15. Mis sentimientos

7K 365 13
                                    

Había pasado una semana desde que Mattheo y yo nos besamos, una semana en la que he estado distraída, mis ganas de comer se han esfumado y me cuesta conciliar el sueño.
Cierto chico no sale de mi cabeza, es imposible que me guste, yo lo odio y lo voy a odiar siempre, es arrogante, insoportable, mujeriego, y malditamente sexy...

Llevaba días evitándolo, no me acercaba a él ni siquiera en clases, cuando el aparecía yo me iba a otro sitio, y no volví a la torre de astronomía.
El también parecía absorto en sus pensamientos diariamente, ni siquiera cruzamos un insulto y eso era bastante extraño.

Estabamos en clase de estudios muggles, estaba sentada junto a Draco, yo estaba pensando en Riddle mientras Draco tomaba apuntes.

-¿Me vas ha decir ya lo que te pasa?- pregunto dejando de escribir, mirándome con atención.

-No me pasa nada...- mentí como pude.

Llevaba mucho tiempo sin contarle prácticamente nada de mis sentimientos y pensamientos a Draco, sentía que últimamente lo único que hacía era mentirle y distanciarme de él. Pero estos pensamientos me estaban volviendo loca, cada vez me distanciaba mas de todos, mi ansiedad aumentó y no me sentía comoda hablando de mis pensamientos y sentimientos con nadie porque ni yo misma entendía que me pasaba.

Lo único que tenía claro es que el problema tenía nombre y apellido.

-No se que te pasa últimamente Lexi, pero sabes que me lo puedes contar todo- dijo volviendo su vista al frente, lo miré con tristeza y la culpa me invadió cuando me levante del pupitre y salí casi corriendo del aula, bajo la mirada confusa de mis compañeros y la profesora.

Llegué al baño y me senté en el suelo apoyando mi espalda en la pared, abracé mis piernas y escondí mi cara entre éstas, mientras soltaba silenciosos sollozos.

Escuché como alguien entraba al baño pero no me moleste ni en mirar quién era, sentí como se sentaban frente a mi y ponian sus frias y grandes manos en mis rodillas.

Al sentir este contacto supe inmediatamente quién era, así que me tiré sobre él y comencé a llorar con la cabeza escondida en su cuello mientras él acariciaba mi espalda y mi cabello.

-Todo va a estar bien Lexi... Yo me voy a encargar de que todo esté bien- susurro en mi oído Tom con la voz que siempre usaba cuando yo lloraba.
Una voz calmada y melodiosa que transmitia tranquilidad.

-No se que me pasa... No lo sé...- sollocé con desesperación y el dejo un beso en mi cabeza.

-Tranquila, a veces solo necesitamos desahogarnos, no siempre podemos saber al cien por cien que nos pasa- respondió con tranquilidad.

Levanté mi rostro para mirarlo y él apartó el cabello que caía sobre mi cara con una sonrisa de boca cerrada, con la manga de mi camisa limpié mis lágrimas y el me miró con atención.

-Lo siento... Siento que siempre tengas que estar preocupado por mí, soy una egoísta que solo estorba- sollocé y el limpio con su mano el rastro que mis lágrima dejaban.

-Nunca ha sido un problema para mí ayudarte- dijo seriamente y tomó una de mis manos.
-Tu eres la única persona con la que puedo ser yo sin que me juzgues, la única con la que me muestro vulnerable y le cuento mis sentimientos, tu siempre has estado en mis peores momentos poniendo tu hombro para que llorara, ahora me toca a mí hacer todo eso por ti- susurro acariando mi mano, una sonrisa triste apareció en mi rostro y desvíe mi mirada a sus lindos ojos marrones.

Nunca me había dado cuenta de lo unidos que Tom y yo estábamos, necesitamos de el otro para estar bien, solo él calma mi ansiedad cuando lo necesito, solo él sabe todo lo que me pasa solo con mirarme.

No hace falta que nos hablemos para saber que estamos mal, solo con mirarnos a los ojos sabemos todo lo que el otro esta pensando.
He aprendido a pensar como él lo haría, a actuar como el como él lo haría, para saber cuando dejarlo solo y cuando estar ahi con él, sin hablar, solo acariciando su espalda mientras él se desahoga y yo lo escucho.

-Es por Mattheo...- admití mirando como al escuchar la mención de su hermano tensaba su mandíbula.

-¿Qué te hizo? No hagas caso a lo que te diga sabes que es...- dijo con algo de molestia pero lo interrumpí.

-No me dijo nada- dije y el me miró confuso.

-¿Entonces?- preguntó sin entender.

-No puedo sacarlo de mi mente, cualquier cosa que haga o diga me llevan a él, antes de dormir mi último pensamiento es él y en clases no puedo concentrarme por su culpa- dije sin parar de forma rápida, cuando termine agarre una bocanada de aire porque casi me ahogo.

Me miró incrédulo y agarro mi rostro entre sus manos, acunandolo, parecía estar examinando si me encontraba bien -Pero si hace unos días os odiabais y solo hablabais para insultaros- dijo confundido y yo agaché la cabeza.

-Hace una semana nos besamos, no sé cómo pasó, el me besó y por alguna razón le seguí el beso- conté frustrada, sintiendo que me había quitado un peso de encima al habérselo contado a alguien.

-¿Cómo?- preguntó sin entender como habíamos pasado de odiarnos a besarnos, pero siendo sincera yo tampoco lo sabía.

-No lo se...- murmuré mirando mis manos.

-Bueno... Lo que tengo claro es que Mattheo no te gusta, te encanta.
Por muy mal que te trate sigue gustandote y el beso solo te confundió más, le pasa a muchas personas, suele pasar cuando una persona que te atrae físicamente comienza una mala relación contigo, aunque te insulte y te haga de todo, su físico te sigue gustando así que no lo ves tan mal. Te acostumbras a que ese sea el único contacto que tengas con él y cuando cambia un poco su actitud te hace sentir especial, pero no porque te trate bien si no porque ya no te trata tan mal como antes... Y eso no es sano- explicó Tom con tranquilidad y yo abrí los ojos al darme cuenta que había podido explicar en segundos lo que yo en semanas no había podido.

-Eso es lo que me pasa- dije asombrada.

-Pues simplemente deja que todo pase a su ritmo, no fuerces las cosas pero tampoco las evites. Simplemente no dejes que pase cierto límite- explicó y yo asentí enérgicamente.

Dejo un último beso en mi frente y se levantó saliendo del baño, dejándome allí sola sentada en el frio suelo, pensando en lo que Tom había explicado...

_________________________________

MI PERDICIÓN || MATTHEO RIDDLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora