65. No soy él

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Voy hacia el gran comedor con prisa, es la hora de cenar y estoy un poco agotada tanto física como mentalmente.
Me siento al lado de Daphne y Draco, ambos me dedican una mirada preocupada y antes de siquiera hablar el rubio ya había colocado un porción de comida en mi plato.

La cena es tranquila y como cualquier otro día. Pero antes de terminar de comer, Tom, que estaba sentado a unas personas de mí se levanta y sale sin mirar atrás.
La curiosidad me mata y lucho conmigo misma por no salir de allí corriendo a averiguar qué pasa.
Pero pierdo mi lucha interna y me levanto tranquilamente bajo la mirada de todos, y para mí sorpresa cuando digo todos también hablo de Mattheo y la mirada de su parte que noto fija en mi nuca. Nunca le ha agradado que su hermano y yo estemos demasiado cerca o a solas.

Sigo al azabache por los oscuros pasillos del castillo y ambos subimos las largas escaleras de la torre de astronomía. Al llegar a lo alto el no se para a mirar pero sé que ha notado mi presencia, sé que sabe que estoy atrás de él.

Se acerca a una de las paredes y sin esperarmelo y con un movimiento inentendible de varita saca una botella de whisky de fuego de un hueco que se forma en ella.
Y empieza a beber, de nuevo. Se pasa el día borracho y aquí, porque con los mortifagos en el castillo lo último que hacemos es dar clases, y sobre todo él y su hermano que pueden hacer lo que quieran. Son los hijos del jefe.

—Ahora pretendes pasarte los días borrachos —hablo con incredulidad acercándome a él, pero no sé molesta en mirarme ni contestar— ¿Te ha comido la lengua el gato? ¿Ahora Tom Riddle se calla ante una chica plantándole cara?

—No quiero discutir ahora mismo niña

—Estas de suerte, yo no quiero discutir quiero aclarar cosas. Aclarar tu actitud, la mía, aclarar esto

—¿Aclarar el qué Alexa? Dime, ¿Aclarar qué?

—Que ahora estoy contigo como cuando empecé con Mattheo. Esto es exactamente lo mismo que hice con tu hermano Tom, emborracharnos en la torre de astronomía y no volver ha hablarnos en todo el día

Su expresión cambia antes mis palabras, la molestia ante la mención de su hermano se hace evidente pero poco me importa cuando me cruzo de brazos mirándolo. Estoy harta de ellos, de ambos. Harta de ser el juguete favorito de los hermanos Riddle, de caer en sus encantos una y otra vez sin aprender de mis errores. Ellos, son mis errores.
Se acerca, moja sus lindos labios con el líquido de la botella y saca algo de su bolsillo, pero no puedo mirar que es porque mi mirada está perdida en la suya aunque a veces se alterna con sus labios.

Estamos a centímetros, noto el frío que su cuerpo desprende, su mirada vacía y algo espeluznante pero que nunca me ha causado miedo, si no seguridad. Esos labios que saben mentir y envenenar tan fácilmente y esos ojos que nunca te muestran expresión alguna.
Lleva sus manos a mis labios, los acaricia con su pulgar agarrando mi mentón a la vez y acerca su boca a mí oído.

—Yo no soy mi hermano Alexa, nunca lo voy a ser

Esas simples palabras a modo de susurro causan en mi una sensación increíble, un escalofrío que me recuerda a muchos momentos donde mis labios y mis minutos se perdieron en las comisuras de sus labios y en cada parte de su tonificado cuerpo...

Céntrate Alexandra...

Vuelve a estar frente a mí, ahora se que el objeto que se ha sacado del bolsillo es un cigarrillo, porque lo pone entre sus labios y lo enciende con la punta de su varita. Da una calada, lo mantiene unos segundos y lo suelta en mi rostro. Pero a diferencia de antes ahora me llega a parecer desagradable, el olor a droga me causa náuseas y el humo me da ganas de toser.

—Lo sé, se que nunca serás como él. Siempre he sabido encontrar cada una de vuestras diferencias... —mi respuesta tarda en llegar pero parece servirle

Coloca una mano en mi mentón, junta nuestras frentes y no si es que no quiero o no sé cómo frenarlo. Cuando acercaba su rostro al mio y sus labios se acercaban a mí puse mis manos en su pecho separandolo unos centímetros que son suficientes para mirarnos a los ojos.

—Estoy embarazada Tom... Tengo 5 meses de embarazo

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MI PERDICIÓN || MATTHEO RIDDLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora