Veinticinco: Tú me importas.

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Peter:

—¿Te das cuenta de lo que acabas de hacer? —era el de lágrimas de fuego.

—¡Deja tus tonterías! —le refutaba yo.

Tampoco lo quería ver a él, pues lo que más me dolía era que tenía razón.

Me tiré sobre la cama, golpeando mi cabeza contra la almohada en frustración y algo de cólera. Un quejido de mal humor salió de mi garganta. Estaba harto de toda esta presión, de todo lo que se me venía encima.

—¡Eh, Cenicienta!

Sentí el impacto de un objeto cerca de mi frente.

El amo de los precipicios volcánicos me había aventado el teléfono celular.

—Y deja de quejarte así. Parece que estuviesen sacrificando a un animal aquí adentro. —río, juguetón.

—Hijo de...—empecé a decir yo.

—¡Oye, oye! Alguien te escribe. —concluyó él interrumpiéndome y mientras le daba un efímero retoque  a su rubia cabellera, entre una nube de humo negro, volvió a desaparecer del lugar.

Tomé el dispositivo entre mis manos y en efecto, había un mensaje muy importante en la bandeja de entrada. Era de Brooklyn.

"Peter, si te sucede algo, puedes hablarlo conmigo. No quiero perderte porque tú me importas".

Sentimientos Sangrientos (Lis Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora