Brooklyn:
Lo vi asentir y dar un apretón de manos al aire. Era verdad, no tenía sus ojos. No podía ver lo que él estaba viendo en ese momento. Algunos dirían que tampoco pude ayudarlo, pero lo que me dijo el hombre con el cigarrillo aquella noche era verdad: por mucho que lo quisiese, no era su centro de rehabilitación, pero sí podía acompañarlo en cada obstáculo del camino que haya elegido. Y si este lo era, yo aceptaría su decisión.
Cuando escuché el impacto del rayo y luego los dos disparos, llamé a la policía.
Les dije que lo había encontrado allí cuando me paseaba por esos alrededores para leer. Junto a su cuerpo, apareció otra nota de despedida y un arma. La que después me enteré, era de su padre, que fue encerrado por delitos de violencia doméstica y otros infames cargos.
Su funeral fue el jueves, un día antes de que East High al fin diese la última campanada y ese año de horrores escolares terminara.
Su madre lloraba y lloraba, absuelta de tapujos, decoro, tan sólo con el dolor de una madre que había perdido una luz en lo más alto de su cielo. En su mundo. En toda su existencia.
El doctor Adam siempre me decía que perder un hijo por suicidio tal vez disipaba el dolor del que lo hizo, pero continuaba con el de la familia. Me contó, en nuestra confianza ya entablada, que tenía unos amigos que habían perdido un hijo de esta manera y que ahora, incluso como diez años después de su muerte, el padre estaba irreconocible: como...Un muerto en vida, no le importaba su aspecto, su aseo, nada.
¿Así sería la vida para la madre de Peter ahora? ¿Todo sería más inhumano para ella que una cruel pesadilla? ¿Todo le daría tan igual? ¿Qué pasaría conmigo, entonces? Joder.
Detestaba lo que estaba próxima a hacer, porque sabía que tan sólo afianzaría su dolor. Pero fue el último deseo de Peter. Debía hacerlo.
—Él quería que usted tuviese esto. —dije, mientras salíamos del cementerio y la vi un poco más tranquila.
Le di la carta destinada para ella. Su despedida.
Así pues, tan sólo se desplomó en mis brazos formando un abrazo sincero, puro, repleto de emociones que era imposible imitar con palabras. No había rastro de la droga en su sistema. Estaba limpia. Finalmente estaba sobria.
—Gracias. Él te quería mucho. —respondió.
...
Diane, madre de Peter:
Allí estaba, su caligrafía entre manchones de tinta que podría reconocer en cualquier lugar.
Era cierto. Ese había sido mi trabajo por un tiempo. Había sido adicta. Pero estaba mejorando porque quería ser una mejor persona, para mí y para mi hijo.
Ahora el peso que suponía Steve se había ido, ya no viviría aterrada de que volviese en medio de la noche a lastimarnos.
Steve se había ido...Pero mi pequeño también.
Y si esta carta era lo que me acercaría un poco más a él, conectándome a su sentir, me aferraría a aquellas palabras para vivir plena y sobriamente el resto de mis días.
Sabía lo que era sentirse atrapado en un callejón sin salida, sabía lo que era esa presión en el pecho, ese cansancio. Lo conocía.
El chico de quince años que ahora yacía en una tumba me había dado el mayor ejemplo de resiliencia, de amor, de bondad. Y ahora viviría por él. Por él y con él a mi lado. Pues sabía que nunca se iría del todo.
Su carta decía así:
Hola, mamá.
Mujer maravilla. Mi adorado laberinto de colores.
Te escribo porque siempre he sido el nerd de la familia y eso tú siempre lo has sabido, já.
Espero no causarte más daño del que me agobia ahora, pero quiero que sepas que nada de esto es tu culpa.
Al contrario, todo lo que soy, te lo debo a ti.
A tu sonrisa de cristal.
A tus cálidas caricias.
A tu inmensa capacidad de amar sin esperar nada a cambio.
Me importa un bledo tu trabajo. Veo a las almas por lo que son y no por lo que cuentan las bocas. Y yo sé que tú, amada madre, tienes un alma preciosa.
No estés triste por mí.
Te mereces lo mejor que este mundo pueda darte, sin adicciones, limpia y sin dolor.
Te visitaré en sueños o en viajes donde el universo se une a los ángeles.
Adiós, adorada mía.
Con amor,
El chico de ojos oceánicos.
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Sentimientos Sangrientos (Lis Version)
Genç KurguEn un Londres aparentemente tranquilo, hay una chica que lidia con voces en su cabeza debido a su exacerbada emotividad y diversos traumas del pasado. Conoce a un chico que, igual que ella, no sabe controlar sus demonios internos en esta lucha que l...