Treinta y uno: ¿Quién es él en realidad?

9 3 3
                                    

Peter:

—Hola, Peter. —anunció el chico de cabellos dorados.

Sí, otra noche más, otra velada más en mi monótona habitación.

—¿Qué quieres ésta vez? ¿Una jeringa? ¿Un hacha para cortarme la garganta? ¿Una soga para dejarme sin respiración? ¿Un beso del verdadero amor para despertarme de mi sueño de cien años, "princesa"?

—Cálmate. —expresó, con aire tranquilo, casi cabizbajo. Estaba irreconocible. —Suena como que estás persiguiendo al ángel de la muerte, pero él es más rápido que tú.

—Se ha tardado. —respondí, con indiferencia.

—Vamos, Peter, ambos sabemos que realmente ese no era tu deseo...

—¿Y quién te dice qué es lo que en verdad quiero? ¡Sólo cierra la maldita boca y termina con esta tortura de una buena vez!

—No hasta que aceptes y escuches quién soy en realidad. A eso vine hoy.

Yo asentí casi por inercia.

—Soy la parte de ti que siempre has escondido en las sombras, aquella que por más que me esfuerce, aún no logras aceptar del todo. —explicó, sereno.

Y lo sabía muy bien. Siempre lo hice.

—Todas las veces que te lastimé, fueron momentos en los que tú mismo te hiciste daño. Las cicatrices con la navaja que hicieron que acabáramos en el hospital, la sobredosis, todo...Fuiste tú. No soy más que otra parte de tu ser.

—Es una mentira. —llegué a susurrar, a pesar de que sabía que él estaba en lo cierto.

Sentí sus manos fantasmales sobre mis hombros. Momentos antes me había incorporado en la orilla de la cama, ya no tenía fuerzas ni para seguir acostado. De esta forma, pronunció las palabras que me dejaron con más preguntas que respuestas:

—Sé que sientes que no hay salida, que debes acabar con todo, pero ¡no es así! ¡Debes resistir!

—¡No puedo, es imposible!

—¡No te rindas! —escuché que me contradijo así, antes de desvanecerse por completo.

Pero no, ya no podía. No podía continuar con este dolor.

Si bien más adelante, dentro de tres días, dos meses o cuatro años finalmente lo aceptaba todo, ya no podía más. El dolor era más grande que cualquier rastro de esperanza que quedaba y...Me temo que duraría para siempre.

Sentimientos Sangrientos (Lis Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora