58. El Resultado

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TIC, TAC, TIC, TAC, TIC, TAC, TIC, TAC...

Parece que los minutos no pasan, ambas frente a ese dichoso objeto del infierno.
Daphne se acerca y al verla palidecer me  entra el pánico. No, no, no...
Me acerco y veo el resultado: Positivo.
Me quedo muda, no me sale la voz, no puedo moverme, solo siento el miedo y el pánico apoderarse de mi.

Me dejo caer en la tapa del váter y por fin lo suelto. Comienzo a llorar con desesperación, meto mi rostro entre mis piernas y lo cubro con mis manos. Los sollozos son acompañados por los de Daphne que pronto comienza a llorar conmigo.
Se acerca, me abraza y deja un beso en mi cabeza.

—Tranqui amor. Me tienes aquí para lo que necesites, ahora solo tienes que hablar con Mattheo... No te pongas así, seguro que lo entiende

No puedo responder a eso así que solo lloro más.

—Tengo 17 años Daphne, 17... —no puedo dejar de llorar pero no solo es por la edad y el vértigo que me da está situación

Si, estoy embarazada de un Riddle. ¿Pero de cuál? Fue una diferencia de poco más de una semana entre cada uno.
Cómo mierda le explico a la gente que no se quién es el padre de lo que tengo dentro...

·★|★·

Pasé la noche con Daphne en su cama, ambas lloramos durante toda la noche y entre eso y mis nauseas ninguna durmió más de dos horas seguidas.
Al bajar al desayuno ambas teníamos un aspecto horrible, ella al menos disimuló todo lo que había llorado pero yo no eso. Porque en mi no tenía arreglo.

Mis ojos estaban rojos e hinchados, ojeras descansaban bajo mis ojos y mis labios estaban agrietados de respirar por la boca entre sollozo y sollozo.
Al llegar a la mesa todos me miraron con leve preocupación pero no quisieron preguntar. Me senté como siempre a un lado de Mattheo, no separaba su mirada de mi y nada más sentarme puso su mano en mi muslo acariciandolo tiernamente. Lo que me hizo llorar de nuevo tapando mi rostro con mis manos.

¿Por qué a mí Merlín? ¿Por qué a mí?

—Linda estás bien? —era un pregunta estúpida pero de cierta forma me pareció tierno que se preocupase por mi

—Si, si. Solo tuve mala noche

Mis ojos brillaban como dos estrellas y él dejó un beso desconfiado en la punta de mi nariz.
¿Cómo se supone que le diga que estoy embarazada? Si llegase a ser suyo o no el va a ser el padre de la cosa. Ni muerta tengo un hijo con Tom.

·★|★·

Me acurrucó entre las sábanas abrazándome a mí misma. Veo a Mattheo salir de su baño y dirigirse aún con la toalla envuelta en la cintura y él cabello completamente mojado.
Se pone unos simples boxers para dormir y se acerca a mí con una sonrisa divertida.

Quita de un tirón las sábanas sobre mi cuerpo y en un rápido movimiento está sobre mi besando mi cuello.
Mi único pensamiento es que estoy embarazada, en que no puedo porque estoy embarazada de dos meses.
Por mi mente pasa un mal pensamiento:

“Si tengo sexo puedo perder al bebe”

No dudo en dejarme llevar y comenzar a disfrutar la situación sin pensar en que pasará.
Lleva una de sus manos a mí cuello ganándose un gemido de mi parte y junta nuestros labios en un beso intenso y excitante. Muerde mi labio inferior en varias ocasiones haciendo que jadeé por el dolor mezclado con el placer.

No puedo evitar llevar una de mis manos a su entrepierna notando su excitación en el gran bulto bajo mi mano. Lo acaricio ganándome jadeos de su parte y se sienta a mí lado besando mi cuello mientras yo sigo acariciando su erección.
Bajo sus boxers y no me lo pienso mucho cuando me inclino y meto su extensión entre mis labios, jugando con mi lengua y mis labios. Notando como su respiración se acelera y echa su cabeza hacia atrás mientras agarra mi cabello con sus manos en un intento de coleta.

—Juro que tienes un jodido don para esto... —su respiración se entrecorta y las palabras le salen a tirones

Cuando siento como se viene en mi boca lo saco de ella y bruscamente agarra mi cuello y me acerca a tan solo milímetros de sus labios.

—Tragatelo —mas que una petición es una orden, puedo ver el deseo y la lujuria en el reflejo de sus ojos fijos en mis labios llenos de líquido blanco

Sin llevarle la contraria me trago la sustancia y noto como él recorre mi cuerpo con su mano libre.

—Buena chica...

Vuelve a llevar sus labios al encuentro de los míos y suelta mi cuello para que ambas manos coloquen mi cuerpo a horcajadas sobre su regazo. Escucho como jadea entre el beso lo que hace que yo también lo haga.
Sus manos mueven mi intimidad sobre su erección, noto su extensión abajo mío, sin nada de ropa mientras yo sigo con un tanga color negro extremadamente delgado lo que hace que la fricción sea aún más placentera por la falta de ropa.

Lleva su mano a mí cuello, la va subiendo hasta que llega a la altura de mis labios y mete tres dedos en mi boca. Ese es su aviso o si forma de pedirme permiso.
Cuando siente mi saliva en ellos los baja hasta mi entrada y traza círculos sobre mi punto sensible. Pero no va a hacer eso solo, solo me está preparando.

Gemidos salen de mis labios mientras muevo mis caderas en busca de más, saca los dedos de ahí y con dos de ellos hace a un lado mi ropa interior penetrandome de una sola estocada.
Dejo mi cabeza caer sobre su hombro al sentirlo llenar cada parte de mi, comienzo a moverme lentamente mientras él también jadea.

Cuando comienzo a saltar sobre él ambos tocamos el cielo, mis piernas tiemblan, mis gemidos se convierten en gritos e incluso dejo vatias lágrimas de placer correr por mi rostro ebtre quejidos.
Noto sus manos aferrarse con violencia a mi culo haciéndolo saltar con más intensidad sobre él, escuchando el sonido de nuestros cuerpos chocando.

Cuando notó mi abdomen bajo contraerse y las fuerzas se me van se que me estoy viniendo, él para sintiendo mi líquido rodear su pene y bruscamente me tira de espaldas a la cama.
Al principio no entiendo nada pero ni siquiera me puedo mover. Se coloca sobre mi y abre mis piernas bruscamente, se coloca entre ellas, saca un condón de la mesita de noche y se lo coloca con agilidad.
Entra en mi pero está vez con menos piedad, va dando fuertes estocadas desde el minuto 0 y su agarre en mi cuello hace que me asfixie de cierta forma.

Mis ojos se ponen en blanco y mis uñas arañan su espalda entre gritos y quejidos. Es como una tortura placentera.
Con una de sus manos agarra mis muñecas y las coloca sobre mi cabeza aprisionandome a su merced.
Su lengua juega con mis pezones mientras sus movimientos no cesan y mi cuerpo tiene una explosión de sensaciones, mi espalda de arquea y su mano libre se coloca en esa zona manteniendo mi cuerpo suspendido unos centímetros en el aíre.

Cuando acelera el ritmo siento como se viene y seguido de él yo me vengo por segunda vez.
Nos tumbamos en la cama controlando nuestras respiraciones y él se levanta sin taparse ni vestirse a tirar el condón a la basura. Se tumba a mí lado y ambos estamos exhaustos, no pensamos en vestirnos. Solo nos abrazamos y nos quedamos dormidos como dios nos trajo al mundo...

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MI PERDICIÓN || MATTHEO RIDDLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora