Capitulo 2: Hambre

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Tiene hambre, bastante, esa fue una de las razones por la cual despertó en esa madrugada y lo hizo sentarse en su nido; mira a sus hermanos qué están durmiendo, no quiere molestarlos para qué lo acompañen a buscar algo de comida ya qué dentro de unas horas ellos deben de ir a cazar. Traga saliva, niega un poco, puede aguantar el hambre hasta la mañana, no quiere salir, tiene miedo de qué justo vengan a por él cuando este solo, no quiere eso.

Su estómago gruñe por la falta de alimento, él en respuesta se tira contra las pieles para revolcarse en estas, acariciando su abdomen en el proceso, sintiendo la pequeña aura qué se está formando por lo qué crece dentro de él, no sabe qué sentimientos debe de tener ante esa criatura, si es qué lo puede llamar de esa manera, por todo lo qué ha experimentado en esos pocos meses.

—¿Qué será? —pensó por un momento para después negar, restándole importancia al asunto, no quiere pensar en eso.

Nuevamente suspira, enserio tiene bastante hambre, esta hartó de sentirse de esa manera, de qué aveces quiere comer bastante y en otras no, pero no sabe el porqué le ocurre aquello, quiere saberlo pero no ha encontrado una respuesta al respecto. Se coloca en posición fetal, acurrucadose más para sentirse protegido, no puede conciliar nuevamente el sueño para olvidarse de lo qué siente su estómago en aquel momento, si no fuera por las pesadillas, ya estaría durmiendo tranquilamente.

Un peso siente a su lado, alguien se sentó, lo supo de inmediato, por su aura sabe qué es Belcebú, pero eso no evitó qué se tensara y temblará un poco, no es por la desconfianza, pero su cuerpo hizo aquello involuntariamente. Mira finalmente a su hermanito cuando esté se acuesta a su lado para mirarlo cara a cara.

—¿Qué ocurre? —murmura para no despertar a los otros, no quiere incomodarlos.

—No puedo dormir —murmuró con la voz calmada; mentira, Lucifer lo notó a enseguida por el tono de voz empleado.

—Belcebú...

—Me desperté y te note inquieto —admitió, lo escuchó suspirar, el menor nunca lo logra engañar—. ¿Tienes hambre?

No menciona nada ante esa pregunta, no quiere preocuparlo ni ser un mal hermano con él; cuando iba a negar, se queda completamente detenido por el puchero qué hace Belcebú, dándole un poco de calidez por recordarle qué muchas veces lo hacía cuando quería hacer algo arriesgado o cuando no quería hacer algo, por lo qué siempre hacía berrinches o lo adulaba, intentando qué de esta forma no le obligará a hacer su trabajó.

—No me mientas... Por favor —esas palabras llenas de tristeza le oprimieron los corazones a Lucifer, haciendo qué tensara la mandíbula.

—Sí tengo —susurró finalmente, dando aquella respuesta en un hilo de voz.

—Entonces, vamos.

A Belcebú le costó, pero luego de varios minutos pudo hacer qué se levantará para finalmente salir ambos de aquella cueva con cuidado de no despertar a los demás, lo cual consiguieron. Empezaron a avanzar por ese espeso bosque, el menor detrás suyo para ir a su pasó y no dejarlo atrás, lo cual agradece; en todo ese camino rocoso ve los árboles de distintos colores apagados, algunos se ven hasta sin vida porque no tienen hojas y algunos otros parecían quemados, aparte del fuego qué hay en algunas partes, por lo qué se cuidan de no entrar en estos; llegaron al terreno en donde se encuentran los mamuts, Lucifer se queda atrás después de escuchar el pedido de su hermanito, el cual le comentó qué quería qué viera como él se las apaña solo para cazar uno de esos gigantescos animales. Finalmente se sienta mientras mira el espectáculo, por lo cual observa como ese omega se ríe mientras se monta en uno de esos animales infernales, uno de varios metros de alto con colores oscuros y largos colmillos, para comenzar a jugar un poco con este antes de empezar a liquidarlo.

A Su Debido tiempo (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora