Capítulo 18 "Delicate"

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ERIK

Camino por los pasillos de la universidad, mi estómago suena debido al hambre que estoy comenzando a sentir, saco de mi bolso un paquete de galletas de chocolates que mi Madre me ha dejado esta mañana, camino hasta mi casillero, la bolsa se me cae de las manos en lo que intento abrir la puerta y un imbécil se para a mi lado para abrir su casillero y pisa la bolsa de galletas.

—Oh, ¿Qué...? —Damian mira hacia abajo confundido y luego levanta la bolsa —Mierda, lo siento.

—¡Que estúpido eres! —le quito las galletas que quedaron como la mierda —¿Por qué mierda nunca te fijas por dónde vas?

—Lo siento, se te cayeron justo en el momento que venía y...

—Y decidiste pisarlas, eres genial —agrego con sarcasmo, lanzándole la bolsa de galletas rota a su casillero.

—¿Qué haces? Me llenas todo de migas.

—Pues tu limpie la mierda que hiciste.

—Son solo un par de galletas de chocolate, Dios, ten —él me da dos dólares desde su bolsillo y pareciera que me pongo rojo de la rabia —Puedes comprarte unas nuevas y...

—¿Crees que tu puto dinero soluciona todo? —me acerco hacia a él muy enojado, él me mira directo a los ojos y me empuja para que me aparte.

—No te atrevas a tocarme, eres un exagerado.

—Eres un imbécil engreído que cree que todo se soluciona con plata.

—Eres un resentido —presiono mi puño, pero Damian me empuja con fuerza y choco con los casilleros, uno de los jefes de carrera lo descubre y se acerca hacia nosotros, con solo mirarlo le indica que le acompañe, me quedo a solas en el pasillo esperando a que también me llamen para suspenderme o que me quiten la beca, pero no sucede nada, Damian no me delata.

Abro mis ojos muy somnolientos, me he quedado dormido, mierda, veo la hora y son las nueve de la mañana, Damian sigue en la misma posición que ayer, no ha cambiado nada, ni siquiera ese mechón de cabello castaño que tiene en su frente.

—Buenos días —una enfermera entra al cuarto, yo me sobresalto, me froto los ojos y me saco las estrellas que Harper me pegó anoche, las había olvidado por completo, ¿Eso significa que ayer cuando me perdí en el hospital las tenía pegadas? Dios, que vergüenza —Te he traído el desayuno, te amaneciste cuidando a tu novio.

—Gracias —recibo el café y el emparedado, esperen, ¿Qué dijo? —¿Eh? ¿Novio? No, no... —niego nervioso.

—Tranquilo, te guardo el secreto si quieres, hacen una muy linda pareja, además le cantas canciones muy bonitas, todos te escuchamos los que estamos cerca de este pasillo —¡Oh mierda qué vergüenza!

—Ay no —digo agotado, ella ríe de mí, peina a Damian y le cambia algunas cosas, el suero o algo así supongo, no sé, no soy un puto doctor y tampoco vi Grey's Anatomy —Disculpe que haya realizado todo ese ruido anoche.

—Tranquilo, de verdad, son sentimientos muy bonitos los que tienes por tu chico —abro mi boca para decirle que está equivocada, no somos novios, todo lo contrario, pero extrañamente solo asiento, ¿Qué más da?

—Gracias —Dios Erik, ¿Quién te conoce? La enfermera sale justo en el momento que aparece Martín en la puerta, saluda a la chica y toma asiento a mi lado, me da una bolsita verde de papel y me dice que me ha traído el desayuno, aún no me terminó el café que me dio la enfermera y puedo ver un emparedado, un jugo de cajita, y un paquete de galletitas de chocolate, él dice que puedo irme a casa a descansar, es domingo. Yo me quedo por unos veinte minutos más, pero luego me marcho a casa, tengo que estudiar para unos exámenes de esta semana, aunque creo que quizás si traigo mis libros en la tarde podría fácilmente estudiar acá en el cuarto con Damian, sí, eso es lo que voy a hacer, además necesito quitarme esta ropa del concierto, puedo verme muy genial de noche, pero de día el brillo en la cara ya comienza a molestarme.

Damian's VersionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora