48. La boda...

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Al día siguiente todos estabamos cuidando a George, desinfectandole le herida y vendandosela.
Fred no se separaba de él y yo solo tenía rabia hacia una persona.

Estaba en la cocina sola, llorando lo que no había llorado delante de los demás. Porque sentía que la situación me podía, deseaba que todo esto fuera un mal sueño y que nada fuera real.
Pero no, mi hermano ha estado a punto de morir y ahora no tiene una oreja, estamos todos en peligro y amenazan constantemente con matar a mí familia.

¿Y todo por qué? Por un puto niño que solo trae problemas.

Hablando del Rey de Roma, San Potter apareció por el umbral de la puerta y yo limpié mis lágrimas rápidamente dándole la espalda.
Se quedó callado un rato pero sentía su mirada fija en mi nuca, mientras yo me apoyaba en la encimera controlando mis impulsos.

—¿Vas a agarrar algo o estás aquí de florero? —no pude callarme al ver que el idiota no soltaba ninguna palabra

—No, yo sólo... Quería disculparme

Sonó tan fingido que elevé mis cejas con molestia y giré mi cuerpo para mirarlo, aunque seguramente tendría los ojos rojos e hinchados y unas ojeras que me llegan a los pies porque no he dormido apenas. Levantándome cada hora para ver si George estaba bien.

—Si, claro... —mi ironía se mezclaba con mi molestia y me crucé de brazos apoyando mi cuerpo en la encimera atrás de mi

—Esta no era mi intención...

—Nunca nada es tu intención, ten huevos Potter

—Es qué yo no quería que todo esto pasara, yo les dije que no lo hicieran —ese comentario bastó para que me enderezara y lo mirara con la más pura rabia que sentía

—No querías pero casi matan a mí hermano por tu puta culpa —una sonrisa irónica se posicionó en mis labios mientras mi cuerpo desprendía rabia

—Imagino lo que debes estar sintiendo ahora pero-

—Tu no tienes ni puta idea de lo que yo siento en este momento porque si no, ya te habrías largado de mi casa —estaba a segundos de matarlo, juro que estaba a punto de acabar con toda esta mierda

—De todas formas George está bien, no le ha pasado nada grave —entrecerré los ojos mirándolo incrédula. ¿Acaba de decir lo que yo creó? En ese mismo momento Fleur apareció por la puerta mirando la escena

—Eres un... ¡Que te jodan Potter! —lancé lo primero que vi hacia él y prácticamente me lancé sobre él, pero Fleur agarró mi cuerpo con todas su fuerzas y comenzó a gritar

Mientras yo solo intentaba golpearlo y él retrocedía alejándose de mí. Los demás aparecieron y abrieron los ojos al ver la escena.
Fleur no aguanto mucho y me solté del agarre lanzándome de nuevo sobre él. Esta vez sí conseguí tirarlo y colocarme sobre él, gritos se hicieron presentes en la sala y unos brazos me quitaron de encima antes de que pudiera hacer nada.
Me agarraron con tanta fuerza que me levantaron del suelo y ni siquiera mis pies llegaban a tocar este.

—¡¿Nada grave?! ¡Tienes que estar de broma! ¡Tiene que ser una jodida broma! —mis gritos se rompieron  mientras pataleaba en el aire intentando soltarme y las lágrimas salieron de mis ojos

—Calmate... —La voz de Bill en mi oído me tranquilizó un poco y me dejó en el suelo abrazandome, me aferré a él y lloré sobre su pecho, mientras él me acariciaba el cabello

Cuándo estuve más tranquila estaba sobre la encimera con una taza de chocolate caliente, hablaba con Fleur y Bill sobre lo que había pasado. Y ambos me admitieron que había sido una mala elección de palabras y actitud.

MI PERDICIÓN || MATTHEO RIDDLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora