Draco y yo íbamos en un carruaje camino a su casa.
Yo llevaba un vestido verde esmeralda largo, tenía una apertura en la pierna y un gran escote en la espalda, no tenía mangas así que dejaba la zona de mi clavícula al descubierto, la cuál decore con un collar que me regaló Draco en navidad, los pendientes iban a juego y llevaba unos tacones negros, un brazalete de plata decoraba mi brazo y un precioso anillo con una esmeralda verdadera decoraba mi dedo corazón, fue un regalo que me dio Tom por mi cumpleaños, me dijo que era especial para él, así que lo guardo y cuido con mi vida.
Mi peinado consistía en una elegante trenza suelta que reposaba sobre mi hombro derecho y estaba maquillada levemente aunque de forma notoria.Draco iba guapísimo.
Con un traje negro y unos zapatos negros, su pelo rubio perfectamente peinado de forma que parecía algo desordenado pero elegante, sus dedos estaban decorados con anillos, y una pulsera con la inicial A reposaba sobre su muñeca, fue un regalo mío y dese ese día nunca se la ha quitado.
Llevaba las mangas del traje subidas y un reciente tatuaje cubría uno de sus antebrazos, estuvo muy ilusionado cuando esté verano le dejaron hacérselo.Al llegar a la mansión Malfoy, Draco bajo primero y me ayudó a bajar, me extendió su brazo el cual agarre con confianza para adentrarnos en la casa.
-¡Niños!- dijo Narcissa bajando las escaleras rápidamente y recibiendonos con un cálido abrazo.
-Mama...- saludo Draco y la miro con una sonrisa que solo tenía cuando la miraba a ella.
-Cissy- salude con una amplia sonrisa y ella nos miró de arriba a abajo a ambos.
-Estais preciosos- dijo con orgullo y nos tomo de las manos para guiarnos al comedor.
Al llegar a la sala varias personas estaban de pie tomando bebidas o simplemente charlando.
Algunas otras estaban en los sillones o en las sillas sentados.-Oh... ¿Estos son tus hijos Narcissa? Son preciosos ambos- dijo una mujer con voz dulce acercándose a nosotros.
Estaba a punto de responder que no pero Narcissa se me adelantó -Si... Ellos son mis hijos- dijo con una sonrisa tierna.
Draco y yo compartimos una mirada de confusión y volvimos nuestra vista a Cissy la cual había ido a hablar con la gente. Por una parte me había gustado que dijese que soy su hija, por que ella es lo más parecido a una madre que tengo ahora, pero por otra parte no entiendo porque ha mentido, y por la reacción de Draco el está igual de extrañado que yo.
-¿Ahora eres mi hermana? Siempre te he considerado una pero que lo seas es una sorpresa, no nos parecemos en nada "señorita Malfoy "- susurró Draco con burla y yo le di un codazo ganandome una queja de su parte.
-Pues más te vale entretenerme hoy hermanito- dije sarcásticamente y el soltó un risa irónica.
-Esto es una mierda, perdón por haberte traído- dijo con pesar pasando uno de sus brazos por mis hombros.
-No a sido tu culpa, esto es lo que hace una familia ¿No?- dije suspirando mientras tomaba una copa de vino.
Después de una larga noche de gente estirada y elegante, Draco y yo estábamos tumbados en el césped del jardín.
Mirábamos las estrellas y no pude evitar reír, Draco me miró con cara rara y yo empecé a reír aún más.-¿Qué te pasa ahora, loca?- dijo Draco con el ceño fruncido.
-Quien me diría hace unos años que estaría vestida con un vestido de gala haciéndome pasar por una Malfoy- dije riendome mientras me sentaba y lo miraba.
-Vale, es un poco subrealista- dijo riendo levemente.
Nos miramos fijamente y lo abracé -Gracias por todo Draco...- dije de forma sincera y él me devolvió el abrazo dándome un beso en la mejilla.
-No me des las gracias...- dijo sonriendo y nos levantamos del césped.
Fuimos a la sala de estar y nos tumbamos juntos en el sillón, nos tapamos con una manta y nos quedamos dormidos abrazados, como cuando teníamos once años y yo no podía dormir, íbamos a la sala común y nos dormíamos abrazados en el sofá.
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MI PERDICIÓN || MATTHEO RIDDLE
FanficAlexandra Weasley, la primera hija mujer de los Weasley empieza su aventura en Hogwarts sorprendiendo a toda su familia. Siempre pensó que el amor era una perdida de tiempo hasta que en quinto año algo la hizo cambiar de opinión... La llegada de una...