Querida Mamá, capítulo 35.

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Capítulo 35.

A eso de las 8 de la mañana emprendieron viaje hacia su pueblo de origen. La mañana era un poco fresca, el cielo estaba medianamente nublado, se sintetizaba con las emociones. Ninguno de los 3 quería irse realmente, pero tendrían. 

Perú hizo un último vistazo a su habitación para asegurarse que no se haya olvidado nada. Argentina también echó un vistazo a su habitación pero con un sentido más melancólico, miró aquella cama donde días atrás habían compartido el y Perú con pasión y erotismo. Sonrió al recordar algunas posturas. 

Arrastraban los pies al salir de la cabaña, perú antes de entrar al auto miró por última vez la cabaña de madera que se encontraba entre árboles, no era la cabaña en sí a la cual le tenía cariño, era más bien lo significativo que había sido el viaje para él, hospedarse en aquel lugar remoto había abierto un diálogo entre Perú y Argentina, los había unido. 

Italia cerró la puerta con llave y se despidió del lugar. 

Ya en el auto emprendieron viaje. Perú miraba por la ventana, veía aquellos bosques que rodeaban al pueblo, veía aquella plaza principal con la iglesia al frente, los bares en las esquinas y los niños jugando a la pelota en la calle adoquinada. Por último vio aquel cartel que los había recibido: “Bienvenidos a las Rosas”. 

El viaje fue largo, aunque más corto que la ida. Se hospedaron en un hotel al lado de la carretera. Aquella noche Perú se la pasó pensando en que cuando volviera de su viaje tendría que contarle a su mama sobre Argentina y sobre su orientación sexual, y aunque le costara también tendría que mencionar acerca de la foto que habían publicado. En medio de la noche se levantó de su cama y a escondidas salio de su habitación, todo estaba a oscuras apenas a lo lejos estaba iluminado con una pequeña luz roja de la alarma contra incendios. Perú se dirigió con suma cautela hasta la habitación de Argentina. Tocó la puerta levemente aunque no se escuchaba nada. Así que decidió entrar de todos modos, sabía que Argentina no le ponía seguro a la puerta. Ya dentro de la habitación Perú prendió la linterna de su teléfono lo que hizo que Argentina de despertara.

―¿Perú?― preguntó argentina entredormido y encandilado por la luz blanca de la linterna. 

Perú apagó la linterna y se acostó en la cama junto con Argentina, el colchón barato de resortes hizo un leve ruido. 

―¿sucede algo?―preguntó Argentina que seguía sin entender nada.

―nada grave, simplemente quería estar un rato contigo―susurro.

Argentina procesó sus palabras y luego le hizo espacio en la cama para que estuvieran los dos juntos. Perú lo abrazó y se quedaron en silencio por unos segundos.

―me atormenta un poco hablar con mi madre…―dijo.

―¿Tienes miedo de hacerlo?

―sí… Me da miedo como pueda reaccionar y lo que me vaya a decir.

El silencio de la noche era abismal aunque la oscuridad que llenaba la habitación también lo era.

―entiendo que sea difícil, realmente no hay nada que nos asegure que ella reaccione bien, pero tampoco que reaccione mal, es cuestión de arriesgarse ―dijo Argentina― pero no te preocupes, todo va a estar bien ¿si?

―¿cómo hiciste para que tu mamá nos aceptara tan rápido?

―yo no hice nada en realidad, fue ella quien se tomó el tiempo de comprenderme―dijo― te mencioné que al principio a ella le costó entenderme a mí y a nuestra relación porque es de otra generación, pero aquello no fue impedimento para que aprendiera al respecto.

Eros, Argentina x PerúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora