Capitulo 51

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Paredes formadas de forma natural, perfeccionadas por el toque humano, pero que permanecieron intactas después de que se hizo lo necesario. Pilares de madera sostenían el techo arenoso, evitando que se derrumbara, y una vieja antorcha en las manos del confiable líder iluminaba la oscuridad del corredor, hasta una vieja y enorme puerta de color oscuro al final.

Los ojos de Kizmel vislumbraron débilmente símbolos en las paredes laterales, desconocidos para ella o para cualquier otro de sus compañeros si tuviera que adivinar por sus miradas confusas. Su mano derecha barrió el polvo con sumo cuidado, revelándolos al alcance de la luz de las antorchas.

Argo se acercó a ella, los miró confundida y preguntó...

-¿Qué quieren decir?

-Me temo que no lo sé. Esta es la primera vez que me encuentro con estos símbolos...*Respondió Kizmel, mientras sus pensamientos pasaban por cientos de recuerdos de su infancia; Recuerdos que eran tan claros como el día pero que no contenían nada sobre estos símbolos*. Tal vez los eruditos de Lyusula hayan visto estos símbolos antes, pero dudo que viajaran con nosotros si eso significara que tuvieran que cruzar estas tierras peligrosas...*Añadió, y su tono muestra aún más su deseo de que se centren en fortalecer la alianza con más bases.

-Centrémonos primero en esta tarea, Kizmel...*Respondió Kirito, su tono reconocía que había escuchado su objetivo oculto. Tampoco era un tono de declive, sino uno que no estaba seguro de cuál era el siguiente mejor paso a dar.

Kizmel reconoció las palabras de su líder mientras asentía y volvía a mirar los símbolos y la puerta gigante al final.

El primero que llegó a la puerta fue Kunimittz. Al soplar y limpiar el polvo, hasta el punto de que varios jugadores tosieron irritados, los símbolos también se hicieron visibles en la puerta.

-Ellos también están aquí. Al menos supongo que estos símbolos son los mismos...*Murmuró.

-Creo que lo son. Mira, estos símbolos son los mismos...*Comentó Dale, señalando cierto símbolo tanto en la pared como en la puerta.

-¿A quién le importan esos? Simplemente abre esa puerta de una vez...*Se quejó Mitchos, preparándose para abrir la puerta sin pomo de un solo empujón.

Sin embargo, no importa cuánto esfuerzo hizo, la puerta no se movió.

Liz miró secamente el intento de Mitchos mientras suspiraba y comentaba...

-Sí, eso nunca iba a suceder ¿Alguien tiene una mejor idea?

Isabella parecía preocupada cuando dijo...

-Fue la misión y el Fragmento de la Quimera lo que nos trajo aquí, así que supongo que tiene algo que ver con eso. Tal vez haya un interruptor que nos permita abrir la puerta o un lugar secreto para colocarla. Si tan solo tuviéramos más luz...*Murmuró, con un ojo dirigido al único artesano presente.

Ojima suspiró y respondió...

-Bien. Agil-san ¿Tienes más madera normal?

-¿No tienes suficiente madera? Aún deberías tener ese raro cedro del norte que pediste hace un par de días...*Respondió Agil, confundido.

-No voy a utilizar ese material tan caro como antorchas ¿No te queda nada de Solid Birch o Oakwood?*Preguntó Ojima con cansancio, todavía sintiendo los efectos de su pequeña aventura del día anterior.

Agil sacudió la cabeza y respondió...

-Me temo que no. Todavía hay algo en el almacén del Piso 18, pero no tengo nada aquí...*Agil tenía una cara de póquer que muchos envidiarían, e incluso con los esfuerzos desesperados de Aincrad por no mostrar mentiras en la cara, esa cara no se iba a romper.

Sword Art Online: Aincrad, but differentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora