27. De Buena Estúpida

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Estaba en uno de los pasillos hablando con un compañero, sentí una mirada clavada en mi nuca así que me giré viendo a Mattheo mirar en mi dirección fijamente, estaba junto a Tom el cual le hablaba y miraba de vez en cuando en mi dirección.

No le di importancia y seguí hablando con el chico, hasta que sentí unas  manos completamente heladas posarse en mi cintura y susurrarme al oído desde atras.

—Deverias alejarte de esta conversación si no quieres que comience una pelea— dijo en un susurro y yo reí levemente.
Por la inusual temperatura de sus manos y la voz ronca y profunda sabía que era Tom.

Pose mis manos sobre su agarre de mi cintura y él tiro de mi cuerpo levemente.

—Adios Adrian— me despedí del chico y camine junto a Tom hacia donde Mattheo estaba mientras apretaba los puños.

—Cualquier día mi hermano va ha perder la cabeza por tu culpa, y yo no voy ha sacarlo de todos los problemas— dijo Tom con una sonrisa burlona.

—Creo que eso es su problema no el nuestro— dije riendo y él me dió un leve apretón en la cintura.

—Eres imbécil— dijo riendo levemente y yo también reí.

—Eres tú el que me has enseñado Tommy— dije con diversión y el me empujó levemente soltando mi cintura.

Llegamos a un lado de Mattheo riendo y él castaño rodó los ojos.

—Era apartarla de ese capullo no volver a coquetearle— dijo Mattheo y Tom y yo intercambiamos una mirada entre confusa y divertida.

—¿Apartarme de ese “capullo”? ¿Coquetearme?— pregunté confundida cruzandome de brazos.

—¿Volver?— preguntó Tom metiendo sus manos en sus bolsillos.

—Venga ya, os habéis acostado juntos hace menos de un año y medio, si, volver a coquetear Tom— dijo y Tom tenso su mandíbula.

—Fue un error y lo sabes, llevas echandonos en cara eso desde que paso, asi que cierra la boca de una puta vez sin no quieres que te la cierre yo— dijo Tom seriamente y simplemente se largo de allí.

—Es un exagerado— dijo Mattheo restándole importancia y yo rodé los ojos.

—Tiene razón, ¿Hasta cuando nos lo vas ha reclamar? Si quiera te debería importar— dije sería acercando mi mano a su brazo, acariciandolo levemente.

—¿No debería importarme que perdieras la jodida virginidad con mi hermano mellizo?— dijo con molestia pasando su lengua por su labio inferior.

—No, no éramos nada en ese momento, y ahora solo somos amigos, no tienes motivos para que te moleste— dije agarrando su mano.

—Si, claro, solo amigos, que te den Alexandra— dijo soltando mi mano y yéndose con notable molestia.

Me quedé sin entender una jodida mierda, pero supongo que nunca lograría entender al bipolar Mattheo Riddle. Fui hacia la sala común y me encontré a Draco, Theo y Blaise sentados en los sillones.

—¡Buon giorno!— dije sonriendo mientras me acercaba a ellos.

—¿Ahora eres italiana?— dijo Theo riendo.

—No, se me da mejor el francés— dije guiñándole un ojo y me senté sobre las piernas de Draco.

—Si... Supongo que deberías darme las gracias— dijo el rubio y yo rodé los ojos.

—No creo, más a tu madre y las clases que nos dió en verano— dije y los tres rieron.

Draco jugaba con mis manos mientras yo aun seguía sentada sobre sus piernas, hablamos durante las siguientes horas.

MI PERDICIÓN || MATTHEO RIDDLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora