Capítulo 23: Sweeter Than Fiction

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DAMIAN

Nado con tranquilidad y en silencio, escucho solo el sonido del agua y los grillos del jardín hasta que un ruido en la entrada del jardín me hace sobresaltar, mierda no debí haber bromeado con lo de que entren a robar a casa, ahora si pasa definitivamente mis Papás van a matarme.

Salgo de la piscina tratando de no hacer tanto ruido, veo una silueta caminar en la oscuridad hasta que reconozco el color de cabello.

                —¿Erik? —él se voltea asustado, creo que más que yo, por eso no puede hablarme —¿Qué haces acá? —Él limpia su garganta, sacude sus manos con tierra y sonríe nervioso.

                —Te llamé un par de veces al teléfono y toqué el timbre, nadie abrió.

                —Oh... es que dejé mi teléfono cargando en el cuarto —miro hacia abajo y me doy cuenta que solo llevo el traje de baño puesto, mierda que vergüenza, él puede ver lo delgado que estoy.

                —Lamento aparecer así es que... es viernes por la noche y... estoy aburrido.

                —¿Y tú idea de hacer divertido es allanamiento de propiedad privada? —él ríe, le tomo de la mano y entramos a casa —Ven, déjame ir por un traje de baño para ti.

                —No, no, no, yo no sé nadar.

                —Tranquilo, no va a pasar nada, estoy acá —al regresar de mi cuarto le dejo un pantaloncillo rojo con las orillas blancas muy lindo, vuelvo a salir al jardín y tomo asiento en la escalera de la piscina, sumergido hasta la mitad del cuerpo.

                —¿Cuándo regresan tus Padres?

                —El miércoles, mi tío igual dijo que iba a tratar de venir, espero que lo haga.

                —¿Y cómo vas con la recuperación?

                —Voy al doctor una vez por semana —informa —A veces me acompaña mi Mamá, y otras veces mi Padre, no me dejan ir solo, pero creo que es lo mejor, no quiero que me den malas noticias, así que me esfuerzo para lograr superar todo.

                —¿Te estás alimentando mejor?

                —Sigo la dieta que me dejó la nutricionista, voy bien hasta el momento, no voy a mentirte y decirle que es fácil, pero creo que mis ganas de recuperarme son mucho más grandes de querer volver a hundirme, además mis Papás están peleando menos en la hora de la cena, así que... eso ayuda —Erik asiente, se queda a mi lado y se levanta la remera que llevaba puesta, me quedo mirándole como un tonto y suelto una carcajada pequeña.

                —Si me ahogo por favor rescátame —asiento riendo, nos quedamos un largo rato juntos, bebiendo limonada con menta que preparé antes de meterme la primera vez acá, en silencio admiramos el agua de noche, me dejo caer en el agua de a poco y Erik me sigue, recorremos la piscina por un rato hasta que Erik se aleja demasiado y va en dirección a la parte más onda de la piscina, nado deprisa justo en el momento que el agua lo arrastra y él se asusta —Mierda, casi me muero —dice aterrado.

                —No mientras yo esté cerca —lo tomo de la cintura y lo arrastro al comienzo de la piscina, nos quedamos allí con nuestros cabellos totalmente empapados, el agua me lleva hacia él y nuestros rostros casi chocan de golpe —¿Vas a quedarte a dormir?

                —¿Vas a invitarme?

                —No te invité a mi piscina y aun así estás acá.

                —Eso es porque soy la diversión que necesitas —él guiña la mirada, por un segundo siento la necesidad de querer acercarme a besarlo, tocar su cabello y tomarle la cintura para acercarlo a mí, besarnos en el agua, salir de acá y quedarnos con el traje de baño en mi cama mientras nos seguimos besando, la necesidad de tenerlo cerca es tan grande que me alejo para no cometer una estupidez, pero Erik se me acerca y nos quedamos mirando en silencio, Dios, ¿Va a pasar? ¿Acá en mi casa? ¿En el agua? —¿Te... te gustó la canción de esta noche?

                —¿Alguna razón en específico porque cantaras eso hoy?

                —Si te lo digo se muere el secreto —río, siento como él por casualidad pone su mano en mi cintura, suelto un estornudo sin querer en su cuello, él me mira enojado, me alejo por miedo y él me toma de los hombros y me ahoga por unos tres segundos bajo el agua.

                —Lo siento —suelto una carcajada —fue sin querer.

                —Dios —él me lanza agua en la cara.

                —Basta —le lanzó agua de regreso y él se ríe de mí.

                —Dios amo estar contigo —suelta de repente, nos quedamos callados, él se sonroja y siento que ya se está haciendo muy tarde para seguir en el agua —Perdona.

                —A mí también me gusta mucho estar contigo, gracias por darme la oportunidad de conocerme.

                —Gracias por dejarme intentarlo —asiento, salimos de la piscina y cada uno se encierra en un baño a ducharnos con agua caliente y ponernos ropa limpia.

Al llegar a mi cuarto lo veo sentado en la cama, buscando algo en la televisión y con comida rápida que pidió por el celular.

                —¿A qué hora llegó todo esto?

                —Hace cinco minutos, ven que quiero proponerte algo —tomo asiento a su lado, empiezo a comer las patatas fritas y le miro ansioso por saber qué cosa necesita —El otro fin de semana tengo una presentación el viernes en el bar de siempre, y el sábado en otro, probablemente nos cambiemos de bar para tener más público

                —Dios mío Erik eso es grandioso.

                —Bueno, sobre eso, si es que nos cambiamos de bar eso significaría que quizás el viernes de la semana de más arriba lo tenga libre, ¿Quieres escaparte conmigo a algún lugar?

                —¿Escaparme?

                —Sí, vamos a Coney Island, juntos.

                —¿Por una noche?

                —Nos vamos lo que salgamos de la Uni, regresamos el sábado por la tarde para mi presentación en el bar nuevo —Lo pienso por unos segundos, me veo con Erik juntos en una feria, en los autos chocones y en las montañas rusas.

                —De acuerdo —digo en el momento que Sabrina salta encima de la cama, trato de tomarla, pero ella se recuesta encima de las piernas de Erik, ofendido la miro enojado, enciendo la televisión y nos quedamos juntos toda la noche, Erik duerme un par de centímetros cerca de mí, ¿Cuántas veces ya hemos dormido juntos? Se me está haciendo costumbre tenerlo cerca, es como una adicción.

Soy adicto a Erik Rush.

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