Cinco: Nuevo día, nueva oportunidad.

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Brooklyn:

Era un nuevo día en el instituto. Siempre me sentaba al lado de Emma, pero ahora mi mirada tan sólo oscilaba desde su asiento hacía la maestra, que conversaba atentamente con el director en la entrada del salón mientras los demás estudiantes se acomodaban en sus asientos.

Mi mente danzaba entre la pérdida y la muerte, siendo esta última algo no tan diferente para mí; cuando de pronto la voz de la docente me sacó de mis pensamientos:

—Buenos días chicos, les tengo una noticia muy importante. Hoy recibiremos a un nuevo estudiante.

Un muchacho de ojos azules y cabello castaño apareció a paso temeroso en el aula.

—Mi nombre es Peter Adams. —musitó.

—Siéntate al lado de la señorita Wright. —comentó la educadora.

Al intentar hacerlo, se le cayeron sus libros y todos los presentes emitieron comentarios y risas burlonas. El pan de cada día en ese lugar. Le devolví uno y expresé lo siguiente, con una sonrisa:

—Ten más cuidado la próxima vez. La gente de aquí se ahoga en la ignorancia.

Él también sonrió y me dio las gracias.

Era un chico  muy jovial, con sólo un gesto te invitaba a que le hablases.

...

El año escolar ya iba a terminar y se organizaría uno de esos bailes cursis de fin de año. Yo no quería ir por más razones que las obvias, aparte de que todo eso me parecía una grandísima pérdida de tiempo y más bien una estrategia para que los adolescentes compitiesen por ver a quién le hacían más propuestas y a quién no.

En contra de mis principios de "única y diferente" y por hacer feliz a mi madre más que todo, accedí a ir; sin apuesto acompañante.

—Sabes que será un desastre, ¿verdad?

Y ahí iba la voz que me estremecía de nuevo.

—Sí, pero según mamá, debo socializar más.

Llegué y todo era como lo había imaginado. Globos, flores, parejas bailando y otras haciendo algo más que eso y muchos trajes blancos manchados de ponche de frutas porque en mi curso siempre elegían el alcohol antes que esa bebida. Las frutas eran para dichas bromas.

Me senté en una mesa alejada y dije, dirigiendo los ojos al techo lleno de una decoración malograda: "sabía que habría sido mejor quedarme".

—Hola.

Era Peter.

—Gracias por todo —comentó con sinceridad.

—De nada. Sé lo difícil que es lidiar con esas personas.

—Sí, sé a lo que te refieres.

Y se alejó con rapidez. Su silueta se mezcló con las demás, impidiendo que registrase en mi memoria más que sus palabras. Era un chico agradable, pero vaya que también era súper extraño. 

Sentimientos Sangrientos (Lis Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora