59. ¿Qué Vas Ha Hacer?

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Desde que hace una semana supe que estoy embarazada mi mente es un desastre. No lo quiero tener, no quiero.
Sería una niña cuidando de otro niño, sé que Mattheo se quitaría la idea de encima y me tocaría estar sola, y no, me niego, a ser la madre de un engendro así.
No voy a traer a un bebé al mundo para que sufra lo que es el desprecio de su familia, ni tampoco pienso darle la oportunidad de tener un hijo a Mattheo, pobre bebé, lo vendería por dos botellas de whisky de fuego.

Y estamos olvidando la parte más obvia.
NO SE QUIÉN ES EL PADRE.

—¿Me estás escuchando? —la sacudida de Astoria me hace salir de mis pensamientos volviendo a la realidad, en esa clase deprimente

—No, la verdad es que no

Mi sinceridad hace que resople y se acomode en su sitio de malas formas. Pero poco me importa cuando vuelvo a caer en mis pensamientos, olvidando donde estoy...
Pensando en que mierda voy ha hacer.

♪·☆|☆·♪

Las manos de Daphne acarician mi antebrazo de manera brutalmente tranquilizante. Recuesto mi cabeza en su hombro mientras ambas estamos sentadas y abrazadas en uno de los sofás de la sala común.
Desde que salió positivo ese test Daphne y yo hemos vuelto a ser inseparables. Porque por mucho que me duela admitirlo es la única que se preocupó realmente por lo que me pasaba y por saber que tenía. Y es la única que sabe de mi embarazo.
Solo ella y yo, como hace unos años.


—¿Qué vas ha hacer? —la pregunta de Daphne me resulta abrumadora y tardo unos minutos en responder sin quebrarme

—No lo voy ha tener. Está cosa no puede nacer

Inconscientemente coloco una de mis manos en mi abdomen ganándome un bufido de parte de la rubia. Se coloca mejor y me mira como si le doliera a ella la decisión más que a mí.


—Nena, ¿Estás segura?

—No he estado tan segura de algo jamás


—Lexi piénsalo bien... No hagas las cosas de forma impulsiva


—¿De forma impulsiva? ¿Qué pretendes Daphne? No eres tú la que va ha engordar como una pelota, ni la que se va ha tener que hacer cargo de una cosa por el resto de su vida. No voy a tener un hijo con 17 años, y menos con un Riddle. Mi familia me mata.


Aunque mi respuesta es algo violenta y tajante ella parece entender mi punto, porque agacha su mirada y no vuelve a sacar el tema.

No sé si es consciente de la situación, de que se aproxima una guerra mágica o del simple hecho de que Mattheo es el padre, pero tener a esa cosa del demonio sería un suicidio. Y no pienso discutirlo.


—De todas formas sigo pensando que debes hablarlo con Mattheo. A fin de cuentas es su decisión también


Al parecer quiere seguir con el tema. Haber cariño cómo te lo explico.
No se de qué Riddle es.

—La decisión es mía, ¿Enserio piensas que él va estar ahí? Claro que no, conocemos a Riddle y sabemos que al enterarse vuelve a desaparecer pero está en vez no aparece. Fin de la discusión


Me levanto ante el suspiro de mi amiga. No pienso seguir con una discusión que nos sirve para nada, es decir, no hay nada que discutir. No es como si ella decidiera.
Subo las escaleras y siento a alguien a mis espaldas pero al saber de sobra que es ella no le doy importancia y entró a mí habitación.
No da tiempo a que la puerta se cierre cuando entra tras mi, pero para mi sorpresa no es Daphne. Si no Mattheo.


—Me gustaría saber qué es lo que me haría desaparecer. Aunque bueno, es tu decisión, no?


Si voz demuestra molestia y juraría que he palidecido al verlo frente a mí. Abro los ojos sin saber que responder y él suelta una risa irónica.


—Venga, quiero escucharte decir lo mierda que soy en mi cara


Se acerca y me empuja a la cama bruscamente. Por un momento entro en pánico al saber que cuando se enoja pierde los papeles. No le permito ver mi miedo y cuando su tumba sobre mi agarrando mis brazos yo intento apartarlo.


—Yo no he dicho que seas un mierda pero ahora lo estás demostrando tu solito mi vida —mi tono burlón y mi sonrisa retadora hace que agarre mi rostro con una de sus manos haciendo demasiada fuerza


Cuando se quita de encima mío y suelta mi rostro noto la sangre en mis labios y sin poder evitarlo suelto una risa nerviosa. Y quiere Daphne que tenga un hijo con este personaje.

—¿A que te referías ahí abajo? —se nota como intenta controlar la rabia, pero más lo nervioso que está, como si hubiese miedo de mi respuesta


—A nada importante —respondo levantandome de la cama

—¿Ya te has follado a otro? ¿Es eso? —noto el nerviosismo en su voz


—No inventes Mattheo, ya estás delirando

—¿Cómo no quieres que lo haga si lo primero que escucho al entrar es: “Conocemos a Riddle va ha desaparecer”?

Entiendo su punto, yo también me lo tomaría a mal pero no pienso contárselo. Al menos no ahora.

—Puede que haya sonado mal pero no es nada que te tenga que preocupar —hago lo posible por convencerlo y al parecer lo logro un poco

Se acerca, coloca su mano en mi cuello y junta nuestros rostros, dejando nuestros labios a simples milímetros mientras su respiración se mezcla con la mía.


—Por tu bien y el de ese capullo que no me entere de que estás con otro —susurra sobre mis labios y un escalofrío recorre mi cuerpo

—¿Te recuerdo que no eres mi novio?


Como única respuesta junta nuestros labios violentamente en un beso dominante y posesivo, se nota la rabia en sus movimientos y en como me besa con desesperación.
Muerde mi labio inferior, me hace retroceder y me tira a la cama con él encima, sin separar el beso.

Supongo que podemos discutir en otro momento...

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MI PERDICIÓN || MATTHEO RIDDLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora