Once: El chico rubio y la verdad.

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Peter:

La oscuridad inundaba mi habitación. Estaba tumbado en mi cama. El dolor del golpe se esfumaba como el andar de un caracol. Me desesperaba.

Un chico de cabellos dorados emergió de entre las sombras.

—Hola, Peter.

—¿Quién eres? —pregunté, extrañado y temeroso.

Vi que en sus labios fantasmales se formó una sonrisa, como diciéndome que yo ya tenía esa respuesta. Prosiguió a decir:

—La pregunta es, ¿quién eres tú Peter?

—Últimamente no sé quién soy. Ni siquiera sé por qué estoy hablando contigo. Eres...Sólo un producto de mi imaginación.

—¿Y quién te dice que lo que ocurre en los jardines de la memoria no es un hecho, jovencito? ¿Quién te dice que no soy de carne y hueso?

Al decir esto, entre risas, hizo el intento de darme un apretón de manos, pero al hacerlo, su piel traspasó la mía en una especie de espejismo.

Yo temblaba, pero hice mi mayor esfuerzo para que él no pudiese notarlo.

—Algo me dice...—continuó, sin desviar sus ojos rojos de los míos— Que ya sabes quién soy, lo sabes muy bien, es simple: no lo quieres admitir aún.

Dio tres pasos y se sentó en una butaca mullida que había a los pies de mi cama.

—¡No sé de qué hablas! —exclamé.

—Sí lo sabes —respondió él en tono solemne y sin perder la serenidad que lo distinguía desde que llegó— Lo sabes muy bien.

Y así, sin más, una nube negra lo envolvió y se desvaneció; como si nadie hubiese estado allí.

Estaría mintiendo si dijese que no sabía de qué estaba hablando. Pero no podía, no podía entregarme a la verdad.

A mi verdad.

Sentimientos Sangrientos (Lis Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora