Capítulo 13🩵: Maroon

327 49 14
                                    

DAMIAN

Detengo mi camioneta en el lugar que Erik me indica, estaciono rápido porque soy muy bueno en eso, fue lo primero que aprendí. Erik se baja entusiasmado con una carpeta y entra a la portería de la empresa, presenta unas especies de facturas, el tipo del mesón no saluda, solo habla por teléfono con alguien, dice un código raro y las puertas a los cinco minutos se abren.

Dos hombres más mayores que nosotros dejan unas cajas sobre la camioneta, me subo para acomodarlas bien, Erik se me queda viendo como hipnotizado, ¿Qué le sorprende? Solo estoy arriba de mi camioneta acomodando las cosas.

Él termina de contar las cajas y todo está okay, nos subimos de regreso a la camioneta justo cuando vuelve a caer esa llovizna que provoca que conduzca con bastante respeto, no quiero que nos pase nada por ir rápido en la carretera.

Pasa una media hora hasta que me estaciona en una bomba de bencina, me bajo y empiezo a llenar el estanque.

—Voy a ir a pagar el combustible —dice él, se ve tan gracioso con mi chaqueta, como yo el otro día trabajando en la cafetería con su ropa, Steve reconoció la sudadera, pero solo dijo que se parecía a una de su amigo, él no sabía que era esa misma, y yo no iba a decirle.

—¿Puedes comprarme unos chicles? De frambuesa, por favor.

—Voy a hacer algo mucho mejor —él me guiña la mirada, se marcha y yo me sorprendo de dicho gesto, termino de cargar y cierro la camioneta con seguro, camino dentro del restaurante que hay junto a la bencinera y veo a Erik pidiendo comida, él se voltea a verme justo cuando le preguntan si quiere las cosas para llevar o las comeremos allí, yo dejo mi chaqueta sobre un asiento acolchonado rojo —Para comer acá, por favor.

Miro por el vidrio hacia afuera, sigue lloviznando, anocheció más temprano debido a las nubes, son como las siete de la tarde, pero pareciera que son las 12 de la noche.

—Vale —dice él cuando llega a tomar asiento —Comemos algo y nos vamos, tengo un hambre horrible, solo tomé desayuno, ¿Y tú?

—Desayuno también —si se le puede decir eso a un vaso con agua.

—La cocina está rápida jóvenes, así que... —una mesera de cabello rizado y muy bonita aparece —Dos cafés, hamburguesas con patatas fritas, aderezos y por si acaso, dos vasos de jugo de piña cortesía del restaurante.

—Muchas gracias —digo sonrojado.

—¿Quieres alguna otra cosa? —me pregunta Erik, de pronto todo se detiene a mi alrededor, como si este momento fuera una película a la que acabo de pausar —¿Damian?

—No, estoy bien con esto, gracias —él asiente y la mesera se marcha. Mastico la hamburguesa y Dios, está deliciosa, hace mucho que la comida no me sabía tan bien, disfruto cada patata frita como si fuera la última.

—Algún día voy a invitarte a comer a donde mis Papás, mi Mami hace unos emparedados para morirse.

—Acepto —digo de inmediato, vuelvo a mirar hacia afuera, veo mi camioneta estacionada en la lluvia, y yo acá comiendo con alguien que hace tres semanas no me soportaba, ¿Qué cambió?

—Sigo sin creer que me hayas ayudado con todo esto —dice de pronto —Me salvaste, Steve no podía y jamás se me pasó por la cabeza que tú serías quien me salvaría.

—No soy tan engreído como siempre has creído —digo riendo —De verdad, no sé porque toda la universidad piensa eso.

—A veces creo que les intimidas un poco, quizás sea eso.

Damian's VersionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora