XIX.

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Cuando vuelvo a despertar estoy en la cama ¿Yo no estaba encerrada en el baño? Me bajo del colchón notando que una vez más estoy sola, entro al baño y me enjuago el rostro, debió darme un colapso, el dolor de cabeza alrededor de la nuca y cerca de...

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Cuando vuelvo a despertar estoy en la cama ¿Yo no estaba encerrada en el baño? Me bajo del colchón notando que una vez más estoy sola, entro al baño y me enjuago el rostro, debió darme un colapso, el dolor de cabeza alrededor de la nuca y cerca de los hombros me lo confirman. Termino de secarme el rostro y enfocó mi reflejo en el espejo...

Oh, Dios mío...

Tengo marcas rojizas por el cuello, el pecho, mis senos son un gran ejemplo de algo, también llevo algunas por los muslos internos, sin hablar de la manos que tengo marcadas en las caderas... ¿Pero qué coño me pasó?

Cierro los ojos sentándome en la tapa del inodoro, fuerzo a mi mente a recordar algún fragmento pero no hay nada, lo último que recuerdo fue haberme acostado en la cerámica del baño dispuesta a no salir de allí. Me clavo las uñas en la piel tratando de imaginar algo, debo tener que recordar algo... Giró la mirada y observó los dos frascos de pastillas que apenas he notado.

Agarró ambos y leo los nombres, son mis pastillas, agarró una para el dolor y la del tumor y las bebo al mismo tiempo. Cierro los ojos y me recuesto de la pared esperando que se me pase.

Escucho que la puerta se abre y por inconsciencia avanzó hasta salir del baño, es como si mi cuerpo recordara algo que yo no, el corazón se me acelera cuando veo a Bastian de espaldas, el vientre se me tensan y los labios me pican.

— Preciosa. —llamo girándose sobre su eje y sonriendo con los labios cerrados al mirarme el cuerpo.

— Bastian... —asiente. — ¿Qué pasó ayer?

Cómo temía su rostro alegre y relajado se enfureció, frunció el ceño con fuerza y sus ojos me fulminaron. No me respondió, cerró las manos en puños, retrocedí por seguridad. Estaba tenso, y yo estaba peor.

— No me jodas, Dafne. —fue su respuesta.

Mis ojos se cristalizan, me recriminó mentalmente porque no entiendo el porqué debo olvidar todo lo que suele ser importante a mi alrededor. No es mi culpa, lo sé, no es algo que pueda controlar solo sucede y ya.

— Esto tiene que ser una puta broma. —gruñe soltando lo que traía en la mano. — Follamos y luego finges que no recuerdas nada ¿Eres de esas?

Follamos... Folle con Bastian Edevane.
¿Por qué sonó como un logro?

Parpadeo rápidamente cuando la luz comienza a molestarme, fragmentos de diversos momentos llegan a mi mente pero no son suficientes, sin embargo, mi cuerpo si recuerda todo lo que sucedió, es como si él fuera un magneto y yo un metal que se siente atraído.

— ¡Dafne! —grito mi nombre sacándome de mis pensamientos. — ¿Y ahora por qué lloras?

Mis lágrimas cubrieron mis mejillas, tome asiento sobre la esquina de la cama.

— ¿Follamos? —susurre bajo. Lo vi agacharse frente a mi con sus manos en mis rodillas, sentí un cosquilleo en mi estómago. Su rostro seguía tenso, tenía esa expresión de que iba a gritar cada vez que dijera algo que no le gustaba.

Soy Daño Colateral. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora