Cuarenta y tres: Sentir y Pensar.

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Peter:

Esa noche, mi mente estaba en blanco. Ya era como un cuerpo que deambulaba por la vida sin motivo aparente, y muy pocas cosas me hacían sentir, pero todo me hacía pensar y, como ya lo he dicho más de mil veces, nuestros pensamientos pueden llegar a ser nuestro verdugo si no los sabemos manejar.

En la oscuridad, contemplé la soledad que me agobiaba, y de entre las sombras El fantasma del Fracaso hizo aparición preguntándome:

—¿Estás listo?

—Nunca estaré listo para hacer algo como esto. —respondí, suspirando. Derrotado, roto, acabado.

El fantasma se paseó por mi habitación.

—Está bien, te daré un poco más de tiempo. Pero es hora de que le digas a todos la verdad.

Y se fue, pero no era el fin: varios cuerpos colgados aparecieron en el techo. Esas personas se sentían igual que yo. No pudieron soportar el dolor.

Escuché sus llantos y últimas palabras.

—Mira —el espíritu de un adolescente me mostró sus últimos días de vida— Pedí ayuda, pero nadie me escuchó. Me decían que sólo estaba llamando la atención y que era un rey del drama. Meses después, en mi funeral, todos parecían amarme.

Luego, el espíritu de una chica con cicatrices en las muñecas, apareció cerca de la orilla de mi cama, mientras los cuerpos en el techo se esfumaban.

Al mismo tiempo que jugueteaba con sus manos, empezó a hablar fuerte y claro:

—Depresión, esquizofrenia, acoso escolar o incluso sexual...Llámalo como quieras, bien sabes que el sentir y el pensar son dos acciones muy poderosas. Bien sabes que no estábamos locos, estábamos sufriendo.

Con sus palabras se acercaba más y más. Así, mientras señalaba su antebrazo cicatrizado, fue concluyendo:

—Cada cicatriz fue un llamado. Uno que nadie atendió. No éramos reyes y reinas del drama, éramos seres humanos que, al no saber gestionar nuestro sentir exacerbado, fuimos destruidos por nuestro pensar. No pudimos soportar el dolor.

Le dediqué una sonrisa descolorida a la chica, diciéndole que la entendía, que a pesar de que así pareciese no estaba sola en su lucha, aunque pareciese que ya había perdido la batalla.

Y así, todo fue desapareciendo y yo logré conciliar el sueño.

Le iba a hacer caso al Fantasma. Tenía que expresar mi verdad de una buena vez.

Sentimientos Sangrientos (Lis Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora