Chile y México, Capítulo 30.

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Capítulo 30.

Aquel domingo de penas y lágrimas se convirtió en un domingo de consuelo. Italia no se despegó de Argentina en ningún momento, estuvo con él toda la tarde acariciándole el cabello y limpiándole las lágrimas. 

Argentina le contó todo, o bueno, casi todo. Le contó su historia con Perú obviando algunos detalles, también le contó sobre el conflicto que se había desatado a raíz de la foto y le contó que tenía claras sospechas de quién podría haber sido. Italia le insistió que hicieran una denuncia ya que todo lo que estaban viviendo era acoso cibernético, pero argentina le insistió que no, primero quería hablar con Perú del tema pero no sabía cómo hacerlo, estaba esperando a que pasara un tiempo para contarle ya que sería mucha información de repente. 

Italia lo escucho y también aconsejo, aquella noche argentina descanso sin la necesidad de tomar pastillas. Se sintió liviano y en paz. La cama de dos plazas fue más cómoda de lo usual, las sábanas blancas recién limpias y con aroma a lavanda le hicieron el trabajo de dormir más fácil a argentina, y la suave almohada de plumas con funda de satén sostuvo su cuello con delicadeza. Italia abrió la ventana de la habitación de argentina, aquella noche estaba despejada pero se llegaba a olfatear el olor a lluvia desde lo lejos. La brisa fresca entraba por la ventana haciendo que las cortinas danzaran.

Italia observó a argentina, este dormía como un bebé, acomodo su desordenado cabello hacia un costado para observarlo mejor; argentina tenía una nariz recta y pequeña al igual que su padre, también había heredado de él aquella escasas pecas que argentina intentaba ocultar. Ella tenía mucho que procesar, no sabía si su hijo era gay o si encajaba en otra sexualidad, aquella noticia la había agarrado desprevenida.

A la mañana siguiente Italia se despertó para hacerle el desayuno a su hijo, había llamado al trabajo y había comunicado que ese día iba a faltar ya que quería tomarse el día para estar con su hijo.

Preparó café con leche para ella y mate cocido para Argentina, además había comprado esa misma mañana medialunas y algunas otras cosas dulces para acompañar en el desayuno.

―Buenos días mamá― saludó somnolientamente argentina.

Gracias al sueño, Argentina había recuperado sus energías. Aquellas ojeras negras habían desaparecido un poco. 

―buenos días hijo― dijo Italia dándole un beso en la frente, costumbre que había tenido siempre― veo que el descanso tuvo su efecto.

―si, dormí como nunca antes lo había hecho―dijo refregándose los ojos.

Italia llevó las tazas de café con leche y mate cocido a la mesa de la sala, argentina observó esto y miró el reloj que estaba colgado en la sala.

―¿no tendrías que estar trabajando? ―preguntó al ver que eran las 11 de la mañana.

―me tomé el día para estar contigo―dijo sentándose en la punta de la mesa― hace mucho que no pasamos tiempo juntos…―dijo añorando tiempos lejanos― ven, siéntate.

Argentina se sentó en la mesa, todavía tenía puesto su pijama a rayas.

Italia tomó un sorbo de su café y le dio un mordisco a su media luna, hacía mucho tiempo que no pasaba un lunes por la mañana en su casa.

Desde que falleció su marido Italia había trabajado en una tienda de ropa muy conocida en el pueblo, tan conocida y recurrida que trabajada todos los días de la semana desde las 08:00 hasta las 13:00 como contadora.

―mamá, estaba pensando en ir a la casa de Chile a visitarlo―dijo tímidamente argentina.

―¡me encanta la idea!―dijo entusiasmada.

Eros, Argentina x PerúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora