Capítulo 19 "So High School"

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DAMIAN

Hora del almuerzo, hay una bandeja con comida encima de mí, sigo acostado en la camilla, miro todo muy asqueado, pero hago mi mejor esfuerzo por no vomitar con solo el olor de todo, mis Padres me miran desde el sofá en lo que una enfermera le da unas indicaciones del tratamiento, salen del cuarto para firmar unos papeles y me quedo solo con mi tío Martín, él toma asiento a mi lado y empieza a ayudarme a comer.

—No soy un niño de cinco años, sé cómo tomar la cuchara —río.

—¿Por qué nunca me contaste por todo lo que estabas pasando? ¿Creí que teníamos la confianza suficiente? Ni siquiera aun entiendo cómo fue que te caíste del balcón.

—Me resbalé, ha llovido mucho estos días y todo está mojado.

—¿Desde cuándo no comes con normalidad?

—Desde... como los 19 —susurro —En mi defensa no empezó tan grave, las peleas de mis papás se fueron agravando mucho y ya no soportaba cenar con ellos, me saltaba las comidas hasta que dejé de sentir hambre, o... la necesidad de comer.

—Dios, Damian, quiero que sepas que me voy a ir por unas dos semanas, necesito mover cosas de mi empresa para acá, pero regresaré hasta fin de año para quedarme contigo, porque si quieres que sea sincero, no confío en tus Padres, me cansé de fingir que si lo hago cuando la verdad ya no soporto un día más que vivas con ellos.

—Solo faltan un par de meses hasta mi graduación en la Universidad, voy a mejorar para irme con usted, pero no quiero que haga nada más, voy a estar bien, lo prometo.

—No puedo confiar tanto en tu palabra después de todo esto, necesitas supervisión, si no te vigilo yo, ¿Quién lo hará?

—Hola —Erik golpea la puerta y entra con su bolso de la universidad, veo la hora y asumo que sus clases por hoy ya han terminado —¿Están ocupados? ¿Puedo pasar?

—No, no, pasa —dice Martín —Voy a ir a comprar algo para despertar, necesito una energética o algo así —mi tío se va del cuarto y me quedo a solas con Erik, empiezo a masticar los pedacitos de manzana picada que hay en un vaso.

—Hola imbécil —dice sentándose justo donde estaba Martín —¿Listo para dejar de dar lástima y regresar a casa?

—Si tienes un plan para sacarme de acá dímelo de inmediato, no soporto más.

—Pues empieza a comer entonces —ambos reímos, la puerta se abre y es aquella enfermera rubia de cabello liso que tanto me agrada, es muy simpática conmigo, ella viene a revisar mis signos vitales, se queda mirando a Erik y se sonroja.

—Qué lindo verlos a ustedes dos juntos otra vez —ella me mira a mi ahora, siento que sabe algo que yo no, porque no entiendo nada de lo que dice —Erik espero que sigas viniendo con tu guitarra por la noche —Erik se ahoga con saliva y empieza a toser muy avergonzado —Son unos novios muy lindos —ella sale del cuarto y yo no puedo creer lo que acabo de escuchar.

—¿Por... qué?... ¿Por qué ella...? —No puedo terminar la pregunta, Erik aparta su mirada todo el rato y yo no puedo evitar reírme.

—Cuando vine a quedarme un par de noches ella pensaba que yo era tu novio, no sé por qué pensaba eso, está loca —asiento aún confundido, ¿Acaso Erik no le dijo acaso que nosotros con suerte empezamos a ser amigos?

Mi tío vuelve al cuarto junto con mis Padres, termino de comer lo más que puedo y se llevan la bandeja, y así es al menos por una semana, hasta que puedo irme a casa, debo seguir en cama por el tratamiento del golpe de la espalda y la cabeza.

Harper viene todos los días a casa a traerme los apuntes de la Universidad, tengo exámenes en línea para no atrasarme con la graduación, los chicos de la cafetería también vienen a casa por las tardes o noches cuando no tienen turnos, hemos hecho maratón de películas tantas veces que ya perdí la cuenta.

El que también siempre viene es Erik, quién sorprendentemente la primera vez que regresé a casa me trajo a Sabrina, la tuvo él un tiempo mientras yo estaba en coma, la cuidó mucho, aunque él dice que el crédito en su mayoría es de su Mamá, quién también ha venido a verme con su esposo un par de veces a casa, es difícil que dejen solo el restaurante, pero se han dado el tiempo para hacerme una visita semanal mínima, así es como pasa mi primer mes en casa con licencia médica, hasta que ya puedo caminar con normalidad y puedo regresar a la Universidad.

Mi primer día es bastante raro, dejo la camioneta en el estacionamiento, agarro mi bolso, mi almuerzo de la lonchera y camino a la primera clase del día, Harper está esperándome en una banca del parque de la entrada, caminamos juntos al salón y ella se queda cerca de mí en caso de que me pierda en alguna cosa que estén enseñando, y si sucede, ella no tarda en explicarme.

Mis Padres me han vuelto a dar la tarjeta de crédito, pero está guardada en el cajón de mi mesita de noche, no la necesito, quiero seguir yendo a la cafetería, Phoebe, Lip y Elías que son los chicos de mi turno, por suerte son tan geniales conmigo que hasta tenemos un grupo de chat en el celular, no me gustaría ilusionarme, pero creo que somos amigos.

Mi presión en el pecho empieza a aumentar cuando se acerca el taller de escritura, estuve haciendo ejercicios en casa, pero estoy atrasado con la materia que ha dado el maestro, llego cuando la mitad del salón ya están sentados, el Maestro me da la bienvenida con una sonrisa silenciosa y yo busco mi lugar, queda una silla vacía a mi lado hasta que un muy apresurado Erik Rush aparece y se deja caer allí.

—Hola —dice riendo —Fui a casa corriendo porque se me quedaron los libros del taller, mi Mamá te manda esto —él saca una bolsita de papel café con galletas de chocolates adentro, lo miro sorprendido mientras él solo busca la página del libro en la que se quedó la última vez —Maldito marcador de mierda, ¿Dónde estás?

—Gracias —digo en un susurro, llamando su atención —Por las galletas, si necesitabas que te llevara a casa me hubieras dicho.

—No te preocupes, me gusta caminar... o correr —él rodea la mirada y deja su libro quieto de una vez por todas, la clase termina y salimos juntos caminando por la universidad —¿Cuándo regresas a la cafetería?

—El miércoles, Steve me ha dicho que puedo volver sin problemas.

—Oh entonces... ¿Qué haces ahora por la noche?

—Bueno debo regresar a casa a ver a mi gata y luego... nada.

—Vale, genial, ve y luego te vas a mi casa, miramos algo por la tele, ¿Nos vemos como a las diez?

—¿No es algo tarde? Después se me hace peligroso para volver a mi casa y...

—Nadie dijo que tenías que volver a casa, te quedas conmigo —él camina en reversa, se despide y se marcha en dirección al metro, me quedo a solas, siento un calor en mi estómago, miro hacia abajo y regreso al estacionamiento, voy a dejarle a Sabrina todo lo que necesita para luego ir donde Erik.

Dios, que lindo es.

Hola Lovers!!! Muchas gracias por leer 🩵🫶🏻🩵🫶🏻🩵

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