Capítulo 34: Mastermind

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DAMIAN

Estoy en el cuarto de Polo, comiendo unos dulces bastante desabridos mientras miramos la televisión abierta.

—Pagamos un montón de plata ¿Y no pueden contratarnos cable?

—Deben creer que vamos a ver porno por la noche —ríe Polo, yo asiento porque eso tiene sentido para mí, escuchamos que alguien camina por el pasillo, creyendo que es la enfermera para venir a quitarnos los dulces que Polo metió escondidos en sus maletas, pero no, me levanto sorprendido y abrazo a Erik cuando lo veo.

—¡Dios! Hola —sonrío como un tonto, Erik me abraza con fuerza, me besa en la mejilla y sostiene mi mano —Que lindo verte, mi Madre me dijo que vendrías, pero como sé que estás ocupado con la Uni y todo eso, pensé que...

—Eres lo más importante, obvio te iba a dar prioridad —sonríe, Polo se pone de pie y le saluda amablemente.

—Hola Erik, soy Leopoldo, soy el vecino del cuarto de tu novio, un gusto conocerte.

—Igual —dice Erik algo raro.

—Bueno, vamos afuera, ¿Polo luego seguimos con lo de la tele?

—Claro, el capítulo de los Simpson siempre puede volver a verse —él ríe, regresa a levantar sus libros de la cama y con Erik caminamos hacia el jardín, tomamos asiento cerca del árbol más grande y él me mira con sus mejillas un poco rojas.

—Entonces, ¿Tienes vecino?

—Es mi amigo, y es buena onda por suerte, porque este lugar está lleno de niños ricos que se creen superiores, no entiendo por qué si estamos por la misma razón.

—Ya veo —¿Qué rayos le pasa? Si no lo conociera yo creería que Erik está...

—No me digas que estás celoso —digo sorprendido, Erik se ofende, pero no dice nada, solo balbucea tonterías —¡Oh rayos si estás celoso! ¡Erik! —le golpeo el hombro —¿Es en serio?

—¿Y qué esperas? Es rubio igual que yo, está como a dos metros de tu cuarto, fui a buscarte y no te encontré, escuché reírte y supe que estabas allí.

—Erik, estoy encerrado acá porque no dejaba de vomitar todo lo que comía, además no porque Polo sea rubio significa que me va a gustar, los rubios no son lo mío.

—¿Ah no?

—Bueno, sí, pero solo uno, hay una excepción, un rubio medio platinado muy lindo, y que es medio pesado a veces, pero muy tierno cuando se lo propone.

—No tenía idea que no te gustaban los rubios.

Solo tú, para que te quedes tranquilo, y dejes de estar celoso —Erik se sonroja aún más, reímos y pasamos el rato juntos bajo el árbol, luego vamos a mi cuarto porque me ha traído a escondidas unos chicles de frutilla que me gustan y otros dulces que me han mandado sus padres, le deseo suerte para su concierto del sábado y nos despedimos, no lo veré durante toda una semana, y eso me vuelve loco.

TRISTAN

Dejo la patineta afuera de una tienda, escondida para que no se la roben, pero a esta altura creo que ya me da lo mismo, esa mierda no sirve para nada.

Busco unos vinilos nuevos para escuchar, reviso entre los títulos más populares, pero no encuentro nada de lo que necesito.

—Hola, ¿Buscas algo en particular? —miro a mi costado y la sonrisa del chico que me va a atender se borra de inmediato —Dios me libre.

Damian's VersionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora