender ese sentimiento; creía que Gabriel ya había tenido su merecido después de la golpiza que recibió en el entrenamiento.
Enserio no se encuentra de ánimos, solo quiere estar tranquilo en esos momentos, pero parecía que todo estaba en su contra para que aquello no pasara.
¿Acaso era tan difícil tener un poco de paz?
—¿Qué quieres? —se cruza de brazos, esperando que la pregunta sea respondida.
—Me disculpo por lo del entrenamiento —al escucharlo, se dio cuenta que había algo raro, por lo cual eleva una de sus cejas—. Me sobrepase.
—¿Quién te mandó? —claramente le preguntó con irritación— Si por ti fuera, no hubieras venido. Además, yo me dejé.
Ve como ese alfa baja los hombros y desvía la mirada mientras esta refunfuñando, eso claramente le da la pista de que Dios le tuvo que decir algo para que se fuera a disculpar, ya que este estaba observando el entrenamiento.
"Como soy su juguete, no quiere que otros me lastimen."
Sus feromonas salen agrias por aquel pensamiento, sintiéndose triste y aburrido de todo lo que le ocurre. Lo único malo que hizo fue no creerle a sus hermanos infernales y lastimarlos por haber sido manipulado, ¿qué más debe de sufrir para estar tranquilo? ¿Qué más necesitan de él?
Sale de sus pensamientos cuando siente que alguien lo abraza por el costado para que avancé hacía atrás, haciendo que por esto se aguante el quejido por la herida que aún tiene en su abdomen; mira quien le hizo aquello, viendo a Astaroth, del cual se fija que tiene un puchero y también el ceño fruncido junto a una mirada de enojó, de la cual nota que es dirigida hacía Gabriel.
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A Su Debido tiempo (Omegaverse)
Фэнтези𝔸𝕕𝕧𝕖𝕣𝕥𝕖𝕟𝕔𝕚𝕒 𝕕𝕖 𝕔𝕠𝕟𝕥𝕖𝕟𝕚𝕕𝕠: -𝔸𝕓𝕦𝕤𝕠. -𝕄𝕒𝕟𝕚𝕡𝕦𝕝𝕒𝕔𝕚𝕠́𝕟. -𝔸𝕦𝕥𝕠𝕝𝕖𝕤𝕚𝕠𝕟𝕖𝕤. -𝕄𝕖𝕟𝕔𝕚𝕠́𝕟 𝕕𝕖 𝕤𝕦𝕚𝕔𝕚𝕕𝕚𝕠. ~~~ Un omega, nació siendo de esa casta pero eso no impidió qué pudiera ser igual de importan...