Capítulo 1: Mirrorball

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DAMIAN

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DAMIAN

A veces no entiendo cuál es el motivo por el que, al levantarme de la cama, lo tercero que hago al despertar es prepararme algo para el desayuno, cuando nunca tengo apetito en las mañanas. Miro como los cereales de color rojo y verde van desapareciendo poco a poco mientras nadan en la leche, me sobresalto cuando escucho a mis Padres pelear desde su cuarto otra vez, por el mismo motivo que pelearon anoche, ayer por la tarde, y también para el desayuno.

Me levanto algo agotado, y eso que recién son las 7:30 de la mañana, dejo todo lo sucio en el lavaplatos, guardo una naranja en mi bolso y tomo las llaves de mi camioneta, salgo de caso y pongo algo de música para tratar de callar los ruidos de la ciudad.

La Universidad se podría decir que es uno de los lugares a los que menos me gusta asistir, el primero es mi casa, pero me queda poco, esta semana inició mi último semestre, quizás ya debería empezar a pensar que voy a hacer con mi vida luego de tener mi título listo, pero la verdad, es que solo necesito estar en calma, detenerme por al menos un par de meses, lejos de todo.

Estaciono, entro a la Uni y veo que otra vez me han cambiado el horario, no corro hasta mi primera clase, de todos modos, ya voy tarde, tomo asiento en silencio a la mitad del salón, mi libreta azul cielo sale de mi bolso y empiezo a anotar lo que supuestamente voy a necesitar uno de estos días, y así repito lo mismo cada hora, lunes a viernes, por casi cinco años.

Para la hora de almuerzo hay demasiado ruido en el comedor, por lo que siempre salgo al jardín de la Uni, me pongo mis audífonos y escucho algo de música mientras leo el tercer libro del mes, uso resaltador color amarillo para las frases graciosas, verde para los momentos tensos, rosa para cuando algún protagonista dice algo romántico o besos importantes, y azul para cuando siento que son frases que podrían adaptarse a mi vida. Mis libros están llenos de colores, lamentablemente en contraste con mi vida, si tuviera que escoger un color, sería el blanco, un color neutro, vacío, lamento que suene tan aburrido, tan triste, pero no puedo fingir, ya no más.

Me pongo de pie, camino hacia el estacionamiento y me meto dentro de la camioneta, tengo cerca de tres horas libres hasta el taller electivo de escritura que he tomado este semestre, aprovecho y cierro mis ojos, a veces los únicos momentos donde puedo dormir en paz, es cuando me escondo del mundo, cuando no hay nadie gritando a unos cuartos de distancia.

¡Mierda! ¡El Taller! Era a las 5:30 y son las 5:56; mierda, mierda, mierda, olvidé poner a alarma, solo me dormí y ya.

Salgo corriendo de mi camioneta, paso apresurado al baño a verme el rostro, me mojo un poco el cabello y la cara, parezco un muerto con todo lo que dormí, corro hacia el otro costado de la Universidad, llego lo suficientemente tarde para aparecer a la mitad de la presentación de mi profesor, apresurado entro buscando un asiento, no puedo evitar detenerme cuando veo que solo el único lugar disponible es al fondo del salón, trato de no arrugar la nariz, no demostrar desagrado, ni siquiera sé qué hace él acá.

Damian's VersionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora