MI PERDICIÓN || MATTHEO RIDDLE

73. Una Malfoy

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Me acerco a la puerta junto a Mattheo que parece desconectado a mí lado.
Un vestido negro que me llega hasta los pies decora mi figura: con mangas de encaje, pegado en el pecho pero que al llegar a la parte del abdomen cae suavemente. Un semi recogido sujeta mi cabello y los accesorios hacen que el conjunto de todo quede en armonía.

Mattheo va como siempre, traje negro y manos en los bolsillos. Bastante nervioso y tenso.
Yo también estoy completamente fuera de mi, como si en cualquier momento me pudiese echar a llorar del agobio. Pero aún así noto como Matt está realmente mal así que coloco una de mis manos sobre su hombro y me acerco a él.

No me mira, al contrario agacha la mirada y comienza a crujir sus dedos.

-Oye, se que es una mierda -mi comentario no parece consolarlo pero al menos logro que me mire- pero es lo que nos toca

-No estás ayudando, comadreja

-Quiero decir, es tu padre y yo salí contigo aceptando a lo que me enfrentaba. Quizás nunca pensamos en un hijo a esta edad, pero tarde o temprano tendríamos que pasar por esto, nos ha tocado tener familias de mierda, y no podemos cambiar eso...

Me mira atentamente mientras hablo, al terminar simplemente me dedica una sonrisa tímida y deja un beso en mi frente.
En ese momento la puerta se abre por completo dejándonos a la vista a un hombre con facciones parecidas a las de un hombre lobo.

Al instante la suavidad en la mirada de Mattheo desaparece y su cuerpo se tensa inmediatamente colocándome tras él.
El hombre en la puerta no separa su mirada de mi mientras tiene una sonrisa espeluznante en el rostro.

-Aparta, Greyback -espeta con molestia y rechazo

El hombre no se mueve, parece divertirle la situación. Pero pronto cambia de parecer cuando el mismísimo señor tenebroso lo aparta de un empujón, dejándose ver atrás del antes mencionado.
Me quedo de piedra e instintivamente me aferro más al cuerpo de Mattheo, que agarra mi mano con firmeza.

-Ya veo que no era ninguna broma... -tiemblo al escuchar su voz- Pasad, tenéis que explicarme muchas cosas...

No me muevo pero es Mattheo el que tira de mi hasta encontrarnos caminando por los pasillos de la mansión Riddle.
Ya conozco la casa a la perfección de cuando viví aquí, bueno, más bien cuando destrozaron la boda de mi hermano y me secuestraron.

Llegamos al comedor y nos sentamos en una larga mesa, parecida a la que tenemos en la mansión Malfoy.
Yo me siento en una silla y cuando Mattheo pretendía sentarse junto a mí Voldemort lo frenó, ordenándole que se siente frente a mí, encabezado él la mesa.

-¿Desde hace cuánto?

Su pregunta hace que de un respingo al no esperarmela, Mattheo lo mira con nerviosismo y él sigue sin expresión alguna, jugando de manera exasperante con su varita.

-Seis meses -la respuesta de Mattheo es corta y concisa

-Y ya veo que no has elegido a cualquier chica. La pequeña Malfoy... En realidad una simple Weasley que ha sabido elegir bien su camino... -me asusta que sepa tanto sobre mi, me asusta la manera en la que no nos mira a ninguno, pareciendo que no le importase lo más mínimo la situación